Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia... Mejor dile que en ti tiene un amigo.Al que llora, no le escudriñes el origen de su llanto...
Mejor dile que tu tienes un hombro, un pañuelo, una sonrisa.Al que anda tambaleante por la vida, no le analices por qué no ha llegado nunca a ninguna parte...Mejor dile que tú tienes una luz, un consejo, y un bastón por si llegara a necesitarlos.
Al que anda sin templo, y sin oración, no le preguntes por qué es un descreído...Mejor enséñale de Dios, y mételo en el secreto de tu plegaria.
A esos que hacen un caos de su vida, no les preguntes qué causa su confusión...Mejor enséñales el rastro sosegado de la fe, y el fluir constante de tu serenidad.
Al que anda dolido y agotado con su cruz, no le preguntes por qué le pesa tanto...Mejor ponlo en posición de que Dios se irradie sobre él, y poco a poco le irá llegando su luz.
Al que se resiste a seguir, y se siente vencido, no le andes por las normas, las deducciones y los raciocinios... Mejor dale la mano, y dile: "¡Voy contigo!"
No le preguntes a cada uno su necesidad...Mejor demuéstrales que hay un Dios... hay una oración... ¡¡Y hay un milagro!!
Autor: Zenaida Bacardi de Argamasilla.....
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