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sábado, 28 de febrero de 2009

La Sabiduría del Silencio Interno (Texto Taoista)

Habla simplemente cuando sea necesario.
 
Piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca. 

Sé breve y preciso ya que cada vez que dejas salir una palabra, dejas salir al mismo tiempo una parte de tu chi, de esta manera aprenderás a desarrollar el arte de hablar sin perder energía. 

Nunca hagas promesas que no puedas cumplir. 

No te quejes y no utilices en tu vocabulario palabras que proyecten imágenes negativas porque se producirá alrededor de ti todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas de chi. 

Si no tienes nada bueno, verdadero y útil qué decir, es mejor quedarse callado y no decir nada.

Aprende a ser como un espejo: Escucha y refleja la energía. El universo mismo es el mejor ejemplo de un espejo que la naturaleza nos ha dado, porque el universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones y nos envía el reflejo de nuestra propia energía bajo la forma de las diferentes circunstancias que se presentan en nuestra vida. 

Si te identificas con el éxito, tendrás éxito. Si te identificas con el fracaso, tendrás fracasos. Así podemos observar que las circunstancias que vivimos son simplemente manifestaciones externas del contenido de nuestra habladuría interna. 

Aprende a ser como el universo, escuchando y reflejando la energía sin emociones densas y sin prejuicios. Porque siendo como un espejo sin emociones aprendemos a hablar de otra manera. Con el poder mental tranquilo y en silencio, sin darle oportunidad de imponerse con sus opiniones personales y evitando que tenga reacciones emocionales excesivas, simplemente permite una comunicación sincera y fluida. 

No te dés mucha importancia, y sé humilde, pues cuanto más te muestras superior, inteligente y prepotente, más te vuelves prisionero de tu propia imagen y vives en un mundo de tensión e ilusiones. 

Sé discreto, preserva tu vida íntima, de esta manera te liberas de la opinión de los otros y llevarás una vida tranquila volviéndote invisible, misterioso, indefinible, insondable como el Tao. 

No compitas con los demás, vuélvete como la tierra que nos nutre, que nos da lo que necesitamos. 

Ayuda a los otros a percibir sus cualidades, a percibir sus virtudes, a brillar. 

El espíritu competitivo hace que crezca el ego y crea conflictos inevitablemente. 

Ten confianza en ti mismo, preserva tu paz interna evitando entrar en la provocación y en las trampas de los otros. 

No te comprometas fácilmente. Si actúas de manera precipitada sin tomar conciencia profunda de la situación, te vas a crear complicaciones La gente no tiene confianza en aquellos que muy fácilmente dicen "sí", porque saben que ese famoso "sí" no es sólido y le falta valor. 

Toma un momento de silencio interno para considerar todo lo que se presenta y toma tu decisión después. Así desarrollarás la confianza en ti mismo y la sabiduría. 

Si realmente hay algo que no sabes, o no tienes la respuesta a la pregunta que te han hecho, acéptalo. El hecho de no saber es muy incómodo para el ego porque le gusta saber todo, siempre tener razón y siempre dar su opinión muy personal. En realidad el ego no sabe nada, simplemente hace creer que sabe. 

Evita el hecho de juzgar y de criticar, el Tao es imparcial y sin juicios, no critica a la gente, tiene una compasión infinita y no conoce la dualidad. Cada vez que juzgas a alguien lo único que haces es expresar tu opinión muy personal y es una pérdida de energía, es puro ruido. Juzgar es una manera de esconder sus propias debilidades. 

El sabio tolera todo y no dirá ni una palabra. Recuerda que todo lo que te molesta de los otros es una proyección de todo lo que todavía no has resulto de ti mismo Deja que cada quien resuelva sus propios problemas y concentra tu energía en tu propia vida. 

Ocúpate de ti mismo, no te defiendas. Cuando tratas de defenderte en realidad estás dándole demasiada importancia a las palabras de los otros y le das más fuerza a su agresión. Si aceptas el no defenderte estás mostrando que las opiniones de los demás no te afectan, que son simplemente opiniones y que no necesitas convencer a los otros para ser feliz. 

Tu silencio interno te vuelve impasible. Haz regularmente un ayuno de la palabra para volver a educar al ego que tiene la mala costumbre de hablar todo el tiempo Practica el arte de no hablar. Toma un día a la semana para abstenerte de hablar. O por lo menos algunas horas en el día según lo permita tu organización personal. Este es un ejercicio excelente para conocer y aprender el universo del Tao ilimitado en lugar de tratar de explicar con las palabras qué es el Tao. 

Progresivamente desarrollarás el arte de hablar sin hablar y tu verdadera naturaleza interna reemplazará tu personalidad artificial, dejando aparecer la luz de tu corazón y el poder de la sabiduría del silencio. 

Gracias a esta fuerza atraerás hacia ti todo lo que necesitas para realizarte y liberarte completamente. Pero hay que tener cuidado de que el ego no se inmiscuya. El poder permanece cuando el ego se queda tranquilo y en silencio. Si tu ego se impone y abusa de este poder el mismo poder se convertirá en un veneno, y todo tu ser se envenenará rápidamente. 

Quédate en silencio, cultiva tu propio poder interno. 

Respeta la vida de los demás y de todo lo que existe en el mundo. 

No trates de forzar, manipular y controlar a los otros. 

Conviértete en tu propio maestro y deja a los demás ser lo que son, o lo que tienen la capacidad de ser.
 
Dicho en otras palabras, vive siguiendo la vida sagrada del Tao. 


Texto taoísta traducido por Oscar Salazar

LA REENCARNACION (por Sixto Paz)

“Pasando vio un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: Maestro, ¿Quién peco, este o sus padres para que naciera ciego?”(Evangelio de Juan 9,1) “Ala nos envía muchas veces hasta que regresemos a El (El Corán) “Antes del tiempo que pase en el seno de mi madre, ¿no habré estado en otra parte y he sido otra persona?”(San Agustín, “Confesiones” Libro I) "Saber quienes hemos sido, para saber quiénes podemos ser". Reconocer que nuestras actuales condiciones obedecen a deudas o méritos de existencias pasadas, es parte del proceso del autoconocimiento. Así como nosotros no enviamos a nuestros hijos un año a la escuela, sino que los remitimos año tras año, para ampliar su aprendizaje, y a la vez para que incorpore cosas nuevas; la Divinidad, sabiendo que el ser no logra realizarse en una sola existencia física, le otorga tantas existencias, como le sean necesarias para pasar al plano inmediato superior.El ser humano es como un actor de una obra teatral. Cada actuación le lleva a asumir un diferente personaje que enriquece su capacidad histriónica. Pero terminada la obra, el actor deja de lado el personaje, se quita el vestuario, el maquillaje, deja atrás la escenografía y sale a la calle como individuo que es. En el gran teatro del mundo, nos encontramos permanentemente variando personajes, que nos permitan con el tiempo llegar a estelarizar las obras. Nunca hemos sido mejores de lo que ahora somos y también, somos el resultado, de nuestras experiencias pasadas. La reencarnación, es entonces la explicación del porqué de la oportunidad o situación que nos toca vivir. Pero obviamente algún mérito habremos conseguido como para estar ahora conscientes de la responsabilidad de saber y de actuar, preparándonos cada día más para cuando seamos requeridos a plenitud.Los egipcios enseñaban la reencarnación ya 3,000 años antes de nuestra era, con estas palabras: "Antes de nacer, el niño ha vivido ya y la muerte no termina en la nada. La vida es un devenir, que transcurre semejante a un día de sol, que recomenzará".Asimismo, Platón enseñaba la doctrina del renacimiento. Decía: "Para que en esas vidas, las almas de los muertos desgasten sus malas acciones pasadas". Afirmaba que: “Las almas reencarnadas lo hacen en cuerpos que se asemejan a los que tuvieron en vidas anteriores, e igualmente en instinto y tendencias adquiridas por anteriores experiencias". Y en Fedón podemos leer: "El alma es más vieja que el cuerpo. Las almas renacen sin cesar del Hado, para volver a la vida actual".La escuela de Hermes ya sostenía que: "Las almas bajas y malas permanecen encadenadas a la tierra por múltiples renacimientos; pero, las almas virtuosas suben volando hacia las esferas superiores".Los neoplatónicos afirmaban: “Cada alma recibe el cuerpo que le conviene y que está en armonía con sus existencias anteriores”. Orígenes, discípulo de San Clemente, el más instruido de los padres cristianos, aceptaba la doctrina de la reencarnación (vidas sucesivas), que era del conocimiento y creencia común de los primeros tres siglos del cristianismo, y por ello fue anatematizado en aquel famoso Segundo Concilio de Constantinopla.. Decía: “Cada alma recibe un cuerpo de acuerdo con sus merecimientos y sus previas acciones".San Gregorio Nacianceno (328-389), decía: "Hay necesidad natural de que el alma sea curada y purificada, y de que, sí no lo es en esta vida lo sea en otras siguientes y futuras".San Agustín, en su Libro de "Confesiones" emplea esta frase: "Antes del tiempo que pasé en el seno de mí madre, ¿No habré estado en otra parte y sido otra persona?...Krishna, hacia el año 3,000 antes de nuestra era (según la cronología de los brahmanes) dijo:..."Yo y vosotros hemos tenido muchos nacimientos. Los míos no son conocidos sino por mí, pero vosotros no conocéis siquiera los vuestros". Y en diálogo con su discípulo Arjuna (Véase Bhagavad Gita), dice: "Así como el alma residente en el cuerpo material pasa por las etapas de la infancia, juventud, madurez y vejez; así a su debido tiempo pasa a otro cuerpo y en otras encarnaciones volverá a vivir y desempeñar una nueva misión en la Tierra".Los Vedas, al igual que los cristianos afirmaban la inmortalidad del alma y la vuelta de nuevo a la carne. Sostenían "Que el alma es la parte inmortal del hombre; que las almas vienen hacia nosotros y regresan, y vuelven a venir; que todo nacimiento, feliz o desdichado, es la consecuencia de las obras practicadas en las vidas anteriores". Y según el Corán: "Alá nos envía muchas veces hasta que regresemos a Él".También Ovidio cantaba: "Las almas van y vienen. Cuando vuelven a la Tierra, dan vida y luz a nuevas formas". Y Virgilio, en "La Eneida" asegura que, el alma al hundirse en la carne, pierde el recuerdo de sus vidas pasadas.Los cabalistas, así como los exegetas judíos, se ocuparon intensamente de la reencarnación; basta leer "Trasmigración del Alma", del rabí: Isaac Luria. Los hebreos tenían pues la convicción de la reencarnación, tal como se puede ver con la comisión enviada por el clero judaico del Sanedrín a Juan el Bautista, al preguntarle si él era el Mesías o era Elías (Juan 1,19-22). Posteriormente será el mismo Jesucristo quien confirma diciendo: "Y si queréis oírlo, el es Elías que había de venir"... (Mateo 11,14-15).En el siglo IV-V, San Jerónimo, secretario del Papa Dámaso I y autor de la Vulgata (la Biblia traducida al latín), en su controversia con Vigilantus, el Galés, debía aún reconocer que el renacimiento de las almas era la creencia de la mayoría de cristianos de su tiempo.La condenación de los puntos de vista de Orígenes, por ejemplo, y las teorías gnósticas, por el Concilio de Constantinopla II (año 553), a instancias del emperador Justiniano I y el Papa Virgilio quién promulgó una Ley en la que declaraba. "Todo aquel que sostenga la mística idea de la preexistencia del alma y la maravillosa opinión de su regreso, será anatematizado. Esta anatematización o maldición en aquellos tiempos, significaba la persecución; por lo que, a pesar de ser una creencia sostenida por los primeros cristianos, fue cayendo en el olvido en las siguientes generaciones.Y en lugar de esta concepción clara del destino en la vida de los humanos, conciliadora de la justicia divina con las desigualdades y sufrimientos humanos, surgieron un conjunto de dogmas que hicieron la oscuridad en el problema de la vida y alejaron al hombre de Dios. Sin embargo la creencia en las vidas sucesivas reaparece en el mundo cristiano en diversas épocas.Un caso evidente de reencarnación mencionado en la Biblia, es el caso de Elías, profeta de Israel. El fue arrebatado en un carro de fuego (un ovni), delante de un testigo llamado Eliseo, su discípulo. Pero poco antes de que esto ocurriera, Elías se enteró que el rey Ajab, rey de Israel, se había olvidado del culto a Yahvé o Jehová, y estaba adorando al Dios de su esposa Jesabel. Cuatrocientos cincuenta sacerdotes del dios Baal comían en la mesa de Ajab. Por tanto, en un arranque de celo de amor a Dios, Elías retó a los sacerdotes de Baal, para que sacrificaran un holocausto a su dios en el monte Carmel, que él solito haría lo propio delante del pueblo. Quien no pudiera demostrar que su Dios era el verdadero, lo pagaría con la muerte. Los sacerdotes de Baal, estuvieron durante horas cantando y danzando delante de su altar, pero su Dios no se manifestó. Elías hizo lo propio, y del cielo bajó un rayo de luz que consumió la ofrenda. Entonces tomó entre sus manos una espada, y arengando al pueblo degolló a los sacerdotes, les cortó la cabeza.Existe la Ley de Causa y Efecto expresada en la Biblia como la Ley del Talión, que es “ojo por ojo, y diente por diente”. Por tanto en el Evangelio de Lucas, se nos dice: “Que el ángel se le apareció a Zacarías, el esposo de Isabel, la prima de María y sacerdote del templo. Y le dijo que le iba a nacer un hijo, que vendría con el espíritu de Elías”. No con la personalidad ni con el carácter, porque eso muere con la persona, sino con su espíritu. Así que si Juan el Bautista era la reencarnación de Elías, y Elías tenía una deuda de sangre por haber matado a otros seres humanos cortándoles la cabeza. ¿Cómo murió Juan Bautista?Las versiones actuales del Nuevo Testamento, explican que Jesús después de la transfiguración en el Monte Tabor, se encontró con los tres apóstoles que le acompañaban, y estos le preguntaron: ¿Señor, pero no estaba dispuesto acaso que antes de que viniera el Mesías tenía regresar primero Elías? A esto, Jesús les respondió: En verdad os digo, que Elías ya vino y no le conocieron, sino que hasta le habéis matado. Así también harán ellos padecer al hijo del hombre. Entonces, entendieron los discípulos que les había hablado de Juan el Bautista” (Mateo 17,10-13).En el evangelio de San Juan (Cáp.9, 1- 3) dice: "Pasando vio un hombre ciego de nacimiento, y sus discípulos le preguntaron: ¿Maestro quién pecó, éste o sus padres para que naciera ciego? Respondió Jesús: Ni pecó éste ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios”. Cómo podían preguntarle a Jesús si ese hombre que era ciego de nacimiento, ¿Lo era porque él había pecado o sus padres? ¿En qué quedamos? ¿Si no existen vidas anteriores cuando había pecado? Pero no siempre las situaciones de la vida son consecuencias de desacierto o pendientes de nuestras vidas anteriores. Ciertas situaciones muy duras pueden ser parte del proceso de aprendizaje y no necesariamente un castigo.Si dos personas no nacen en igualdad de condiciones, cómo podríamos hablar de justicia y equidad Divina. Uno nace hombre y otro mujer, y no hay aún igualdad de condiciones para ambos; uno nace pobre y otro rico; uno sano y otro enfermo; uno con todas las oportunidades en la vida y otro sin ninguna; uno tuvo una larga vida, y el otro ni bien nació se murió o no nació; uno tuvo una hermosa familia, y el otro, o no la tuvo o mejor que ni la hubiera tenido. Todo esto se explica desde la reencarnación como la oportunidad para aprender a ser solidario unos con otros.Y que otras obras de Dios podrían manifestarse sino sus leyes sabias y justas, entre ellas, como decía la de Causa y Efecto.La reencarnación o encarnación sucesiva de los seres, es una ley natural y cósmica. Sin ella, las actuales desigualdades humanas: físicas, intelectuales y morales, no tendrían una explicación lógica. Así hasta los fenómenos dolorosos serían reajustes del orden violado, como rescate de deudas contraídas con la Ley Universal del Amor en el pasado.Analicemos, por un momento, a la luz de la razón. La más elemental lógica nos hace ver que si Dios es infinitamente sabio y justo (y en ello concuerdan todas las religiones), tendría que proveer a todas las almas con las mismas cualidades intelectuales, morales y volitivas, y nacer en las mismas condiciones humanas; si tan solo una vida le diera a cada alma para alcanzar la llamada bienaventuranza. Y, es así ¿acaso? No, absolutamente no. No nacemos todos iguales. ¿Podremos entonces, culpar a Dios, que es la Máxima Sabiduría Cósmica y el eterno Amor? Además, si el alma es creada por Dios, al nacer, tiene que ser pura; porque es inadmisible a la razón, que Dios pueda crear algo impuro. Inmortalidad del Alma. Todo cuerpo recién fallecido contiene todas las sustancias orgánicas, pero le falta eso que llamamos Vida; porqué de ese cuerpo ha salido la energía consciente o el psiquismo que la animaba, a la cual llamamos Alma. Pero ese psiquismo no se desintegra, porque lo que no ha nacido, con la vida material orgánica, no muere con ella. Ese psiquismo, ese hálito de vida, el Alma preexistente a la formación del cuerpo, es inmaterial e inmortal; y pasa a vivir en otra dimensión, con un cuerpo fluidico compuesto de sustancia etérea magnetizada.El Alma, el psiquismo que anima a todo cuerpo: humano, animal, vegetal, sobrevive entero como unidad, en el hombre, y grupal en los reinos animal y vegetal.La muerte destruye tan solo el cuerpo físico orgánico y da libertad al Alma, que continua viviendo ligada por el amor a los que fueron sus afines, familiares o amigos en la vida física. Cuando llegan a desarrollar su facultad sensitiva y vibrar en el amor fraterno, pasan a ser los guías espirituales, ángeles tutelares más íntimos. Pero, cuando son almas ruines y cargadas de odio o resentimiento, pueden causar mucho daño a quienes odian, llegando a causar ciertos trastornos alrededor de las personas.El Espíritu, que es donde residen las facultades: intelectiva, volitiva, racionativa y creadora; con el Alma, facultad sensitiva, forman un todo espiritual que no muere jamás. Sigue progresando y viviendo en los mundos, hasta llegar al grado de perfección que le libere de las encarnaciones en los mundos físicos, para continuar colaborando en la obra divina del progreso de los mundos y las humanidades. La Ciencia. "Y el Señor Dios me habló diciendo: "Antes que fueses engendrado en el seno de tu madre te conocí", Jeremías I, 4-5.Según los trabajos de investigación del Dr. J. B. Rhine en el laboratorio de Parapsicología de la Universidad de Duke (North Carolina, EE.UU.), ya se han colocado en el plano científico, en forma probada, a los fenómenos de materializaciones de cuerpos fluídicos (psicosoma), probando así la existencia del alma después de la muerte física.En el siglo XX un grupo de científicos soviéticos compuestos por biólogos, biofísicos, bioquímicos se reunieron cerca del centro espacial soviético de Kazakastan, para estudiar un espectacular descubrimiento: La cámara Kírlian, del físico ruso Semyur Kírlian y su esposa Valentina. Consiste esta en una cámara de alta frecuencia que, traspasando la densidad del cuerpo físico, cual Rayos X, y muestra el duplo inmaterial de una persona. Y llega hasta mostrar la energía de brazo cortado o pierna en personas a quienes les habían sido amputados. Con equipos ópticos combinados con la cámara de los Kirlian, los científicos en referencia llegaron a obtener la visión y fotografía (efluvio grafía) del psícosoma y del aura que emana de personas, animales y vegetales; visión ésta que hasta ahora estaba reservada a algunos con capacidad clarividente.Para los científicos soviéticos no fue tan sólo la confirmación de la veracidad del fenómeno, sino que además la confirmación de que el ser humano, los animales y las plantas tienen, además del cuerpo físico orgánico, un cuerpo de energía que denominaron: "cuerpo de plasma biológico" o "cuerpo bioplasmático"; y que los cuerpos emiten efluvios o emanaciones en colores, según el estado psicomagnético del sujeto, y cuyas emanaciones cesan al producirse la muerte del sujeto, humano, animal o vegetal, según los experimentos realizados…

viernes, 20 de febrero de 2009

Porque hay gente que...?

Por qué hay gente que nace y crece en condiciones pobres de vida—sin recursos económicos, sin educación, en un ambiente familiar disfuncional—y sin embargo logra superarse, salir adelante y alcanzar éxitos, mientras otras personas que lo tienen todo terminan viviendo vidas que son un desastre?

Esa fue la pregunta que inició la conversación de la otra noche. Lo que vino después fue un enriquecedor intercambio de opiniones sobre lo que hace la diferencia entre quienes rodeados de las peores circunstancias logran triunfar vs. aquellos que, teniéndolo todo, se enrumban hacia la mediocridad.

En otras palabras, lo que distingue al que desaprovecha sus oportunidades del que manifiesta posibilidades de donde pareciera no haber esperanza.

Algunos ejemplos:

La historia del niño que fue entregado por su madre en adopción, que luego abandonó la universidad, más tarde fue despedido de la propia empresa que había creado, fracasó con su próximo negocio… pero al final volvió a su empresa original para sacarla de una inminente ruina y convertirse, él, en uno de los hombres más influyentes de la informática, la música y la animación computarizada (Steve Jobs, CEO de Apple).

El niño que nació sin brazos en Nicaragua producto de la talidomina (una medicina) que le suministraron a su madre durante el embarazo, que luego decidió seguir su pasión, vencer sus limitaciones y alcanzar sus sueños a toda costa… y hoy es un famoso guitarrista que toca con los pies e inspira a multitudes a vencer sus barreras (Tony Melendez).

La niña negra que nació en medio del racismo y la pobreza norteamericana, que fue abusada sexualmente por un familiar a temprana edad y luego salió embarazada durante su adolescencia… que hoy es una de las mujeres más admiradas por millones de personas en todo el mundo por el impacto positivo que ha generado a través de su imperio mediático y su mega-fortuna de más de mil millones de dólares (Oprah Winfrey, conductora por 20 años del Oprah Winfrey Show y Editora de la revista “O”).

El niño que nació en la pobreza en una zona marginal a las afueras de Caracas, Venezuela, que peleó contra la tentación de las drogas y la delincuencia que le rodeaba a través de su compromiso con el estudio, que luego se graduó en la universidad de ingeniero aunque ello implicara emplear más de 7 horas al día trasladándose en transporte público y dormir un promedio de 4 horas por noche… que hoy es Vicepresidente de Tecnología de una prestigiosa firma financiera y vive con su familia en una estupenda casa en una de las mejores zonas de la capital (uno de mis clientes a quien resguardo su anonimato).

Los ejemplos son miles. Y los hay por todos lados. Seguramente alguna vez has tenido contacto o te has enterado de alguien que ha conquistado triunfos contra todo pronóstico.

Quizá tú eres una de esas personas.

Y también puedes conocer a quienes están del otro lado de la historia: quienes teniéndolo “todo”, han desperdiciado su vida.

La diferencia surge de una decisión. La decisión de adueñarte de tu vida. La elección de conectarte con la certeza de que, en última instancia, tu destino depende de ti.

Tu éxito no lo determina las circunstancias. Es tu respuesta ante las circunstancias—la actitud que asumes, las decisiones que tomas, los acciones que emprendes—lo que conforma tu futuro.

No es que las circunstancias no puedan afectarte. Claro que sí. Tú y yo somos humanos. Hay cosas que nos duelen, que nos roban energía, que nos hacen llorar y hasta sangrar. Pero luego del luto, de la caída, de llorar para descargar la rabia, la tristeza o el miedo ¿qué decides hacer? ¿Qué actitudes escoges asumir? ¿A qué te comprometes?

Tus actitudes, decisiones y acciones son lo que al final del día van a marcar la dirección de tu vida.

Tu vida, tu éxito, tu progreso, tu superación, tu próximo nivel de calidad de vida, depende de ti. Está en ti. Está en tu capacidad para escoger una mejor respuesta—una respuesta diferente a la del pasado, una respuesta que te permita sentir que te adueñas de tu destino.

¿Por qué hay gente que teniéndolo “todo” desaprovecha su potencial? Porque sea desde la arrogancia o desde la carencia de auto-estima, no se da cuenta de que la vida está como un regalo del cual adueñarte.

¿Por qué hay quien parecía que tenía todo en su contra y aun así se superó y triunfó? Porque en algún momento de su existir hubo un momento, un instante crucial, en que decidió que su vida estaba en sus manos.

En la conversación de la otra noche también exploramos el tema de la influencia de los padres sobre los hijos en relación a este asunto. No importa si tú eres un padre o una madre que le da “todo” a tus hijos o uno que pueda juzgarse con limitaciones económicas, sociales o culturales—parte de tu misión está en ayudar a germinar en tus hijos ese sentido de pertenencia y de responsabilidad por sus propias vidas.

La responsabilidad que libera.

La responsabilidad que potencia.

La responsabilidad que dice “mi vida, depende de mí”.

La responsabilidad que hace la diferencia.

La responsabilidad que te hace aprender a no buscar culpables.

La responsabilidad que te impide verte como una víctima.

La responsabilidad que te permite buscar una mejor respuesta a tus actuales circunstancias.

La responsabilidad que enciende el poder y libera el potencial más allá de cualquier circunstancia.

Como padres, tenemos el reto de modelar esto a nuestros hijos.

Responsabilízate por tu vida. No te veas ni te sientas como una víctima. Aduéñate de tu destino.

No porque eres un súper héroe indestructible y todo poderoso, sino justamente porque eres humano. Y con tu humanidad viene el poder para elegir algo diferente—una mejor respuesta, una nueva decisión, una acción decisiva que te permita acercarte hacia lo que quieres.

“Nuestras plegarias no son respondidas cuando se nos da lo que hemos pedido, sino cuando somos retados a ser lo que podemos ser”.
—Morris Adler

Quizá las circunstancias que en este momento te rodean—esas condiciones de vida o situaciones en las que te encuentras inmerso—no son las más deseables. Pero ¿será que en ellas está el regalo de la oportunidad que tienes para adueñarte de tu grandeza?

Vivir al efecto o ser causa generadora de un mejor futuro. Ser víctima o ser dueño de tu vida.

La diferencia… está en ti.

lunes, 16 de febrero de 2009

Trabajo?

Un hombre andrajoso, que parecía no poseer nada en un sentido material, se acercó a un capatáz y dijo:

-¿Puede ayudarme? Necesito trabajo.

-Muy bien -dijo el capatáz - tome esa piedra grande y hágala rodar por la cuesta arriba y abajo. Si lo que necesita es trabajo, ahí lo tiene.

-No me entiende -dijo el hombre- lo que necesito en realidad es dinero.

-Ah -contestó el capatáz- si se trata de dinero, aquí tiene cincuenta dólares. Pero no puede gastarlos. El hombre quedó de nuevo perplejo.

-No me entiende, lo que necesito en realidad es comida y ropa, no solo dinero.

-Si está seguro de que eso es todo lo que necesita -contestó de nuevo el capatáz- puede gastar el dinero en comida y ropa, pero no podrá comer la comida ni usar la ropa.

El hombre se vio obligado a ver que lo que realmente necesitaba era una sensación de seguridad, paz y satisfacción interior. Todo ello es invisible y todo está dentro de su pensamiento; allí está todo el sustento divino. Nos han hecho creer que las cosas materiales constituyen la realidad y son las que nos proporcionan lo que necesitamos cuando, de hecho, son simplemente más materia, hecha de más espacio invisible. Lo que necesitas lo tienes ya, y cuando sabes esto y entras en tu interior y lo creas en tu mente, el sustento divino que buscas en forma de cosas materiales o de dinero se manifestará en cualquier cantidad que necesites.

Debes crear en ti este nuevo sentimiento interior y confiar en la magia del creer.
Tus creencias son tuyas, tienen su origen en ti y son lo que utilizas (y lo único que puedes utilizar) para crear las circunstancias de tu realidad física.

CONFIA en el poder de tu mente, en esa guía divina que está fácilmente a tu disposición,
y habrás alcanzado el primer paso hacia la manifestación del milagro de la prosperidad en tu vida.


Wayne W. Dyer - Tus zonas Mágicas

sábado, 7 de febrero de 2009

Sin percepción correcta no hay juicio correcto...

Un jinete vio que un escorpión venenoso se introducía por la garganta de un hombre que dormía tumbado en el camino. El jinete bajó de su cabalgadura y con el látigo despertó al hombre dormido a la vez que le obligaba a comer unos excrementos que había en el suelo. Mientras, el hombre chillaba de dolor y asco:



-¿Por qué me haces esto? ¿Qué te he hecho yo?.



El jinete continuaba azotándolo y obligándole a comer los excrementos.



Instantes después, aquel hombre vomitó arrojando el contenido del estómago con el escorpión incluido. Comprendiendo lo ocurrido, agradeció al jinete el haberle salvado la vida, y después de besarle la mano insistió en entregarle una humilde sortija como muestra de gratitud. Al despedirse le preguntó:



-Pero ¿por qué sencillamente no me despertaste? ¿Por qué razón tuviste que usar el látigo?



-Había que actuar rápidamente -respondió el jinete-. Si sólo te hubiera despertado, no me habrías creído, te habrías paralizado con el miedo o habrías escapado. Además, de modo alguno hubieses tomado los excrementos, y el dolor de los azotes provocaba que te convulsionases, evitando que el escorpión te picara.



Dicho lo cual, partió al galope hacia su destino.



No lejos de allí, dos hombres de una aldea vecina habían sido testigos del episodio. Cuando regresaron junto a sus paisanos, narraron lo siguiente:



-Amigos, hemos sido testigos de unos hechos muy tristes que revelan la maldad de algunos hombres. Un pobre labrador dormía plácidamente la siesta a la vera de un camino, cuando un orgulloso jinete entendió que obstaculizaba su paso. Se bajó de su caballo y con el látigo comenzó a azotarlo por tan mínima falta. No contento con eso, le obligó a comer excrementos hasta vomitar, le exigió que le besara la mano y además le robó una sortija. Pero no os preocupéis, a la vuelta de un recodo hemos esperado al arrogante jinete y le hemos propinado una buena paliza por su deplorable acción.



LOS 120 MEJORES CUENTOS

DE LAS TRADICIONES ESPIRITUALES

DE ORIENTE

jueves, 5 de febrero de 2009

No te merece...

Cuentan que había una vez un rey muy apuesto que estaba buscando esposa.

Por su palacio pasaron todas las mujeres más hermosas del reino y de otros más lejanos; muchas le ofrecían además de su belleza y encantos muchas riquezas, pero ninguna lo satisfacía tanto como para convertirse en su reina.





Cierto día llegó una mendiga al palacio de este rey y con mucha lucha consiguió una audiencia.

“No tengo nada material que ofrecerte; solo puedo darte el gran amor que siento por ti” le dijo al rey: “si me permites puedo hacer algo para demostrarte ese amor”.

Esto despertó la curiosidad del rey, quien le pidió que dijera que sería eso que podía hacer.





“Pasaré 100 días en tu balcón, sin comer ni beber nada, expuesta a la lluvia, al sereno, al sol y al frío de la noche. Si puedo soportar estos 100 días, entonces me convertirás en tu esposa”.

El rey, sorprendido más que conmovido, aceptó el reto. Le dijo: “Acepto. Si una mujer puede hacer todo esto por mí, es digna de ser mi esposa.

Dicho esto la mujer empezó su sacrificio.







Empezaron a pasar los días y la mujer valientemente soportaba las peores tempestades... Muchas veces sentía que desfallecía del hambre y el frío, pero la alentaba imaginarse finalmente al lado de su gran amor.

De vez en cuando el rey asomaba la cara desde la comodidad de su habitación para verla y le hacía señas de aliento con el pulgar.





Así fue pasando el tiempo... 20 días... 50... la gente del reino estaba feliz, pues pensaban “por fin tendremos reina!!”… 90 días... y el rey continuaba asomando su cabeza de vez en cuando para ver los progresos de la mujer. “Esta mujer es increíble” pensaba para si mismo y volvía a darle alientos con señas.





Al fin llegó el día 99 y todo el pueblo empezó a reunirse en las afueras del palacio para ver el momento en que aquella mendiga se convertiría en esposa del rey. Fueron contando las horas... a las 12 de la noche de ese día tendrían reina!!... La pobre mujer estaba muy desmejorada; había enflaquecido mucho y contraído enfermedades. Entonces sucedió. A las 11:00 del día 100, la valiente mujer se rindió... Y decidió retirarse de aquel palacio. Dio una triste mirada al sorprendido rey y sin decir ni media palabra se marchó.





La gente estaba conmocionada!! Nadie podía entender por qué aquella valiente mujer se había rendido faltando tan solo 1 hora para ver sus sueños convertirse en realidad!! Había soportado tanto!!

Al llegar a su casa, su padre se había enterado ya de lo sucedido. Le preguntó: “por qué te rendiste a tan solo instantes de ser la reina?

Y ante su asombro

ella respondió:





“Estuve 99 días y 23 horas en su balcón, soportando todo tipo de calamidades y no fue capaz de liberarme de ese sacrificio. Me veía padecer y solo me alentaba a continuar, sin mostrar siquiera un poco de piedad ante mi sufrimiento. Esperé todo este tiempo un atisbo de bondad y consideración que nunca llegaron. Entonces entendí: una persona tan egoísta, desconsiderada y ciega, que solo piensa en sí misma, no merece mi amor.





MORALEJA: Cuando ames a alguien y sientas que para mantener a esa persona a tu lado tienes que sufrir, sacrificar tu esencia y hasta rogar... aunque te duela retírate. Y no tanto porque las cosas se tornen difíciles, sino porque quien no te haga sentir valorado, quien no sea capaz de dar lo mismo que tú, quien no pueda establecer el mismo compromiso, la misma entrega... Simplemente NO TE MERECE.