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lunes, 27 de febrero de 2023

De Khalil Gibran

 “En el crepúsculo de la memoria

volveremos a reunirnos,

volveremos a hablar juntos,

y cantaréis para mí un canto más profundo,

y si vuestras manos vuelven a encontrarse en otro sueño,

construiremos otra torre en el cielo”



Khalil Gibran

viernes, 5 de septiembre de 2008

*DESEOS...*


Deseo decirte las palabras más profundas, pero no me atrevo, pues temo tu
burla.
Por ello me río de mi mismo y transformo en bromas mi secreto.

Me burlo de mi dolor, para que no te burles tú.
Deseo decirte las palabras más sinceras, pero no me atrevo, pues temo que no
me creas.
Por ello las disfrazo de mentiras y digo lo contrario de lo que pienso.

Me esfuerzo en que mi dolor parezca absurdo para que no te lo parezca a ti.

Deseo decirte las palabras más valiosas, pero no me atrevo, pues temo no ser
correspondido.
Por ello te nombro duramente y me enorgullezco de mi insensibilidad.

Deseo sentarme silenciosamente a tu lado, pero no me atrevo, pues temo que
mis labios traicionen mi corazón.
Por ello hablo disparatadamente, escondiendo mi corazón tras mis palabras.
Trato a mi pena con dureza, para que no lo hagas tú.

Deseo alejarme de ti, pero no me atrevo, pues temo que descubras mi
cobardía.
Por ello levanto la cabeza y me acerco a ti con aire indiferente.
La constante provocación de nuestras miradas remueve mi dolor sin piedad.

*RABINDRANATH TAGORE

jueves, 26 de junio de 2008

Manual de conservar caminos

Esto es para leer y leer....

1] Al principio del camino hay una encrucijada. Allí puedes pararte a pensar en la dirección que vas a tomar. Pero no te quedes demasiado tiempo, o nunca saldrás de ese lugar. Hazte la clásica pregunta de Castaneda: ¿cuál de estos caminos tiene un corazón? Reflexiona lo necesario sobre las opciones que tienes delante, pero una vez que des el primer paso, olvídate definitivamente de la encrucijada, pues en caso contrario nunca dejarás de torturarte con la inútil pregunta: "¿El camino que elegí era el correcto?" Si prestaste oídos a tu corazón antes de ponerte en movimiento, escogiste sin duda el buen camino.

2] El camino no dura para siempre. Es una bendición recorrerlo durante algún tiempo, pero un día terminará, y por eso debes estar siempre listo para despedirte en cualquier punto. Por mucho que te deslumbren determinados paisajes, o te asusten ciertos trechos donde hay que esforzarse especialmente para seguir en pie, no te aferres a nada. Ni a los momentos de euforia, ni a los interminables días en los que todo parece difícil, y el progreso es lento. Más tarde o más temprano habrá llegado a su término. No lo olvides.
3] Honra tu camino. Fue tu elección, fue decisión tuya, y en la misma medida en que tú respetas el suelo que pisas, este mismo suelo respetará tus pies. Haz siempre lo más adecuado para conservar y mantener tu camino, y él hará lo mismo por ti.
4] Equípate bien. Lleva un rastrillo, una pala, una navaja. Entiende que para las hojas secas las navajas son inútiles, y que para la hierbas muy enraizadas los rastrillos son inútiles. Conoce siempre qué herramienta hay que emplear en cada momento. Y cuida de ellas, porque son tus mayores aliadas.
5] El camino va hacia delante y hacia atrás. A veces es necesario volver porque se perdió algo, o porque un mensaje que debía haber sido entregado se quedó olvidado en un bolsillo. Un camino bien cuidado permite que puedas volver atrás sin grandes problemas.
6] Cuida del camino antes de cuidar de lo que está a su alrededor: atención y concentración son fundamentales. No dejes que las hojas secas del borde del camino te distraigan, ni que la manera como los otros cuidan sus propios caminos desvíe tu atención. Usa la energía para cuidar y conservar el suelo que recibe tus pasos.
7] Ten paciencia. A veces es necesario repetir las mismas tareas, como arrancar las malas hierbas o cubrir los agujeros que surgieron tras una lluvia inesperada. Que esto no te enfurezca, pues forma parte del viaje. A pesar del cansancio, y a pesar de las tareas repetitivas, ten paciencia.
8] Los caminos se cruzan: las personas pueden explicar el tiempo que hace. Escucha los consejos, pero toma después tus propias decisiones. Tú eres el único responsable del camino que te fue confiado.
9] La naturaleza sigue sus propias reglas: por lo tanto, tienes que estar preparado para los súbitos cambios del otoño, para el hielo resbaladizo del invierno, para las tentaciones de las flores en primavera, y para la sed y las lluvias del verano. En cada estación, aprovecha lo mejor que te ofrezca, y no te quejes de sus particularidades.
10] Haz de tu camino un espejo de ti mismo: no te dejes influir en absoluto por la manera como los demás cuidan de sus caminos. Tú tienes un alma que escuchar, y los pájaros transmitirán lo que tu alma quiere decir. Que tus historias sean bellas y agraden a todo lo que tienes en torno. Sobre todo, que las historias que cuente tu alma durante la jornada se reflejen en cada segundo del recorrido.
11) AMA TU CAMINO: sin éste principio, nada tiene sentido.




De PAULO COELHO

Una pregunta al Dalai Lama

¿Que le sorprende más de la humanidad? 

 Y el respondió . . . Los hombres . . . . . . 

Porque pierden la salud para ganar dinero, después pierden el dinero para recuperar la salud. 

 Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro. 

Y viven como si no tuviesen que morir nunca . . . Y mueren como si nunca hubieran vivido...

jueves, 31 de enero de 2008

VIDA


Ya perdoné errores casi imperdonables. Trate de sustituir personas insustituibles, de olvidar personas inolvidables. Ya hice cosas por impulso.Ya me decepcioné con algunas personas , mas también yo decepcioné a alguienYa abracé para proteger . Ya me reí cuando no podía . Ya hice amigos eternos. Ya amé y fui amado pero también fui rechazado. Ya fui amado y no supe amar. Ya grité y salté de felicidad. Ya viví de amor e hice juramentos eternos, pero también los he roto y muchos. Ya lloré escuchando música y viendo fotos . Ya llamé sólo para escuchar una voz . Ya me enamoré por una sonrisa. Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia y ..Tuve miedo de perder a alguien especial (y termine perdiéndolo) ¡¡ pero sobreviví !!Y todavía vivo !! No paso por la vida. Y tú tampoco deberías sólo pasar ... VIVE!!!Bueno es ir a la lucha con determinación abrazar la vida y vivir con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, por que el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho más para ser insignificante.
Charles Chaplin

lunes, 29 de octubre de 2007

Coincidir

Soy vecino de este mundo por un rato

y hoy coincide que también tú estas aquí

coincidencias tan extrañas de la vida

tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio? y coincidir

Si navego con la mente en los espacios

o si quiero a mis ancestros retornar

agobiado me detengo y no imagino

tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio? y coincidir.....

Si en la noche me entretengo en las estrellas

y capturo la que empieza a florecer

la sostengo entre las manos más me alarma

tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio? y coincidir....

Si la vida se sostiene por instantes

y un instante es el momento de existir

si tu vida es otro instante.. no comprendo

tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio? y coincidir



Alberto Escobar, compositor de Coincidir, falleció a la edad de 70 años, nació el 31 de enero de 1949 en El Santuario, uno de los barrios más tradicionales de Guadalajara, Jalisco.

lunes, 8 de octubre de 2007

LA IMPORTANCIA DE DECIR “NO”... Maytte



“Un mono muy bondadoso abría su corazón a todos los animales. Era cordial,

amable y compasivo. Un día conoció a una tortuga macho. Tortuga y mono pasaban

horas conversando sobre temas muy diversos, compartían sobre filosofía, arte y

espiritualidad. Pasaban muchas horas juntos. Pero la tortuga estaba casada…

La tortuga hembra pidió explicaciones a su marido por pasar tantas horas fuera

de casa y este, le contó sobre su amigo el mono. Se sintió molesta, celosa e

ideo un plan perverso que puso en acción.

Una noche le dijo a su esposo: “He adquirido una rara enfermedad y el medico me

dijo que puedo morir si no me alimento con hígado de mono. Habla con ese

compasivo amigo tuyo, no dudara en darnos su hígado para que la esposa de su

amigo viva”. La tortuga fue hablar con su amigo y le mintió diciendo: Mono, mi

esposa quiere conocerte, ven a comer a nuestra casa.

Pero, la tortuga no pudo resistir su conciencia y le contó la verdadera

intención de despojarlo de su hígado.

El mono le dijo: Te compadezco amigo, tu mujer es perversa y eres un tonto al

vivir con ella. Hasta aquí llego nuestra amistad, mientras ella te manipule y no

aprendas a decir “NO” vive tu pesadilla y no vuelvas por aquí.”

Cuando hemos vivido gran parte de nuestra vida, consintiendo y complaciendo a

los demás… nos es más difícil cambiar de actitud y lograr que “ellos” estén de

acuerdo con nuestra transformación. Pero, si en verdad aprecian lo que hemos

hecho por ellos y nos quieren realmente, pronto comprenderán y aceptaran nuestra

necesidad de poner algunos limites, para salvaguardar nuestra autonomía,

identidad, estima y derecho a la libertad esencial.

Decir siempre que “SI” a lo que nos piden o quieren los demás, sobre todo a

nuestros seres queridos, pareciera que nos libera de tener que tomar decisiones

y nos gana en algunos casos cierta aprobación y compañía. Pero, pagando un costo

altísimo en perdida de independencia, estima, energía y balance emocional.

Todos sabemos decir la palabra “NO” pero, ¿Cuántas veces? después de analizar la

invitación o la petición que nos hicieron, decidimos que no aceptaremos y al

momento de expresarlo, nos escuchamos decir: “Esta bien, no te preocupes, lo

haré”, … para unos minutos después sentirnos frustrados y victimas del abuso de

la otra persona, que una vez mas ignora nuestro cansancio, los compromisos que

tenemos o nuestro derecho a usar libremente nuestro tiempo… Pero, ¿serán ellos

realmente los causantes de nuestro malestar?

Muchas veces, detrás de la incapacidad a decir “No”, se esconde una gran

inseguridad, temor a los conflictos, la búsqueda de aprobación y cariño, la

necesidad de ser aceptados en el grupo o una valoración de los demás por encima

de nosotros mismos.

En gran parte, este conflicto viene de la infancia, la falta de reconocimiento y

cariño, la competencia entre hermanos, el ejemplo de una madre complaciente o

sacrificada por otros, pudieran ser algunas de las causas de esta actitud

aprendida. De aquí, surge el empeño por caer bien, el miedo a no cumplir con

las expectativas de los demás, a no dar la talla, y la idea errónea de que sólo

sacrificando nuestras necesidades conseguiremos la valoración por parte de los

demás.

A muchas personas les cuesta reconocer sus propias necesidades y establecer

ciertos límites en relación con otros. Quedando en algunos casos, atrapados en

el afán de complacer y adaptarse a los demás, lo que los aleja de sí mismos,

dificulta sus relaciones sociales, y los deja más vulnerables al abuso.

Podemos cambiar esta actitud por otra que nos permita abrir y cerrar las puertas

de nuestra vida afectiva a voluntad.

HERRAMIENTAS PARA PODER DECIR “NO”

Se conciente de lo que haces. Aprende a no dejarte llevar por los demás a la

hora de tomar decisiones, entiende que tus puntos de vista y opiniones, son tan

valiosas como las de los demás. Atrévete a defender tus ideas y siéntete capaz

de poner límites a quienes pretenden abusar de ti. ¡El esfuerzo merece la pena!

Conócete a ti mismo.

Es importante hacerte algunas preguntas que puedan ayudarte a comprender porque

te cuesta tanto decir que “No”. ¿Qué es lo que más temo al dar una negativa?

¿Con qué personas o en que situaciones me resulta más difícil decirlo? Estoy

segura que al responderlas descubrirás algún recuerdo que te permita resolverlo

y superarlo.

Exprésate con claridad.

Al hacerlo, reconoce la necesidad y los sentimientos de la otra persona. Explica

la razón por la que das una negativa. No tienes que ser agresivo al momento de

expresarte, usa palabras amables pero se firme al mismo tiempo. Si es importante

para ti, ofrécele alternativas teniendo en cuenta su necesidad.

Vivir de apariencias... Maytte


"Seamos auténticos, aun con el riesgo de no gustar

o de no ser aprobados por los demás.

Conocer nuestras capacidades

y limitaciones nos permitirá aceptarnos"

'Había una vez un rey que no tenía hijos, pero deseaba tener un heredero que le sucediese en el trono. Un día puso un anuncio en el que invitaba a todos los jóvenes a llenar la solicitud para convertirse en hijo adoptivo de la familia real y en futuro heredero de la corona. El único requisito que debían cumplir los pretendientes era mostrar amor a Dios y al prójimo.

Un joven campesino vio el anuncio y pensó en que no tenía posibilidad de aplicar debido a los harapos que vestía. Entonces trabajó día y noche con el fin de tener el dinero suficiente para comprarse ropa nueva. Metido en su traje nuevo se dirigió al palacio, dispuesto a convertirse en el próximo heredero. En su camino se topó con un pobre mendigo que estaba titiritando de frío. El joven decidió darle su ropa y quedarse con sus viejos harapos, aunque esto significara perder su oportunidad frente al rey. Sin embargo, como ya había llegado allí, se acercó para echar un vistazo.

Al llegar al palacio, algunos cortesanos que esperaban en la entrada comenzaron a reírse de él, haciendo muestras de desprecio por su presencia. A pesar de la indumentaria lo hicieron pasar a ver al rey.

Nada más verlo, pensó que había algo que le resultaba muy familiar. No sabía lo que era, pero después de unos minutos se dio cuenta de que el rey llevaba la ropa que él le había regalado al viejo mendigo.

El rey bajo del trono y lo abrazó fuertemente diciéndole: '¡Bienvenido seas, hijo mío, tú serás mi heredero!"'.

Esta pequeña historia, me hace pensar que, a pesar de los trajes, las tarjetas de presentación, los títulos y todos los tesoros que hayamos guardado… el tiempo dejará al descubierto nuestros verdaderos valores, creencias, ideas y sentimientos. Es cierto que cuidar nuestra imagen es importante, pero ser auténticos y coherentes con quienes somos realmente, nos permitirá proyectar nuestra verdadera imagen hacia el mundo y los demás.

Hay personas que han usado tantos disfraces a lo largo de sus vidas, tratando de ganar la aprobación o el cariño de otros, que ya no pueden definir quiénes son en realidad.

¿Sabías que tenemos la responsabilidad y la posibilidad de hacer un inventario esencial de vida para poder conocernos y saber si queremos seguir actuando y viviendo como lo hemos hecho hasta ahora o si, por el contrario, queremos encontrar nuestro verdadero yo, cambiando el aspecto negativo para incorporar algunos hábitos y creencias mas positivas a nuestra vida?

Podemos descansar de la pesada armadura que usamos cada día para protegernos de los comentarios, las actitudes y las acciones negativas de otras personas; de la misma que vestimos para defendernos de cualquier peligro que suponemos se nos pueda presentar en el futuro, o la que cargamos para prevenir que nos vuelvan a traicionar, a abandonar o a maltratar como en el pasado. Tomemos la decisión de superar todo aquello que emocionalmente nos sigue afectando negativamente para ser, ¡por fin!, nosotros mismos.

Aprendamos a vivir el presente sin la carga del resentimiento por los recuerdos dolorosos y negativos, sin el temor por los comentarios pesimistas de otros frente al futuro.

Seamos auténticos, aun con el riesgo de no gustar o de no ser aprobados por los demás. Conocer nuestras capacidades y limitaciones nos permitirá aceptarnos y trabajar en nosotros mismos para fortalecer las primeras y superar las segundas; sólo así podremos sentirnos a gusto con nosotros mismos.

Para ser auténticos

Deja de Aparentar. Sé tu mismo, evita actuar o expresarte como lo hacen otras personas. Acéptate tal cual eres, encuentra tu propio estilo y siéntete confiado de mostrarte a los demás con naturalidad.

Sé el mismo en todo lugar. Hay personas que cambian su comportamiento de acuerdo a las situaciones o los lugares donde se encuentran. Procura actuar de la misma manera, impulsado por los mismos valores en todo momento.

Hazte mejor persona. Cambia aquellas cosas que no te gustan de ti. Mejora tu imagen cuidando un poco más de tu cuerpo y tu salud. Llena tu mente de pensamientos más positivos y optimistas. Recupera y alimenta el entusiasmo por la vida.

jueves, 6 de septiembre de 2007

El perro y la pantera...


Un señor va de cacería al África y lleva a su perrito. Un día, ya en

la expedición, el perrito, correteando mariposas se aleja del grupo, se

extravía y comienza a vagar solo por la selva.

En eso ve a lo lejos que viene una pantera enorme a toda carrera.

Al ver que la pantera lo va a devorar, piensa rápido qué hacer.

En eso ve un montón de huesos de un animal muerto y empieza a

mordisquearlos.

Cuando la pantera está a punto de atacarlo, el perrito dice:

- Ah!!! Qué rica pantera me acabo de comer!!!

La pantera lo alcanza a escuchar y frenando en seco, gira y sale

despavorida pensando: Quién sabe qué animal será ese!!! A ver si me

come a mi también???!!!

Un mono que andaba trepado en un árbol cercano, vio y oyó la

escena...

Sin más, salió corriendo tras la pantera para contarle como la había

engañado el perrito:

- Cómo serás de tonta... Esos huesos ya estaban ahí!!! Además, es

solo un simple perro!!!

La pantera, recontra caliente, sale corriendo a buscar al perrito con

el mono montado en el lomo.

El perrito ve a lo lejos que viene nuevamente la pantera con el mono

y se da cuenta de la buchoneada.

Y ahora qué hago???- piensa todo asustado. Entonces, en vez de salir

corriendo, se queda sentado dándoles la espalda, como si no los

hubiera

visto, y en cuanto la pantera está cerca de atacarlo de nuevo, el

perrito exclama:

- Este mono maldito!!! Hace como media hora que lo mandé a

traerme otra pantera y todavía no aparece!!!

MORALEJA: EN MOMENTOS DE CRISIS, SOLO LA IMAGINACION ES MAS

IMPORTANTE

QUE EL CONOCIMIENTO.

Procura ser imaginativo como el PERRITO, evita ser un tonto como la

PANTERA, y nunca, pero nunca, seas tan mal tipo como el MONO.

domingo, 19 de agosto de 2007

Entre locos y cuerdos.... Espectacular

Los locos dan festines y los cuerdos son los invitados.... Los locos viven inventando mundos y los cuerdos viven en mundos inventados.....Los locos crean castillos y los cuerdos los habitan.... Los locos son mitad cielo y mitad tierra los cuerdos son solo tierra..... Los locos crean la musica y los cuerdos solo la escuchan.....Los locos son personajes y los cuerdos son actores..... Los locos son poesía y los cuerdos quienes redactan...... Los locos son la pintura y los cuerdos solo pintan..... Los locos viven en muchos mundos y los cuerdos solo viven en la tierra.....
Los locos se sienten libres y los cuerdos... los encierran...... Desconozco el autor

jueves, 16 de agosto de 2007

No estás deprimido, estás distraído ... Excelente

No estás deprimido, estás distraído.
Distraído de la vida que te puebla,
distraído de la vida que te rodea,
delfines, bosques, mares, montañas, ríos.
No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay 5,600 millones.
Además, no es tan malo vivir solo.
Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer.
Y gracias a la soledad me conozco......
algo fundamental para vivir.

No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo
porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90, sólo por citar dos casos conocidos.

No estás deprimido, estás distraído.
Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible,
porque todo te fue dado.
No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada.
Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas...
te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud.
De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que
llamas problemas, son lecciones.
No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos
adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo
mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.
¿Quién podría decir que Jesús está muerto?
No hay muerte... hay mudanza.
Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi,
Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa,
tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más
cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que
ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será y llegará naturalmente.
No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor.
Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es
posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida.
Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo.
A ti debes hacerte libre y feliz.

Después podrás compartir la vida verdadera con los demás.
Recuerda a Jesús: "Amarás al prójimo como a ti mismo".
Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa
que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide
ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición.
Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber;
porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio.
Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir,
mandó matar a seis millones de hermanos judíos.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la
tierra es tan corto que sufrir es una pérdida de tiempo.

Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores
de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette
francesa, los tacos mexicanos. el vino chileno, los mares
y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso
y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)...
y si le ganas, serás más humilde, más agradecido...
por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
No estás deprimido, estás desocupado.
Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo.

Ayuda a los viejos y los jóvenes: te ayudarán cuando lo seas.
Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá.
Da sin medida y te darán sin medida.

Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.
Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas.
El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada
bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida.
Vale la pena, ¿verdad?.
Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él.
Si El tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella.
El te manda flores cada primavera.
El te manda un amanecer cada mañana.
Cada vez que tu quieres hablar, El te escucha.
El puede vivir en cualquier parte del universo, pero
El escogió Tu corazón.
Enfréntalo, amigo - El está loco por ti!
Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza,
sol sin lluvia, pero El si prometió fuerzas para cada día,
consuelo para las lágrimas, y luz para el camino.
"Cuando la vida te presente mil razones para llorar,
demuéstrale que tienes mil y un razones por las cuales sonreír".

Facundo Cabral

miércoles, 25 de julio de 2007

"Cuento de las dos vasijas" (cuento anónimo Hindú)...


Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón; pero cuando llegaba, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente; desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable, porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habla al aguador diciéndole: -Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.

El aguador, apesadumbrado, le dijo compasivamente: -Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.

Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchas flores hermosas a lo largo, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de ella la mitad del agua que debía llevar. El aguador le dijo entonces:

-¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.

En la vida cada uno de nosotros tiene sus propias grietas personales. Todos, en algún punto, somos como vasijas agrietadas y con defectos, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de poder aprovechar nuestros puntos débiles para lograr no sólo buenos resultados, sino para Darnos Cuenta que aunque no lo sepamos tenemos la posibilidad de aportar a la conciencia de humanidad.

MENSAJE DE UNA MARIONETA (Gabriel Garcia Marquez)... Excelente


"Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan y ¡cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate! Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma. Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...

Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor. A los hombres les probaría cuan equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse. A un niño le daría alas, pero le dejaría que el solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de vosotros, los hombres...

He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad esta en la forma de subir la escarpada.

He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por vez primera, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.

He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de vosotros, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo..."


Gabriel Garcia Marquez

miércoles, 18 de julio de 2007

La Ciudad de la Alegría... (Excelente)

Contábamos nuestras historias de los últimos años, en aquellos que no nos habíamos visto. Cada ronda de cerveza y unos buenos cigarros acompañaban las risas, los asombros y las concentraciones en cada relato.
Le llegó el turno a Berns, quien siempre contaba historias cómicas, anécdotas llenas de desopilantes eventos. Pero esta que comenzaría a contarnos no era una de ellas. Nos dimos cuenta cuando sus ojos se perdieron en el fondo de su vaso vacío como si las imágenes del pasado estuvieran allí dentro… Y contó su historia.
“Hace unos años que vengo con tratamientos para combatir el maldito cáncer en mí y en una de esas internaciones que me vuelven loco por el encierro, conocía a una personita muy interesante.
Como no podía fumar dentro del hospital, trataba de calmar mi ansiedad caminando por los pasillos una de esas noches silenciosas. De vez en cuando se escuchaba el sonido de esos horribles aparatos que evitan que la gente se escape del mundo (se sonrió). Me llamó la atención una habitación con un velador prendido. En aquel cuarto estaba un niño de no más de diez años, me imaginé que tenía de esos cánceres de mierda porque estaba completamente calvo por la quimio.
Pero fue otra cosa que me llamó la atención de él. Estaba sentado en la cama con unas hojas grandes y unos crayones, dibujando algo pensé. Me le quedé mirando un buen rato desde el pasillo hasta que ese chico se percató de mi presencia. Me miró y se sonrió, luego dio vuelta la hoja y me enseñó lo que estaba dibujando.
-¿Te gusta?-, me preguntó.
No alcanzaba distinguir, más aún con la penumbra del pasillo, así que me acerqué hasta ingresar a su cuarto.
-Se muy bueno- le comenté. Era como un bosque lleno de árboles grandes, flores y muchos pájaros, realmente era asombroso como dibujaba ese niño.
-¿Sabes que es?- me volvió a preguntar.
-Un bosque… ¿verdad?-
- Es el camino a la ciudad feliz.- me corrigió.
Yo asentí sin saber que otra cosa decirle.
-¿Sabes donde está la ciudad feliz?
Comencé a creer que tal vez su tratamiento le estaba provocado algún delirio o simplemente era la imaginación de un niño.
-¿Tus padres no se quedaron a hacerte compañía?- le pregunté ahora a él.
-Estuvieron hace un rato, luego iré con ellos- me respondió sonriendo.-Pero no me contestaste si sabes donde está la ciudad feliz.-
Entonces, como para darle el gusto, le dije que no sabia pero que me gustaría que me lo dijera.
-¿Por qué tienes los ojos así?-
Esa pregunta me respondió, ya me estaba asegurando que algún medicamento le provocaba desvaríos. Pero le seguía la corriente.
-¿Qué es lo que tengo en los ojos?-
-Los tienes tristes-
-¿Por qué los tendría tristes?... Tal vez sea el acostumbramiento a la luz. Venia caminando por el pasillo semi oscuro.
-No, yo creo que vistes muchas cosas feas.
No comprendía lo que el chico se quería referir.
-¿A qué te dedicas?
-Soy mecánico- le respondí
-¿Y qué más?-
-Nada más… Solo eso.
-Mi papá tuvo un tiempo los ojos como los tuyos, luego mi mamá también y mi hermano con el tiempo también estaba así.-
-¿Y qué tiene que ver eso conmigo?- ya causándome curiosidad.
El niño saltó de su cama y se dirigió hacia una mesita donde había una carpeta casi tan grande como él. La tomó y la depositó sobre la cama; me invitó a sentarme en ella mientras abría la carpeta.
En su interior había muchos dibujos, el primero de ellos era tan bueno como aterrador. Era una escena de gente tirada en el piso, con manchas que parecía sangre, unos soldados, que se los veía heridos, unos niños muy flaquitos como si tuvieran hambre y una ambulancia con una enfermera y un doctor.
-¿Esto es un dibujo que muestra que cuando la gente no se pone de acuerdo con lo que piensan, pasa esto. Cada uno ve una realidad diferente salvo una que es la que las mismas personas se impusieron siempre.- me explicaba el niño.
-¿Y qué realidad es esa?
-La que nos dijeron que alguien tiene que tener la razón-
Observé al niño asombrado y admirado por su punto de vista, luego volví a recorrer ese dibujo.
-¿Entonces crees que terminamos así? ¿En una guerra?
-Como pasó en nuestro país.
Empecé a ordenar los pensamientos y se me ocurrieron algunas preguntas para formularle. Sabiendo que nunca fui muy sutil, largué mi pregunta como me vino.
-¿Tus padres y tu hermano vivieron la guerra?
-Sí, como tu.
No dejaba de asombrarme y como pudo saber que en verdad estuve en la guerra.
-Es verdad, combatí hace uso años atrás. ¿Por eso me dices que tengo los ojos tristes?
-A la gente que vio cosas malas se le nota.
-Es posible… ¿Y como crees que se puede curar eso?
-No con quimioterapia.
-Claro, eso es para lo otro que tenemos y no vino con la guerra.
-Sí, vino con la guerra
-La guerra no me provocó el cáncer que tengo, vino mucho después.
-La guerra te provoca odio, angustia, tristeza, miedo… Todas esas cosas provocan cáncer.
Yo lo miraba y ya me parecía que hablaba con un filósofo y no con un niño.
-O sea que lo que me quieres decir es que nos enfermamos a nosotros mismos.
El niño pasaba las hojas con sus hermosos dibujos, algunos me llamaban la atención, en uno de ellos, había dibujado a un hombre inmenso que miraba desde unas nubes a la gente pequeña que estaba debajo. Algunas personas tenían cara de asustadas o preocupadas, otras con rostros enojados.
-¿Ese señor grandote sería Dios?- le indagué.
-Así es, y mira lo tontos que somos.
-¿Por qué tontos?
-La gente cree que Dios los castiga y deja que haya guerras, enfermedades, hambrunas. Creen que Dios nos los escucha cuando rezan. Otros creen que todo son pruebas y hasta algunos dicen que Dios nos hace sufrir para ganarnos el cielo. Cuando yo me portaba mal, mi papá me retaba, me daba lecciones para que aprendiera y no cometiera errores. Pero nunca me deseo que tuviera cáncer o pasara una guerra para que me hiciera fuerte o aprendiera. Si Dios es nuestro padre, ¿por qué iba a hacerte que tuvieras cáncer o fueras a la guerra? ¿No es que dicen que Dios es amor?
Mi estupefacción iba creciendo; no podía imaginar de donde este pequeño sacaba tan enormes pensamientos, equivocadas o no.
-Solo puedo decirte que es más complejo de lo que parece. Cuando uno llega a grande las cosas se ven distintas.- le comenté.
-Y sí, lo sé, cada vez que escucho eso me suena a excusa.
Yo me reí y luego lo miré como me miraba. No se había ofendido por esa risa mía, más bien me miraba con compasión, como si yo fuera un simple estúpido no comprendiendo lo que pasaba; y en verdad comencé a sentirme así.
Él me mostró otro dibujo, se trataba de varias personas sentadas en el suelo con sus manos tapándose los ojos.
-¿Y eso que significa?- le indagué.
-Son los que tienen miedo de morir… Ellos solo le temen y no saben por qué.
-Pues es natural que muchas personas le teman.
-¿Por qué le temerían a algo que no existe?
-Es que si existe… Desgraciadamente pasa.
-Que pensamiento tan pequeño creer que alguien nace para vivir tan poco en el tiempo que tiene el universo. Quisiera saber cuando los hombres dejaron de creer en ellos mismos.
-Mira, pequeño, quisiera responderte a todas tus dudas, pero no tengo las respuestas, realmente no se porque pasan las cosas que pasan en esta vida.
-Es que yo no tengo dudas. Mi pregunta es porque las tienes tú.
Sentía que tenía razón, pero no sabía que era toda esta conversación. Me había dedicado a luchar por mi familia y mi país. Por un lado sabía que había hecho lo correcto pero por el otro reconocía que no me sentía del todo satisfecho.
-¿Qué dudas crees que tengo?
El me miró directo a mis ojos. Sentí que sus enormes ojos marrones penetraban por los míos y se introducían como un pulso eléctrico hasta el centro de mi pecho.
-Dudaste de tu bondad… Ya no crees que eres buena persona porque hiciste cosas muy malas en la guerra. Tanto es, que piensas que tu enfermedad es un castigo que mereces.
Me enseñó otro dibujo. Se trataba de alguien que caminaba por un sendero o más bien estaba detenido con rostro dubitativo. Se lo veía apesadumbrado a aquel hombre dibujado pero el resto del paisaje era maravillosamente precioso.
-Este señor, se perdió, no sabe a donde va- me explicaba el niño- entonces se preocupa y su preocupación distorsiona todo lo que ve. Ya no reconoce el paisaje. Pero el paisaje no cambió, quien cambió fue este señor por su malestar; está mas atento a sus penas que lo que le rodea. Lo que antes disfrutaba ya no lo ve. No puede ver la belleza en su entorno porque le pesa el alma.
-¿Y entonces?... ¿Cómo hace para volver a encontrar el camino?- le preguntaba siendo yo ahora el apesadumbrado.
-Debería ver lo que no puede ver en su entorno, en su interior. ¿Sabes porque una montaña o un lago pueden ser hermosos para ti?
-¿Cómo?
-Porque tienes el corazón hermoso, porque te sientes bien y lo bueno atrae a lo bueno. Mi padre me contaba de las leyes del universo y una de ellas es la ley de la atracción. Lo bueno que piensas es lo bueno que ves y que te va a pasar.
Da vuelta la hoja para enseñar otro dibujo. El mismo señor, ahora estaba sentado al borde de algo parecido a una colina observando un lago con el sol reflejado en sus aguas. Maravilloso bosquejo.
-¿Este señor ahora si puede ver la belleza de su entorno?
-Aún no, pero va en buena dirección. Se sentó a reflexionar sobre lo que sentía, a preguntarse porque no encuentra el camino. Se va dando cuenta que en el exterior no está el motivo de sus penas. Sabe ahora que frente a él hay un hermoso lago.
-¿Y cómo crees que puede encontrar las respuestas?
-Medita sobre ello. Si el dolor está dentro de él, la cura está también dentro de él.
En otro dibujo, este señor volvía al sendero anterior, pero ahora con un rostro sonriente.
-Parece que encontró lo que necesitaba.- le comenté.
-Supo que todo estaba en él. Se había hecho cargo de todas las culpas, sintió que había traicionado a lo que era y sintió culpa por ello. Le enseñaron en esta vida que había que sentirse culpable por aquello que no nos salía. La gente suele aceptar sin oposición que son lo que son sin más por mejorarse, sin más que hacer, porque es gordo, feo, porque le hizo mal a alguien que amaba, porque creen que nadie lo va a aceptar como es, por su orgullo, por tantas cosas. Luego hablan de Dios como si todo lo tendría que hacer Él. Y si Dios te hizo a su imagen y semejanza… ¿No crees que seas un Dios en potencia?
Lo volví a mirar y sentía una serie de cosas que se entre mezclaban en mi interior. Por un lado me sentía avergonzado, pero por otro, era como si alguien me estuviera quitando una mochila.
Volvió la hoja para descubrir casi el mismo anterior, con el señor en el sendero pero con la diferencia que había otras personas con él, caminando en la misma dirección. El niño se refirió a la escena.
-Acá, el hombre descubre que no está solo en el camino, que son más y a medida que haga su camino se sumarán más y más. Gente como él, que antes se sentían culpables de sus defectos. Todos ellos se perdonaron a si mismo; aprendieron a amarse, perdonaron a los otros y ahora pueden amar a los demás y compartir el mismo camino.
Por primera vez en muchos años, mis ojos se llenaban de lágrimas y un nudo se atoró en mi garganta.
-Ahora terminé de dibujar este bosque que te mostré al principio. Es la antesala de la Ciudad Feliz. Tataré de terminarlo esta misma noche si es que el sueño no me vence antes.- se sonrió el niño.
Me refregué un ojo antes que se le cayera una lágrima y le pregunté al niño su nombre.
-Me llamo Abel Gray ¿Y tú?-
-Berns… Berns Atkins.
Me tendió la mano y yo se la estreché con gusto. Cuando lo hicimos, sentí tanta paz en mi interior, definitivamente este niño había provocado algo en mi.
-Dejaré que termines tu dibujo. Mañana por la mañana pasaré a verlo si quieres.
-¡Claro!... será un placer.
Luego de un instante en silencio, observando a ese maravilloso niño, me dispuse a salir de su habitación. Pero antes, unas últimas palabras de él me detuvieron en la puerta.
-Berns… Un cáncer en el cuerpo se pude curar o no, pero no dejes que jamás un cáncer te invada el alma.
Asentí, le sonreí y ahora si me fui lentamente por los pasillos del hospital hasta mi cuarto. Ya no me parecían tan oscuros entonces.
Casi no dormí aquella noche, pensando en todo lo que ese niño me había contado y enseñado. Me puse a pensar si realmente había pasado todo ello. Estaba ansioso por saber como sería su último dibujo.
A la mañana, me levanté, me puse la bata y salí hacia el cuarto de Abel, era tanta mi curiosidad o mi deseo de volver a ver a ese niño que ni siquiera acepté el desayuno.
Cuando llegué, la habitación estaba ocupada por una mujer. Me cercioré si esa era la habitación de Abel. En verdad no estaba seguro; miré por otras puertas sin encontrar respuestas.
Intercepté a una enfermera que caminaba por el pasillo para preguntarle por Abel, qué habían hecho con él, si lo habían trasladado o me había equivocado de sector.
La enfermera me miró consternada.
-¿Usted es familiar de Abel Grey?
Ante la dude le respondí que era un amigo, que nos conocimos de estar allí.
-Lo siento mucho señor… pero me temo que Abel Grey falleció.
Me quedé petrificado, no podía entenderlo ni aceptarlo.
-¡Pe… Pero…. Pero cómo… Anoche lo vi bien. Estuvimos conversando, me enseñó lo que estaba dibujando!
-¿Anoche dice usted?...Señor, Abel murió hace dos días.
-¿Qué? ¿Cómo?... Anoche estuve con él. Yo... yo…
-¿Usted es el señor Berns Atkins?
-Sí. Soy yo.
La enfermera parecía saber algo sobre mi; inmediatamente me pido que la acompañara a la oficina de enfermeras. Al llegar allí, ella abrió una gaveta y sacó una gran carpeta. Me extendió para que la tomara.
-Él señor Grey nos habló de usted y nos encomendó que le entregáramos esto a usted.
Yo tomé la carpeta lentamente. La reconocí inmediatamente.
-Son sus dibujos- comenté casi en un murmullo.
-En verdad tenía un buen pulso a pesar de su enfermedad y su edad- dijo la enfermera.
Levanté la cabeza lánguidamente para mirarla
-¿A que edad se refiere?
-A sus casi 79 años.
Yo no entendía bien si se estaba refiriendo a la persona que yo había conocido,
-Era un niño- solo atiné a decirle.
-Oh, claro… Tenía un alma de niño, casi se comportaba como tal, nos hacia reir. Era una persona muy fuerte y sin temor a nada… Lo vamos a echar de menos.
La enfermera me observó con ternura, luego me palmeó una mano en señal de comprensión para luego marcharse.
Me quedé unos minutos en el medio del pasillo, parado tratando de ordenar mi interior. No sabía como explicarme lo que sucedió. Luego me senté en una de esas bancas del hospital y abrí la carpeta. Repasaba cada uno de esos maravilloso dibujos que Abel me había mostrado, pero sobre todo, todo lo que nadie me había enseñado en la vida, de la vida, en una simple noche.

Berns, dejó su vaso sobre la mesa. Todos nos quedamos mirándole en silencio, absortos, con el corazón en la boca. Luego de un buen rato, le pregunté a mi amigo si había visto completo aquel último dibujo del niño.
Berns se agachó para extraer algo de su bolso. Luego depositó sobre la mesa una inmensa carpeta de tapas de cartón color verde.
La abrió parsimoniosamente y fue pasando todo aquellos dibujos que nos había comentado, eran realmente maravillosos. Se quedó mirando con una leve sonrisa y paz en su rostro a el último dibujo. Luego lo alzó para enseñárnoslo a todos en la mesa.
-Esta es La Ciudad de la Alegría.
Era un dibujo de una simple ciudad, con personas caminando, automóviles, gente que trabajaba, parecía todo normal, a todos se los veía sin problemas aparente.
Una de nuestras compañeras comentó que era un lindo dibujo pero no encontraba nada especial, tan solo una ciudad como cualquier otra.
Berns se sonrió y le respondió:
-Así es, es la misma ciudad que ves todos los días, la que vemos todos… Es la ciudad que algún día, cuando nos liberemos de nuestras penas podremos ver como la Ciudad Feliz. Lo que ves ahora no es el dibujo sino lo que ves en tu interior.
Luego de otro silencio respetuoso y de reflexión, de miradas cruzadas y desnudas, uno de nosotros levantó su vaso y dijo.
-¡Brindo por la Ciudad de la Alegría y por los Abel Grey!
Todos levantamos nuestros vasos y brindamos.... (Extraido de un grupo de internet)

sábado, 7 de julio de 2007

Señor, me gustaría saber como son el Cielo y el Infierno....


El Señor llevó al hombre santo hacia dos puertas. Él abrió una de las puertas y el hombre santo miró dentro y en medio del cuarto había una gran mesa redonda.
En medio de la mesa había una gran olla de guisado que olía tan delicioso que hizo agua la boca del hombre santo.
La gente sentada alrededor de la mesa estaba delgada y enferma y parecían hambrientos. Ellos estaban sosteniendo cucharas con mangos muy largos que estaban atados a sus brazos, así que cada uno fue capaz de meter la mano en el pote de guisado y tomar una cucharada, pero por causa que el mango era más largo que sus brazos, no podían poner las cucharas dentro de sus bocas.
El hombre santo se estremeció ante semejante cuadro de miseria y sufrimiento. El Señor le dijo: Haz visto el Infierno'. Luego fueron y abrieron la siguiente puerta. Era exactamente igual como el primer cuarto. Había gran mesa
redonda con el gran pote de guisado que hizo agua la boca del hombre santo. La gente estaba equipada con las mismas cucharas de mangos largos, pero aquí la gente estaba bien alimentada y llena de salud, riéndose >y hablando. El hombre santo dijo:
No entiendo........! 'Es simple' dijo el Señor: 'Esto requiere de una habilidad.......'
'.....Mira: Ellos han aprendido a alimentarse el uno al otro, mientras que los avaros piensan solamente en ellos mismos'.

sábado, 26 de mayo de 2007

Partido de Futbol...

...Jesucristo nos dijo que nunca había visto un partido de futbol, De manera que mis amigos y yo le llevamos a que viera uno.
Fue una feroz batalla entre los protestantes y los católicos. Marcaron primero a los católicos y Jesús aplaudió y lanzó al aire su sombrero, después marcaron a los protestantes y Jesús volovió a aplaudir entusiasmado.
Esto desconcertó a un hombre que se encontraba detrás de nosotros. Dio una palmada a Jesús en el hombro y le preguntó"¿A qué equipo apoya usted buen hombre?" ¿Yo?, respondió Jesús visiblemente emocionado por el juego. ¡Ah!, pues yo no animo a ningún equipo, tan sólo disfruto del juego. El hombre se volvió a su vecino de asiento y, haciendo un gesto de desprecio, le dijo: Humm...¡Un ateo!... (Anthony de Mello)