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viernes, 16 de enero de 2009

Comparte el dolor ...

De la forma en que los amigos de Job trataron de consolarlo aprendemos un principio básico sobre lo que es consolar a los demás cuando sufren: la capacidad de ayudar de un consolador no está tanto en su talento para usar las palabras, sino en su capacidad de ser solidario. Esa es la comprensión que Job anhelaba cuando sus amigos trataron de corregirlo.

El Dr. Paul Brand ha expresado esta verdad hermosamente en su libro La obra maestra de Dios. Él escribe: Cuando pregunto a mis pacientes "¿quién le ayudó en su sufrimiento?", escucho una respuesta extraña e imprecisa. La persona descrita raras veces tiene respuestas suaves y una personalidad alegre y efervescente. Es una persona callada, comprensiva, que escucha más de lo que habla, que no juzga y ni siquiera ofrece mucho consejo. "La sensación de paciencia." "Alguien que estaba presente cuando lo necesité." Una mano que tomar. Un abrazo comprensivo y perplejo. Un nudo en la garganta compartido."

A veces, al esforzarnos tanto para decir lo correcto olvidamos que el lenguaje de los sentimientos habla mucho más alto que nuestras palabras. Hay momentos en que lo mejor que podemos hacer es «llorar con los que lloran»

Necesito de alguien… Charles Chaplin

Que me mire a los ojos cuando hablo.
Que escuche mis tristezas y neurosis con
paciencia y aún cuando no comprenda,

respete mis sentimientos.





Necesito de alguien que venga

a luchar a mi lado sin ser llamado.
Alguien lo suficientemente amigo para
decirme las verdades que no quiero oír,

aun sabiendo que puedo irritarme.





Por eso,en este mundo de indiferentes,

necesito de alguien que crea
en esa cosa misteriosa, desacreditada,

casi imposible:: la amistad





Que se obstine en ser leal, simple y justo.
Que no se vaya si algún día pierdo

mi oro y no pueda ser más

la sensación de la fiesta.





Necesito de un amigo

que reciba con gratitud mi auxilio,

mi mano extendida,

aún cuando eso sea muy poco para sus necesidades.







No pude elegir a quienes me trajeron al mundo,
pero puedo elegir a mi amigo.
En esta búsqueda empeño mi propia alma,

pues con una amistad verdadera,

la vida se torna mas simple,

más rica y más bella...

El León enamorado de la hija del Labrador...

Se había enamorado un león de la hija de un labrador y la pidió en matrimonio.

Y no podía el labrador decidirse a dar su hija a tan feroz animal, ni negársela por el temor que le inspiraba.

Entonces ideó lo siguiente. Como el león no dejaba de insistirle, le dijo que le parecía digno para ser esposo de su hija, pero que al menos debería cumplir con la siguiente condición: que se arrancara los dientes y se cortara sus uñas, porque eso era lo que atemorizaba a su hija.

El león aceptó los sacrificios porque en verdad la amaba.

Una vez que el león cumplió lo solicitado, cuando volvió a presentarse ya sin sus poderes, el labrador lleno de desprecio por él, lo despidió sin piedad a golpes.

Nunca te fíes demasiado como para despojarte de tus propias defensas, pues fácilmente serás vencido por los que antes te respetaban.

Fábula de Esopo

Cuando somos un milagro...

Conducía de vuelta a casa alrededor de las cinco, tras de una reunión, atascado en el tráfico del Bulevar Colorado, cuando el auto comenzó a fallar y se apagó a duras penas pude empujarlo, maldiciendo, a una estación de gasolina, contento solamente de no estar obstruyendo el tráfico y que tendría un lugar más tranquilo para esperar la grúa. Ni siquiera se podía enderezar. Antes de que pudiera hacer la llamada, vi a una mujer saliendo de la tienda de conveniencia que pareció resbalarse sobre el hielo y cayó sobre un dispensador de combustible, por lo que me levanté y fui a ver cómo estaba.

Cuando llegué donde estaba, parecía más bien que había sido más sobrecogida por el llanto que por la caída; era una joven mujer que se veía bastante desaliñada con ojeras alrededor de sus ojos. Dejó caer algo cuando la ayudaba a levantarse y lo recogí para dárselo. Era una moneda de cinco centavos.

En ese momento, todo quedó claro para mí: la mujer llorando, la antiquísima camioneta repleta de cosas con tres muchachos en la parte de atrás (uno en un asiento del auto), y el dispensador de combustible leyendo $4.95. Le pregunté si todo estaba bien y si necesitaba ayuda, a lo que ella seguía diciendo: "No quiero que mis hijos me vean llorando", así que nos paramos al lado opuesto del dispensador a su auto. Ella dijo que conducía hacia California y que las cosas estaban muy duras para ella en ese momento. Así que le pregunté: "¿Y está orando?" Eso la hizo alejarse de mí un poco, pero le aseguré que no era un loco y le dije: "Él la oyó y me envió".

Saqué mi tarjeta de crédito y la pasé por el lector de tarjetas para que pudiese llenar el tanque de su auto, y mientras cargaba el combustible, me dirigí al McDonald's de al lado y compré dos grandes bolsas de comida, algunos certificados de regalo por más, y una gran taza de café.

Ella le dio la comida a los muchachos en el auto, quienes le cayeron como lobos, y nos quedamos parados junto al dispensador comiendo papitas fritas y conversando un poco.

Me dio su nombre y compartió que vivía en Kansas City. Su novio la había abandonado hacía dos meses y no había podido arreglárselas sola. Sabía que no tendría dinero para pagar la renta el 1 de enero por lo que, finalmente, había llamado a sus padres, con quienes no se había comunicado en cinco años. Ellos vivían en California y le dijeron que podía mudarse con ellos y comenzar de nuevo allá. Así que empacó todo lo que poseía en el auto. Le dijo a los muchachos que se iban a California para Navidad, pero no que se mudaban para allá.

Le di mis guantes, un breve abrazo y dije una rápida oración a su favor por seguridad en el viaje. Al dirigirme a mi auto, ella dijo: "Así que, es Ud. un ángel o algo parecido?" Eso, definitivamente, me hizo llorar. Le dije: "Querida, para esta época, los ángeles están muy ocupados, así que a veces, Dios utiliza a gente normal".

Fue tan increíble ser parte del milagro de alguien. Y, por supuesto, como pueden imaginarlo, cuando me subí a mi auto, encendió de una vez y me llevó a casa sin problema alguno.

Lo meteré al taller mañana para revisarlo, pero sospecho que el mecánico no hallará problema alguno con él. Algunas veces los ángeles vuelan tan cerca de uno que podemos escuchar el batir de sus alas...

Escrito por un interno de medicina de Denver Metropolitana
Enviado por Tony Irigoyen

MIENTRAS HAY TIEMPO...



Una existencia es un soplo en la eternidad, sin embargo, una
existencia para los que vivimos en un mundo material, puede llegar a ser una tortura, un infierno o una agonía. Para otros puede ser una existencia con dificultades, algunas pruebas difíciles, pero sin desesperación. Y para otros, la minoría, puede ser una existencia de luchas a ser combatidas, problemas que necesitan una solución determinada con serenidad, dolores llevados con conformidad.

Obviamente, para todos hay compromisos y deberes para ser cumplidos, pero sufriremos mucho más, si nos visita la pena, la ansiedad, la falta de fe, el desanimo, etc.

Se nos ha programa una existencia con un determinado tiempo. Algunos vivirán más años, y otros menos, pero desde el momento en que salimos del vientre de nuestra madre, ya estamos abocados a una serie de acontecimientos. Es más, el hecho de nacer en sí, ya es traumático. ¡Se acabo la paz de la gestación! Y desde ese momento, ya estamos empezando una existencia. En ella habrá de casi todo, pero si somos perspicaces, nos daremos cuenta que hay existencias
muy parecidas, pero nunca iguales. Somos seres espiritualmente
individualizados.

Desde el primer llanto de bebé, hasta el último de joven o maduro, pueden transcurrir muchas circunstancias desfavorables para los que venimos a un mundo lleno de espinas y piedras en el camino.

Unos saben como sortear esos obstáculos, con paciencia y atención; sin prisas y pensando en las consecuencias del paso que va a dar.
Esos son los prudente, los pacíficos. Los que no tienen prisa,
porque saben que al final del camino, llegara la recompensa de estar en la Vida Mayor.

Otros viven con desespero, con angustias, sin encontrar soluciones a sus problemas, porque no ven nada más que el árbol que cubre el bosque. Actúan por impulsos; maquinalmente, con imprudencia. Sin paciencia, sin calma, y con egoísmo, se producirán muchos problemas.


Problemas que nos seguirán toda la existencia. Viviremos
justificando cada error cometido. Una vida cómoda, será más un
castigo, que una bendición, porque hay mucho que hacer mientras hay tiempo.

También existen seres rebeldes, delincuentes por cientos de años,
que no nacieron con la predisposición para la renovación. Que,
posiblemente, reencarnaron sin desearlo, o sin aprobar
su "programación". A esos hermanos los identificaremos rápido,
porque jamás están conforme con lo que les ocurre – pruebas,
expiaciones, etc. Buscarán mil maneras de no cumplir con los
compromisos que el futuro les va presentando: huyen de las leyes
Divinas, por eso jamás conocen la felicidad de la conciencia
tranquila. Son expoliadores de sentimientos y de hechos materiales.
No encontrarán la paz, mientras no se encuentren a sí mismos:
mirándose por dentro, y sacando todo lo negativo que hay en ellos.

Otros, por fin, que no están de los primeros, ni de los últimos. Que
viven una existencia, sin pensar que hay que trabajar mientras haya
tiempo. Que no reflexionan si hay vida después de la muerte o no.
Viven entre la pereza y el trabajo. Se caracterizan por no ser malas
personas, pero tampoco útiles a la sociedad. Prefieren muchas veces
esconder la cabeza bajo el ala, y no enfrentar determinados
problemas que, no son más que pruebas para evolucionar.

No olvidemos el grupo más peligroso: los que actúan conscientemente
con maldad; sin importarles el daño que hagan. Que disfrutan
provocando dolor y, que posiblemente, están bajo el dominio de los
que fuera de la carne, son como ellos. Para estos una existencia
puede estar poblada de deudas contraídas a propósito, más las que
traen del pasado. Son personas crueles; de espíritu muy endurecido.
En este grupo no hay paz, ni deseo de tenerla. El orgullo y la
ambición campean en sus almas, hasta que un día agotados de ejercer tanto mal, se agoten y pidan caminar en el camino de espinos y piedras, con todo el dolor del peso de la Ley de Causa y Efecto.

Ojalá nuestra existencia se destaque por el trabajo, el esfuerzo por
salir adelante y el deseo de ser buenos y rectificar mientras hay
tiempo. No somos perfectos, por eso Dios no espera de nosotros, más de lo que podamos dar, pero si nos quedamos cortos en nuestras acciones, Dios nos dará doble trabajo en la siguiente existencia, pero siempre por Amor; ¡el Amor que reeduca y nos hace progresar!

Reflexionemos seriamente: ¿Qué estamos haciendo con nuestras
existencias? ¿Cómo vivimos el día a día, delante de las
dificultades? ¿Cuál es nuestro grado de fe y confianza? ¿Haré todo
lo que debo, mientras haya tiempo? ¿Seré un rebelde a las leyes
Divinas?

Sea cual fuera la contestación, debe ser honesta y sincera, porque a
quien nos creó, no Le podemos mentir. Necesitaremos de mucha fe y confianza en El, mientras hay tiempo; no dejemos para después, lo
que hoy se presenta como una oportunidad de trabajo y
arrepentimiento.

Alguien una noche recibió una llamada de un amigo que tenía
problemas y estaba deprimido; la llamada se hizo a las 23.00 horas
y, éste hombre consideró que ya era tarde, que se iría a dormir, y
le dijo al amigo angustiado: mañana nos vemos y hablamos. A la
mañana siguiente, le notificaron que la noche anterior, sobre la
media noche, se había suicidado.

Reflexionemos mientras hay tiempo.

Por Zona Espírita

lunes, 12 de enero de 2009

Los semejantes se atraen. Limítate a ser quien eres: un ser sereno, tranquilo, transparente y brillante. Cuando irradiamos lo que somos, cuando sólo hacemos lo que deseamos hacer, esto aparta automáticamente a quienes no tienen nada que aportarnos y atrae a los que tienen algo que aprender y también algo que enseñarnos. Bach

sábado, 10 de enero de 2009

Inventario de la "normalidad"

Resolví hacer un sondeo entre mis amigos sobre lo que la sociedad considera un comportamiento normal. Escribo a continuación la lista de algunos de estos absurdos con que convivimos a diario, porque la sociedad los considera normales:

1] cualquier cosa que nos haga olvidar nuestra verdadera identidad y nuestros sueños, y nos haga apenas trabajar para producir y reproducir.
2] tener reglas para una guerra (Convención de Ginebra).
3] emplear varios años estudiando en la universidad, y después no conseguir trabajo.
4] trabajar de nueve de la mañana a cinco de la tarde en algo que no da ninguna satisfacción, con la condición de poder jubilarse después de treinta años.
5] Jubilarse, descubrir que ya no se tiene energía para disfrutar de la vida, y morir pocos años después, de aburrimiento.
6] Usar botox.
7] Procurar tener éxito financiero, en lugar de buscar la felicidad.
8] Ridiculizar al que busca la felicidad en lugar del dinero, calificándolo de "persona sin ambición".
9] Comprar objetos como coches, casas, ropas y definir la vida en función de estas comparaciones, en lugar de intentar averiguar la verdadera razón de estar vivo.
10] No hablar con extraños. Criticar al vecino.
11] Considerar que los padres siempre tienen la razón.
12] Casarse, tener hijos, y continuar juntos aunque el amor haya terminado, alegando que es por el bien de los niños (como si éstos no presenciaran las constantes peleas).
12ª] Criticar a todo aquel que intenta ser diferente.
14] Empezar el día con un despertador histérico al lado de la cama.
15] Creer que es verdadero absolutamente todo lo que está impreso.
16] Llevar un pedazo de tela de colores atado al cuello, sin ninguna utilidad conocida, pero que todos conocen con el pomposo nombre de "corbata".
17] Nunca ser directo en las preguntas, aunque la otra persona entienda lo que se está queriendo saber.
18] Mantener la sonrisa en los labios cuando se tienen unas ganas locas de echarse a llorar. Y sentir piedad por todos los que demuestran sus sentimientos íntimos.
19] Pensar que el arte vale una fortuna, o que no vale absolutamente nada.
20] Despreciar por sistema lo que se consiguió fácilmente, porque, como no se dio el "sacrificio necesario", no debe de tener las cualidades requeridas.
21] Seguir la moda, incluso cuando parece ridícula e incómoda.
22] Estar convencido de que todo famoso debe tener guardados montones de dinero.
23] Dedicar mucho esfuerzo a la belleza exterior, y preocuparse poco con la belleza interior.
24] Usar todos los medios posibles para mostrar que, aun siendo una persona normal, uno está infinitamente por encima del resto de los seres humanos.
25] A bordo de un transporte público, nunca mirar directamente a los ojos de la gente, pues tal cosa podría entenderse como un intento de seducción.
26] Al entrar al ascensor, mantenerse orientado hacia la puerta de salida, y comportarse como si no hubiera ningún otro ser humano allí dentro, por muy abarrotado que esté el lugar.
27] Jamás reírse a carcajadas en un restaurante, por muy buena que sea la historia.
28] En el hemisferio norte, elegir la ropa que se lleva de acuerdo a la estación del año: brazos desnudos en primavera (por mucho frío que haga) y jersey de lana en otoño (aunque haga mucho calor).
29] En el hemisferio sur, llenar el árbol de navidad de algodón, aunque el invierno no tenga nada que ver con el nacimiento de Cristo.
30] Cuando alguien llega a mayor, creerse dueño de toda la sabiduría del mundo, aunque muchas veces no se haya vivido lo suficiente para reconocer lo correcto.
31] Ir a una feria de beneficencia y pensar que con eso ya se ha hecho bastante para acabar con las desigualdades sociales del mundo.
32] Comer tres veces al día, aunque no se tenga hambre.
33] Creer que los otros siempre nos superan en todo: son más atractivos, más competentes, más ricos, más inteligentes, etc. Es muy arriesgado aventurarse más allá de las propias limitaciones: lo más conveniente es no hacer nada.
34] Hacer del coche un medio para sentirse poderoso, y capaz de dominar el mundo.
35] Soltar improperios en el tráfico.
36] Pensar que todo lo malo que hace el hijo de uno es por culpa de las malas compañías.
37] Casarse con la primera persona que dispone de cierto estatus social. El amor puede esperar.
38] Repetir continuamente "Yo al menos lo intenté", aunque en realidad no se haya intentado absolutamente nada.
39] Postergar las experiencias más interesantes de la vida para cuando ya no quedan fuerzas para llevarlas a cabo.
40] Huir de la depresión con fuertes dosis diarias de televisión.
41] Pensar que todo lo conquistado se puede dar por seguro para siempre.
42] Creer que a las mujeres no les gusta el fútbol, y que a los hombres no les gusta la decoración.
43] Echarle al gobierno la culpa de todo.
44] Estar convencido de que ser una persona buena, decente, educada, conlleva que los demás la consideren débil, vulnerable y fácilmente manipulable.
45] Estar igualmente convencido de que la agresividad y la descortesía en el trato con los otros equivale a tener una personalidad poderosa.
46] Tener miedo de la fibroscopia (los hombres) y del parto (las mujeres).
47] Por último, creer que la religión de uno, además de la única dueña de la verdad absoluta, es la más importante, la mejor, y que todos los seres humanos de este inmenso planeta que crean en cualquier otra manifestación de Dios están condenados al fuego del infierno.
Paulo Coelho.