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domingo, 20 de mayo de 2007

Te deseo (Victor Hugo)...

Para los que conozco hace años y para los que conozco hace minutos y para los que quiero desde siempre y para los que quiero desde ahora. Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que de no ser así, seas breve en olvidar, y que después de olvidar, no guardes rencores. Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser feliz. Te deseo también que tengas amigos, y que sean valientes, fieles, sinceros y hasta algunas veces inconscientes. Pero que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar. Y porque así es la vida, deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que algunas veces te cuestiones tus certezas. Y entre ellos, haya uno por lo menos que sea justo,
para que te haga poner los pies en la tierra. Te deseo además que seas útil, mas no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie. Igualmente, te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco,
sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros. Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor, y es necesario que fluyan entre nosotros. Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, para valorar nuestras bendiciones y dar gracias por ello. Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen y que te rodean seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices. Pero siempre tendrás la oportunidad de llevar una palabra de consuelo. Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuántas vidas está hecho un árbol. Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez al año, pongas algo de ese dinero
frente a ti y digas: "esto es mío", sólo para que quede claro quién es el dueño de quién. Te deseo que ninguno de tus afectos muera, pero que si muere alguno
puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable. Te deseo por fin, siendo hombre que tengas una buena mujer, y que siendo mujer tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y cuando estén exhaustos y sonrientes, hablen sobre amor para recompensar. Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo nada más que desearte. Víctor Hugo