Amar en silencio
Amar en silencio es más cruel que cuando los delicados pétalos de una rosa se marchitan, es alcanzar las estrellas no con las manos sino con el pensamiento, es tan difícil como decir un te amo y que las palabras se las lleve el viento con sus húmedas manos de cristal, es como cuando se mira a los ojos y se quiere decir lo que se siente, pero el muro del silencio se interpone entre las nubes de un sentimiento que busca la forma de encontrar una razón para seguir viviendo.
Es como cuando el horizonte llora de tristeza al sentir que ninguno de los tiernos ojos lo miran, es el amar sin encontrar el cálido premio de los besos y las caricias, es llevar el recuerdo de su rostro en la mente pensando que está presente, sin saber que la distancia de los cuerpos termina por ahogar un corazón que únicamente buscaría el calor de sus brazos y el sabor de sus labios.
Así es como cuando se ama en silencio, porque lo prohibido es lo más querido y aunque nunca las palabras logren salir más allá del alma, siempre se sentirá el vacío sabor de la indecisión y la esperanza, siempre estará grabado en la mente las inmensas ganas de poseer su corazón.
Es como cuando las delicadas palabras del pensamiento luchan por no morir con síntomas de un amor enloquecido que no sólo sale del corazón sino de todo el cuerpo, es como cuando las aves vuelan por el aire buscando algo para sus nidos, así es el melancólico hombre que ama en silencio buscando la libertad para su alma, buscando una ilusión para su herida que deja el tiempo con la soledad infinita y que poco a poco ahonda más la llaga del sufrimiento.
Así es como quien ama en silencio que el solo roce de sus manos es conseguir la gloria, que la mirada fugaz consuela las inmensas ganas de sentirle cerca del cuerpo, que una sola palabra de sus ardientes labios choquen con el sonido del viento que trae su voz, es sólo el palpitar del corazón enfurecido por no tener la esperanza de compartir sus sentimientos, la felicidad de verle caminar por la calle con sus pasos de inocencia frágil y sus movimientos que estremece lo más escondido del pensamiento y de un sentimiento que lucha por conseguir su mirada y su sonrisa, el valor de enfrentar un amor tan silencioso como la noche fría y oscura, el temor de que se entere y pensar que ya nunca se tendrá al menos en el pensamiento; el miedo de encontrarle de frente y decirle en sus oídos palabras tan bellas que inspiran el corazón y el sentimiento, el miedo de decirle un te amo, el temor de decirle un te amo, el temor de decirle un te quiero. Así es cuando se ama en silencio.
Amar en silencio es más cruel que cuando los delicados pétalos de una rosa se marchitan, es alcanzar las estrellas no con las manos sino con el pensamiento, es tan difícil como decir un te amo y que las palabras se las lleve el viento con sus húmedas manos de cristal, es como cuando se mira a los ojos y se quiere decir lo que se siente, pero el muro del silencio se interpone entre las nubes de un sentimiento que busca la forma de encontrar una razón para seguir viviendo.
Es como cuando el horizonte llora de tristeza al sentir que ninguno de los tiernos ojos lo miran, es el amar sin encontrar el cálido premio de los besos y las caricias, es llevar el recuerdo de su rostro en la mente pensando que está presente, sin saber que la distancia de los cuerpos termina por ahogar un corazón que únicamente buscaría el calor de sus brazos y el sabor de sus labios.
Así es como cuando se ama en silencio, porque lo prohibido es lo más querido y aunque nunca las palabras logren salir más allá del alma, siempre se sentirá el vacío sabor de la indecisión y la esperanza, siempre estará grabado en la mente las inmensas ganas de poseer su corazón.
Es como cuando las delicadas palabras del pensamiento luchan por no morir con síntomas de un amor enloquecido que no sólo sale del corazón sino de todo el cuerpo, es como cuando las aves vuelan por el aire buscando algo para sus nidos, así es el melancólico hombre que ama en silencio buscando la libertad para su alma, buscando una ilusión para su herida que deja el tiempo con la soledad infinita y que poco a poco ahonda más la llaga del sufrimiento.
Así es como quien ama en silencio que el solo roce de sus manos es conseguir la gloria, que la mirada fugaz consuela las inmensas ganas de sentirle cerca del cuerpo, que una sola palabra de sus ardientes labios choquen con el sonido del viento que trae su voz, es sólo el palpitar del corazón enfurecido por no tener la esperanza de compartir sus sentimientos, la felicidad de verle caminar por la calle con sus pasos de inocencia frágil y sus movimientos que estremece lo más escondido del pensamiento y de un sentimiento que lucha por conseguir su mirada y su sonrisa, el valor de enfrentar un amor tan silencioso como la noche fría y oscura, el temor de que se entere y pensar que ya nunca se tendrá al menos en el pensamiento; el miedo de encontrarle de frente y decirle en sus oídos palabras tan bellas que inspiran el corazón y el sentimiento, el miedo de decirle un te amo, el temor de decirle un te amo, el temor de decirle un te quiero. Así es cuando se ama en silencio.
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