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lunes, 12 de noviembre de 2007

¿CÓMO HACEMOS SENTIR A LAS PERSONAS QUE NOS RODEAN?


El 14 de Octubre de 1998, en un vuelo trasatlántico de la línea aérea British Airways tuvo lugar el siguiente suceso: a una dama la sentaron en el avión al lado de un hombre de raza negra. La mujer pidió a la azafata que la cambiara de sitio, porque no podía sentarse al lado de una persona tan desagradable. La azafata argumentó que el vuelo estaba muy lleno, pero que iría a revisar a primera clase a ver por si acaso podría encontrar algún lugar libre. Todos los demás pasajeros observaron la escena con disgusto, no sólo por el hecho en sí, sino por la posibilidad de que hubiera un sitio para la mujer en primera clase. La señora se sentía feliz y hasta triunfadora porque la iban a quitar de ese sitio y ya no estaría cerca de aquella persona. Minutos más tarde regresó la azafata y le informó a la señora :

- Discúlpeme señora, pero, efectivamente, todo el vuelo está lleno... pero, afortunadamente, encontré un lugar vacío en primera clase. Sin embargo, para poder hacer este tipo de cambios le tuve que pedir autorización al capitán. Él me indicó que no se podía obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan desagradable.

La señora, con cara de triunfo, intentó salir de su asiento, pero la azafata en ese momento se voltea y le dice al hombre de raza negra: - ¿Señor, sería usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento?

Todos los pasajeros del avión se pararon y ovacionaron la acción de la azafata. Ese año, la azafata y el capitán fueron premiados y gracias a esa actitud, la empresa British Airways se dio cuenta de que no le había dado demasiada importancia a la capacitación de su personal en el área de atención al cliente; la empresa hizo cambios de inmediato y desde ese momento, en todas las oficinas de British Airways, se lee el siguiente mensaje:

Las personas pueden olvidar lo que les dijiste, las personas pueden olvidar lo que les hiciste, pero nunca olvidarán como los hiciste sentir.

NO DEJEMOS QUE NADIE NOS ROBE NUESTROS SUEÑOS


Ante un grupo de niños un hombre narró la siguiente historia:

Había una vez un muchacho quien era hijo de un entrenador de caballos.

El padre del muchacho era pobre y contaba con apenas unos pocos recursos para mantener a su familia y mandar al muchacho a la escuela. Una mañana en la escuela, estando el muchacho en la clase, el profesor le pidió a los alumnos que escribieran la meta que quisieran alcanzar para cuando fueran adultos.

El joven escribió una composición de siete páginas esa noche en la que describía su meta.

Escribió su sueño con mucho detalle y hasta dibujó un plano de todo el proyecto: el rancho, las pesebreras, la ganadería, el terreno y la casa en la que quería vivir; en fin, puso todo su corazón en el proyecto y al día siguiente lo entregó al profesor.

Dos días más tarde, recibió de vuelta su trabajo reprobado, y con una nota que decía: "venga a verme después de clases". El chico del sueño fue a ver a su profesor y le preguntó ¿por qué me reprobó?

El profesor le dijo: "es un sueño poco realista para un chico como tú. No tienes recursos; vienes de una familia pobre.

Para tener lo que quieres hacen falta muchas cosas y además mucho dinero.

Tienes que comprar el terreno, pagar por la cría original y después tendrás muchos gastos de mantenimiento.

No podrías hacerlo de ninguna manera. A continuación el profesor agregó:

si vuelves a hacer el trabajo con objetivos más realistas, reconsideraré tu nota".

El chico volvió a su casa y pensó mucho. También le preguntó a su padre qué debía hacer.

Éste le respondió: "mira hijo, tienes que decidir por ti mismo; de todos modos,

creo que es una decisión importante para ti, ¿cierto?"

Finalmente después de reflexionar durante una semana,

el chico entregó el mismo trabajo, sin hacer cambio alguno.

Le dijo al profesor: "usted puede quedarse con mi mala nota, yo me quedaré con mi sueño".

Al concluir el hombre miró a los niños y les dijo: "les cuento esta historia porque es mi historia.

Aquí estamos en medio de la casa de mis sueños, dentro del rancho que me propuse conseguir por que esa era la meta de mi vida. Aún conservo aquella tarea del colegio enmarcada sobre la chimenea".

Luego agregó: "lo mejor de la historia es que hace dos años, ese mismo profesor

trajo a treinta chicos a visitar mi rancho.

Y al irse el profesor me dijo: 'mira, ahora puedo decírtelo.

Cuando era tu profesor, era una especie de ladrón de sueños.

Durante esos años, le robé un montón de sueños a los niños.

Por suerte tuviste la suficiente fortaleza para no abandonar el tuyo'."

"Usted puede quedarse con mi mala nota, yo me quedaré con mi sueño"

No dejemos que nadie nos robe nuestros sueños.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

AGRADECIENDO POR LAS ESPINAS


Sandra se sentía muy decaída cuando entró en la florería. Su vida había sido tan dulce y entonces, en el cuarto mes de su segundo embarazo, un accidente de automóvil robó su alegría.

Ahora era la semana de acción de gracias y la época en que su hijo estaría por nacer. Lamentaba su pérdida.

Los problemas se habían multiplicado. La empresa donde su marido trabajaba "amenazaba" transferir el trabajo para una nueva localidad. Su hermana había llamado para decirle que no podría venir para su esperada visita en las vacaciones.

-Ella no tiene idea de lo que yo siento. Pensó Sandra con un temblor. ¿Acción de gracias? ¿Agradecer qué? Se preguntó.

-Por un conductor negligente cuyo camión apenas quedó arañado mientras él mataba? ¿Por una bolsa de aire que salvó mi vida, pero se llevó a mi niño?

-Buenas tardes, ¿Puedo ayudarla? Sandra se asustó con la aproximación de la empleada de la tienda.

-Yo... necesito de un arreglo, tartamudeó Sandra.

-¿Para el día de acción de gracias? ¿Quiere el lindo arreglo acostumbrado o le gustaría desafiar el día con lo que yo llamo el "Especial"? Estoy convencida de que las flores cuentan historias; ¿Usted estará buscando algo que realmente demuestre gratitud en esta acción de gracias?

-¡No exactamente ! Exclamó Sandra.

-En los últimos meses, todo lo que puede salir mal salió mal.

Sandra se lamentó y se sorprendió cuando la empleada le dijo,

-Tengo el arreglo perfecto para usted.

Entonces, otra cliente entró y la empleada la saludó,

-Hola, Bárbara ... Déjeme tomar su pedido.

Se disculpó y entró en un pequeño cuarto, después reapareció rápidamente, cargando un arreglo de follaje y lo que parecían ser grandes y espinosos tallos de rosas. Todo muy bien arreglado, pero no había ninguna flor.

-¿Quiere que lo ponga en una caja? Preguntó la empleada. Sandra esperó la respuesta de la cliente. ¿Aquello era una broma?

¡Acaso ella iba a querer tallos de rosa sin ninguna flor! Esperó por la carcajada, pero la mujer no se rió.

-Sí, por favor, respondió Bárbara con una sonrisa.

Sandra tartamudeó.-Esa señora salió apenas con, bueno...

¡Ella salió sin flores!

-Así es, dijo la empleada. Un arreglo sin las flores... Ese es el "Especial". Lo llamo arreglo de Espinas de acción de gracias.

-¡Pero cómo es posible! ¡No va usted a decirme que alguien está dispuesto a pagar por eso! Exclamó Sandra.

-Bárbara lleva ese especial desde hace tres años, y se siente siempre muy bien, como hoy, explicó la empleada.

-Creo que ella tiene muy poco para agradecer. Acaba de perder a su padre por cáncer; el negocio familiar fracasó; su hijo está metido con drogas; y va a enfrentar una operación.

Y la empleada continuó.

-Éste mismo año yo perdí a mi marido. Por primera vez en mi vida pasaré las vacaciones sola. No tengo niños, ni marido, ni familia cerca y demasiadas deudas para permitirme cualquier viaje.

-¿Y qué hará? Preguntó Sandra.

-Aprendí a ser agradecida por las espinas, respondió la empleada con calma.

-Yo siempre agradecí a Dios por las cosas buenas en mi vida y NUNCA le pregunté por qué esas cosas BUENAS sucedían para mi, pero cuando sucedieron cosas malas, lloré y grité...

"¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ A MI?".

¡Me llevó tiempo aprender que los tiempos obscuros son importantes para nuestra fe!

-Creo que realmente yo no quiero consuelo.

Perdí a mi bebé y estoy molesta con Dios.

Entonces otra persona entró en la tienda.

-¡Hola, Phil ! Saludó la empleada.

-Mi esposa me mandó por nuestro arreglo de acción de gracias... ¡Doce tallos espinosos! Dijo Phil, sonriendo.

-¿Eso es para su esposa? Preguntó Sandra, incrédula. ¿Le importaría decirme por qué ella quiere un arreglo como ese?

-No...

Estoy contento con su pregunta, respondió Phil. -Hace cuatro años, mi esposa y yo casi nos divorciamos.

Después de cuarenta años, estábamos en un desorden real, pero con la gracia de Dios, enfrentamos con mucha dificultad problema tras problema y salvamos nuestro matrimonio. Jenny, aquí (la empleada) me contó que ella mantenía un vaso de tallos de rosa para recordarle lo que había aprendido de los tiempos "espinosos". Eso fué muy bueno para mi.

Llevé a casa algunos de esos tallos. Mi esposa y yo decidimos etiquetar uno para cada "problema" específico y dar gracias por lo que aquél problema nos enseñó.

Y mientras Phil pagaba a la empleada, le dijo a Sandra,

-¡Yo le recomiendo mucho el "Especial"!

-No sé si puedo estar agradecida por las espinas en mi vida. Es todo tan... reciente.

-Bien, respondió la empleada cautelosamente,

-Mi experiencia me ha mostrado que las espinas vuelven a las rosas más hermosas.

Las lágrimas rodaron por la cara de Sandra.

-Llevaré una docena de éstos tallos largos y llenos de espinas, por favor, consiguió decir Sandra.

-Los tendré listos en un minuto.

-Gracias. ¿Cuánto le debo? Preguntó Sandra al recibir su arreglo.

-Nada. El primer arreglo es siempre por cuenta mía.

La empleada sonrió y le mostró una tarjeta a Sandra.

-colocaré ésta tarjeta en su arreglo, pero tal vez quiera leerla primero.

Y Sandra leyó:

"Dios mío, nunca te agradecí por mis espinas.

Te agradecí mil veces por mis rosas, pero nunca por mis espinas. Enséñame la gloria de la Cruz que yo soporto; enséñame el valor de mis espinas.

Muéstrame que llego más cerca de Ti a través del camino del dolor.

Muéstrame que, a través de mis lágrimas. los colores de Tu arcoiris son mucho más brillantes."

lunes, 5 de noviembre de 2007

Perdoname Dios cuando me quejo...


Hoy, viajando en un autobus vi una hermosa muchacha con cabello de oro, y expresión de alegrí­a; envidié su hermosura.

Al bajarse, la vi cojear. Tení­a solo una pierna, y

apoyada en su muleta, sonreía.

PERDONAME SEÑOR, CUANDO ME QUEJO.

TENGO DOS PIERNAS, Y EL MUNDO ES MIO!

Fui después a comprar unos dulces

Me atendió un muchacho encantador.

Hablé con él; parecía tan contento que aunque se me hubiera hecho tarde no me hubiera importado, ya que al salir, oí que decía:

Gracias por charlar conmigo.... es Usted tan amable, es un placer hablar con gente como usted.........ya vé, soy ciego...

PERDONAME SEÑOR CUANDO ME QUEJO.

Y PUEDO VER, Y, EL MUNDO ES MIO !

Más tarde, caminando por la calle vi a un pequeño de ojos azules, que miraba jugar a otros niños, sin saber qué hacer.

Me acerqué y le pregunté: ¿ Porqué no juegas con ellos ? Siguia mirando hacia delante sin decir una palabra: entonces comprendí que no escuchaba.

PERDóNAME SEÑOR CUANDO ME QUEJO.

YO PUEDO ESCUCHAR, Y, EL MUNDO ES MíO !

Tengo piernas para ir a donde quiero...

Ojos, para ver los colores del atardecer...

Oí­dos para escuchar las cosas que me dicen.

PERDONAME SEÑOR CUANDO ME QUEJO.

LO TENGO TODO, Y, EL MUNDO ES MIO!

NO LE DIGAS A DIOS CUAN GRANDE

ES TU PROBLEMA......

DILE A TU PROBLEMA

CUAN GRANDE ES TU DIOS!!!!!!!

miércoles, 31 de octubre de 2007

A orillas de río piedra... (Extracto)


Solo entendemos del todo el milagro de la vida cuando dejamos que suceda lo inesperado.

Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices.

Todos los días tratamos de fingir que no percibimos ese momento, que ese momento no existe, que hoy es igual que ayer y será igual que mañana.

Pero quien presta atención a su día, descubre el instante mágico. Puede estar escondido en la hora en que metemos la llave en la puerta por la mañana, en el instante de silencio después del almuerzo, en las mil y una cosas que nos parecen iguales.

Ese momento existe: un momento en el que toda la fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros.

La felicidad es a veces una bendición, pero por lo general es una conquista.

El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños.

Vamos a sufrir, vamos a tener momentos difíciles, vamos a afrontar muchas desilusiones.... pero todo es pasajero y no deja marcas. Y en el futuro podemos mirar hacia atrás con orgullo y fe.

Pobre del que tiene miedo de correr riesgos. Porque ese quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño.

Pero al mirar hacia atrás oirá que el corazón le dice:

"¿ Qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días?

¿ Qué hiciste con los talentos que tu maestro te confió?

Los enterraste en el fondo de una cueva, porqué tenías miedo de perderlos.

Entonces, ésta es tu herencia: la certeza de que has desperdiciado tu vida "

Pobre de quien escucha estas palabras!!.

Porque entonces creerá en milagros, pero los instantes mágicos de su vida ya habrán pasado.

(Paulo Coelho)

martes, 30 de octubre de 2007

La piedra...


El distraido tropezo con ella.

El violento la utilizo como proyectil.

El emprendedor construyo, con ella.

El campesino cansado la utilizo como asiento.

Para los nińos fue un juguete.

David mato a Goliat y

Michelangelo le saco la mas bella escultura.

En todos estos casos,

la diferencia no estuvo en la piedra,

sino en el hombre.

No existe piedra en tu camino que no puedas

aprovechar para tu propio crecimiento.



Desconozco el autor

lunes, 29 de octubre de 2007

¿Qué Harías?

Estás conduciendo tu carro en una noche de tormenta terrible. Pasas por una parada y ves a tres personas esperando al autobús:

1. Una anciana que parece a punto de morir.

2. Un viejo amigo que te salvó la vida una vez.

3. El hombre perfecto o la mujer de tus sueños.

¿A cuál llevarías en el coche, teniendo en cuenta que sólo puedes llevar a un pasajero en tu carro?

Piensa antes de seguir leyendo...

Este es un dilema ético-moral que una vez se utilizó en una entrevista de trabajo. Podrías llevar a la anciana, porque va a morir, y por lo tanto deberías salvarla primero; o podrías llevar al amigo, ya que él te salvó la vida una vez, y esta sería la oportunidad perfecta de devolverle el favor.

Sin embargo, tal vez nunca vuelvas a encontrar al hombre o mujer de tus sueños...

Piensa antes de seguir leyendo...

El aspirante que fue contratado (de entre 200 aspirantes) no dudó al dar su respuesta. Me encantó y espero poder utilizarlo alguna vez en alguna entrevista.

¿QUÉ DIJO? Simplemente contestó: "Le daría las llaves del carro a mi amigo, y le dejaría que llevara a la anciana al hospital. Yo me quedaría y esperaría al autobús con la mujer de mis sueños."

Debemos superar las aparentes limitaciones que nos plantean los problemas, y aprender a pensar creativamente, pensar ¿Qué Haría Jesus?

SER TRANSPARENTE


Suelo preguntarme porqué es tan difícil ser transparente… creemos que ser transparente simplemente es ser sincero, no engañar a los otros.

Pero ser transparente es mucho más que eso.

Es tener el valor de exponerse, de ser frágil, de gritar, de decir lo que sentimos...

Ser transparente es desnudarse el alma, es dejar caer las máscaras, bajar las armas, destruir las inmensas y pesadas paredes que nosotros insistimos tanto en construir…

¡Ser transparente es permitir que florezca toda nuestra dulzura!

Pero infelizmente, casi siempre, la mayoría de nosotros decide no tomar ese riesgo.

Preferimos la dureza de la razón a la luminosidad que expondría toda la fragilidad humana.

Preferimos el nudo en la garganta a las lágrimas que nacen de lo más profundo de nuestro ser... Preferimos perdernos en una búsqueda loca de respuestas inmediatas a simplemente rendirnos y admitir que no sabemos, que tenemos miedo. No importa qué doloroso es tener que construir una máscara que nos distancie cada vez más, preferimos eso para mantener una imagen que nos de la sensación de protección...

Así, vamos ahogándonos cada vez más en palabras falsas, en actitudes falsas, en sentimientos falsos...

Con el pasar de los años, un vacío frío y oscuro nos hace percibir que ya no sabemos dar ni pedir lo más precioso que tenemos para compartir… dulzura, comprensión…

Sufrimos, nos sentimos solos, inmensamente tristes y lloramos calladamente antes de dormir.

Los latidos gritan dentro nuestro por no tener el valor de mostrarnos a quienes más amamos.

Porque, equivocadamente, aprendimos que es mejor atacar, acusar, criticar y juzgar, que simplemente decir: "estamos hiriéndonos… paremos por favor !"

Porque aprendimos que decir "eso es ser débil, es ser tonto," es ser menos que el otro.

Cuando, realmente, si actuáramos con el corazón, podríamos evitar tanto dolor, tanto dolor...

Sugiero que nos permitamos explotar toda nuestra dulzura.

Que consigamos no atraer el lamento, no contener la risa, no esconder tanto nuestro miedo y no querer parecer tan invencibles…

Que consigamos no intentar controlar tanto, competir tanto….

Que consigamos vivir dulcemente… sentir… AMAR...que cada año sea todo corazón, mucho más sentimiento, inundado de un amor transparente, a pesar de todo el riesgo que eso significa.

tomado de la red

CADA UNO DA LO Q POSEE....

Una persona perversa

resuelve hacer un presente a

una persona pobre por su aniversario

e irónicamente manda preparar

una bandeja llena de basura y desperdicios.

En presencia de todos,

manda entregar el presente,

que es recibido con alegría

por el agasajado.

Gentilmente,

el agasajado agradece

y pide que lo espere un instante,

ya que le gustaría poder

retribuir la gentileza.

Tira la basura,

lava la bandeja,

la cubre de flores,

y la devuelve con un papel, donde dice:

“Cada uno da lo que posee”.

Así que, no te entristezcas

con la actitud de algunas personas;

no pierdas tu serenidad.

La rabia hace mal a la salud,

el rencor daña el hígado

y la cólera envenena el corazón.

Domina tus reacciones emotivas.

Se dueño de tí mismo.

No arrojes leña en el fuego

de tu aborrecimiento.

No pierdas la calma.

Piensa antes de hablar

y no cedas a tu impulsividad.

“Guardar resentimientos es como tomar veneno y esperar que otra persona muera”.

Pero lo que sale de la boca, del corazon sale;

Y esto contamina al hombre.

Por que del corazon salen los malos pensamiento,los homicidios, los adulteros, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.

¡Esta vida es una caloría absurda!


Pareciera ser que para alcanzar la categoría de humanos ya no sólo hay que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro sino, además y por encima de todo, SER FLACA.

Esta indignada nota de reivindicación de los rollos, esta exaltada defensa de la celulitis, de exasperada admiración por las abundancias corporales, se la dedico con todo mi peso a la sociedad de consumo.

Entremos de lleno en la primera de las paradojas: "la sociedad de consumo". En ella vivimos, cultivamos el stress, mamamos de su smog y nos acreditamos un infarto. Mucha malaria junta, se diría, pero aún nos falta lo peor: esta bendita sociedad de consumo nos impide el sagrado placer de consumir y nos invita a la asquerosa tarea de consumirnos.

Cierto es que nos tientan con autos último modelo (que en la repucha vida conseguiremos adquirir), que nos estimulan el cáncer promocionando puchos, que nos empaquetan con productos tan extraños como una tumba arbolada (¿quién carajo quiere estar a la sombra adentro del hoyo?), y nos persuaden de que sin un televisor color no somos nada. Sin embargo, ninguno de estos productos, tanto los que podemos adquirir como los que siempre vamos a mirar con la ñata contra el vidrio, ninguno de ellos, repito, puede darnos esa espléndida, confortable, calmante y lujuriosa sensación de levantarnos a medianoche y manducarnos un regio sándwich de salame con mucha mayonesa.

Nadie, con la sagrada excepción del divino marqués que se las ingeniaba como un loco, puede encontrar el menor placer en chupar el capó de un auto 0 kilómetro, comerse un atado de puchos o mordisquear las arboledas de un cementerio a la clorofila.

Las anfetas y las minas

La sorda campaña antigordos que aquí se denuncia, se vuelve frenéticamente desembozada en cuanto se aproximan los calores.

Si durante el invierno una gordita podía considerarse como vagamente tiñosa, a esta altura del año puede anotarse en la fila de las leprosas. Desde los diarios y la televisión se nos recomiendan los regímenes más abstrusos y se nos propinan los consejos más aviesos.

• Encabezan la lista las pastillas para tomar a las diez de la mañana. Con esa mágica cápsula y un poco de viento a favor, en quince días se puede ingresar en el mundo de los humanos.

De aquí en más toco de oído pero, por lo que conozco del tema, o esas pastillas contienen anfetaminas con las que sin duda se baja de peso (previo caminar por las paredes como una mosca epiléptica) o no contienen anfetaminas, con lo cual, sospecho, debe ser más efectivo un Geniol.

• La otra ofensiva se libra por el lado de los institutos de belleza donde, una vez más, se nos promete el Paraíso. Primero nos recomiendan: "Tómese la piel a la altura de la cintura entre el índice y el pulgar: si tiene usted carne, no lo dude, ES UN ROLLO". O: "Mírese la parte de atrás de los muslos: si los nota fláccidos, es celulitis".

Pues bien, si una es tan gila de caer en la trampa, podrá comprobar que hasta la Mia Farrow tiene un rollo en la panza, y eso que "no tiene panza". Ni qué decir entonces las que sí tenemos: desde la Venus de Milo hasta las rotundas "Gracias" de Velázquez irían de cabeza a un instituto. En cuanto a mirarse los muslos de atrás, si lo intenta, seguro le da tortícolis; pero aun con el pescuezo tieso… ¡de la celulitis no se salva!

Pues bien, una vez demostrado que universalmente todos somos celulíticos, el instituto nos propone que en quince días, "sin píldoras, sin gimnasia y sin régimen", una saldrá debidamente escuálida. Me pregunto: si es sin píldoras, sin gimnasia y sin régimen, ¿qué les hacen? ¿Electroshock?

La TV nos tienta

Una de las ofensas de la sociedad de consumo es que, con absoluta inescrupulosidad, se nos vende también toda una parafernalia de objetos que, con sólo mirarlos, engordan.

Ha cundido por ejemplo la moda de las "procesadoras", que según nos muestran, pueden, con igual garbo, depilar un perejil como hacernos la cirugía estética si ponemos la nariz de chanfle.

La demostración comienza siempre con frutas y verduras de la estación sometidas al aparatejo (lo que no es para tanto, pues un gordo de ley jamás se tienta con cosas que no engordan) pero culmina a todo escándalo en una mesa tendida con carnes, cremas, postres con rulitos presentados como para tener una hemorragia de jugo gástrico.

Pero además observemos un instante quién nos vende esa máquina de dar placer. ¿Es tal vez una rolliza dama como era Doña Petrona? ¿Tiene acaso la humana carnadura de mi admirada Blanca Cotta? Pues no, las artífices de la infamia son "aparentemente" amas de casa como usted, ¿vio?, sólo que con seis horas de peluquería y noventa-sesenta-noventa en todo su esplendor. ¿Por qué no se hacen freír a máquina?

El chocolate y el traste

Saltemos de las procesadoras (total las zanahorias ralladas me dan asco) y vayamos a los "platos fuertes". Capeletis deshidratados con salsa a toda orquesta, tallarines de todo tipo, y para culminar, chocolates, montañas de chocolates, rellenos, con nueces, con almendras, con miel, con manteca, ¡con cinco billones de calorías!

Una vez más observemos a las damas encargadas de convencernos.

• Las de los tallarines reinan en su hogar con marido churrísimo, al que miran con la rotunda expresión de propietarias. El mensaje subliminal puede entenderse así: si usted cocina estos tallarines tan exquisitos, tiene garantido un marido ídem de bello y sumiso. Corre por nuestra cuenta –¡mal rayo las parta!– el tener la misma figura de las desgraciadas, que parecen alimentadas con hilo de coser.

• El tema de los chocolates es aún más perverso, pues para poder disfrutarlos pareciera que hay que tener dieciocho años, una cinturita de este tamaño, y un traste grande así. Con eso y una bici donde poder bambolearlo o un viento que nos ayude a exponerlo, ya somos acreedoras a que un jóven se enamore y, zápate, nos sepulte en golosinas.

He allí una flagrante contradicción psicológica: si una tiene esa edad, esa cinturita y ese traste, no tiene "tantas" ganas de comer chocolates como cuando nos ha quedado sólo el traste. A esa altura (me refiero a la coyuntura existencial del traste solo) es precisamente cuando se hace imperioso consolarse con un buen chocolate que reemplace los años que se nos fueron, la cintura que perdimos y el novio que por todo esto no tendremos. ¡Esta vida es una caloría absurda!

En nombre de Platón, a la sombra de Sócrates, in memoriam de Apuleyo y tantos y tantos griegos ilustres que se acostaban a comer hasta reventar mientras pensaban ni más ni menos que en la Filosofía, bajo la advocación de Balzac y la protección de todo el mujererío del Renacimiento que aún ostenta su opulencia desde los magníficos cuadros de Rafael, amparados en la socarrona sonrisa de la Gioconda, arrebujada en sus rollos de manteca y miel, por la rotunda sombra de las huríes que custodian el sabio paraíso de Mahoma, en nombre de todos ellos…

En verdad os digo: sólo los amplios de caderas entrarán en el reino de los Cielos.



Desconozco el autor....

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