Visita también nuestro nuevo Blog:

viernes, 16 de junio de 2023

Mientras tú creías que yo no estaba mirando

Mientras tú creías que yo no estaba mirando, yo vi que: Pegaste con un imán mi dibujo al refrigerador, por eso de inmediato quise hacer otro.

Le diste de comer a un gatito sin hogar, entonces entendí que a los animales hay que tratarlos con amor y respeto.

Preparaste mi pastel favorito especialmente para mi, así me di cuenta que los pequeños detalles ocultan mucho sentido.

Fuiste a visitar a tu amigo enfermo, y entonces entendí que las personas deben cuidarse mutuamente.

No niegas la ayuda a los necesitados, y comprendí que si tienes tiempo y dinero, hay que ayudar a aquellos que no lo tienen.

Tratas con mucho cuidado nuestra casa y a todos los que vivimos aquí, y entendí que cada persona debe cuidar lo que tiene y lo que quiere.

Incluso cuando te sientes mal, continúas cumpliendo con tus obligaciones, y me di cuenta de lo que significa la responsabilidad.

A veces no pudiste contener las lágrimas, y entendí que en la vida hay tristeza y dolor, y llorar es normal.

Nunca dejas de cuidar de mí, y yo quise cumplir todas tus expectativas y hacer todo lo posible para que te sientas orgulloso de mí.

Mientras tú creías que yo no estaba mirando, aprendía de ti la vida. Tomé tu ejemplo y traté de ser como tú.

En lo más profundo de mi alma estaba un pequeño adulto que se decía a sí mismo:

(Queridos padres, gracias por todo lo que he visto mientras creían que yo no estaba mirando.)


Desconozco el autor



jueves, 15 de junio de 2023

Budismo: Las 3 marcas de la existencia

 Conocidas también como los tres sellos del dharma o tri-lasana:

*Impermanencia o anitya

*Sufrimiento o duhkha

*Ausencia de identidad en sí misma, del yo, o anatman.


1. Impermanencia o anitya

La impermanencia no es otra cosa que citar el modo cambiante del suceder natural de las cosas. Consideramos la impermanencia una aliada cuando nos trae bienestar, de enfermo a sano, de solo a enamorado, del trabajo a las vacaciones, pero cuando la impermanencia lleva el recorrido contrario, ya no la consideramos como una amable expresión de la vida sino como un enorme problema. Pero, en realidad, la impermanencia no es un problema, es más, a ella le resultamos indiferentes.


2. Sufrimiento o duhkha

«Cuanto más claramente veamos que no hay nada que hacer, con mayor nitidez sabremos qué es necesario hacer.» Lo esencial es discernir entre libertad y sufrimiento para que al levantarnos nos acompañe la disposición a no echar a correr ante nuestros sufrimientos sino de atravesarlos. 


3. Ausencia de identidad en sí misma, del yo, o anatman.

El yo egoico tanto se defiende, protege o complace como se juzga, critica y ataca, hace que nos pensemos, casi obsesivamente, en relación con los demás haciéndonos sentir inferiores y fracasados por no gustar, parecer débiles por no estar a la altura de lo que hoy se entiende por éxito. O, por el contrario, orgullosos, vanidosos y competitivos. Una mente fuerte es una mente resiliente, libre y sagaz, que sabe gestionar de manera adecuada los sucesos de la vida, sean los que sean; una mente que no se siente insegura, sino abierta a los otros; una mente que no está zarandeada por la cólera, la codicia, la envidia u otros factores mentales perturbadores. Todas esas cualidades llegan cuando hemos logrado reducir la sensación de un yo como identidad.


Zen día a día, Gaia ediciones, 2012.

Budismo: Karma

Karma se refiere a acción o motivación, y también a resultado. Si la motivación de los pensamientos es impura, será imposible lograr un resultado plenamente positivo.

Nuestra conducta tiende a ser una mezcla de intenciones positivas y negativas, puede resultar difícil distinguir los efectos de nuestros actos. Sin embargo, si aprendemos a seguir nuestras motivaciones en sus desvíos y logramos enderezarlas una y otra vez, con el tiempo obtendremos los resultados deseados. 

Nuestro buen karma se multiplicará geométricamente en la medida en que otros se beneficien de nuestra obra y que los resultados perduren. Karma positivo significa sabiduría en acción.

Una intención negativa socava el valor del ser humano y causa sufrimiento innecesario a todos; no puede producir un resultado constructivo. Sólo una actitud positiva puede, eventualmente, generar un resultado positivo.




Budismo: La impermanencia

Se considera que el hombre vive en promedio unos 77 años. Es como si viviéramos un tiempo prestado y un reloj de arena invisible midiera los días dejando caer los granitos. ¿Cuántos días nos quedan? Cada vez nos queda menos tiempo. Estamos seguros de que vamos a morir; lo que no sabemos es cuándo ni cómo. Nuestra respiración nos une a la vida. Un día, después de haber inhalado varias veces, exhalaremos por última vez y ése será el fin de esta vida. Toda vida tiene un plazo. Todo momento –sobre todo éste– cuenta.

 

La impermanencia quizá sea la principal característica de la existencia humana. En nuestra vida diaria, los buenos y los malos momentos vienen y van. Los niños crecen y los adultos envejecen. La vida se perpetúa en infinitos ciclos. Todo tiene un comienzo, un centro y un final, cada comienzo contiene su propio fin y cada fin encierra la promesa de un nuevo comienzo. Nada permanece tal como es ahora: el presente no vuelve. Parte del arte de vivir es poder comenzar bien cada momento, centrar la atención, soltarse gentilmente y, luego, despedirse dándole a cada instante sus propias cualidades.

 

Un día que no concluyó adecuadamente proyectará los elementos no procesados al día siguiente. Quizá sea algo que descuidamos o pasamos por alto, o un sentimiento que no hemos podido sentir; cualquiera sea su forma, los elementos del día no resueltos nos acompañan como un equipaje molesto. La frustración de hoy obedece a causas que ocurrieron en el pasado; si tampoco cuestionamos nuestro desengaño, éste se convierte en otro resto de experiencia antigua que va apilándose como basura en una esquina.

 

Si experimentamos la transición de un día al otro con conciencia, podemos ingresar en el futuro con una mente más liviana y abierta. Al finalizar el día o una fase, podemos pasar revista a todo: recuerdos intensos, logros, arrepentimiento y remordimiento. Aceptamos lo ocurrido y, luego, lo dejamos ir. Así, la transición al día siguiente es más fácil. Ya no cargamos con el peso de relaciones tirantes o penosos recuerdos de nuestras acciones desconsideradas. Nada pesa sobre nuestra conciencia; los pensamientos culposos o la pena de sí no nos consumen. Hasta la muerte se convierte en algo para celebrar, como un nacimiento, una vida valiosa que concluye y el comienzo de algo nuevo.

 

Impermanencia no es un simple concepto, sino una experiencia vital. Con la práctica, mente y corazón se familiarizan con la impermanencia, y nos movemos con el cambio en lugar de resistirlo. Hay un método para ser conscientes del paso del tiempo: se trata de focalizar la conciencia en el ciclo de la respiración, centrándonos en cada inspiración y exhalación de manera neutra. A medida que nos acoplamos al ritmo de la respiración, la cualidad siempre cambiante del tiempo se vuelve inseparable de la conciencia. La apreciación por el flujo constante del tiempo pasa a ser algo natural en nuestra vida cotidiana. Consustanciados con el flujo, nos sentimos cómodos con el cambio. La impermanencia ya no es más un obstáculo o una amenaza, sino la puerta hacia el cambio positivo.


Extraido de "Vivir sin arrepentimiento". La experiencia humana a la luz del budismo tibetano (ed. Norma).

miércoles, 14 de junio de 2023

Osho

 Da vida a cosas que sean hermosas;

no des vida a cosas feas.

No tienes demasiado tiempo,

demasiada energía para desperdiciar.

Es tán corta la vida,

con recursos tán limitados de energía,

es estúpido desperdiciarla

en tristeza, ira, odio, celos.

úsala para amar,

úsala en actos creativos,

en la amistad,

en la meditación.

Haz algo con tu energía para elevarte.

Cuanto más alto llegues,

mayores recursos de energía

se pondrán a tu alcance.

Está en tus manos.


Osho.