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lunes, 7 de mayo de 2007

¿PORQUÉ LA GENTE GRITA.?.

Un día el hombre más anciano de una tribu preguntó
a los demás:
-¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?.

Los hombres pensaron unos momentos:
-Porque perdemos la calma - dijo uno- , por eso gritamos.

-Pero ¿por qúé gritar cuando la otra persona está a tu
lado? - preguntó- el anciano.- ¿No es posible hablarle
en voz baja?.¿Por qué gritas a una persona cuando estas
enojado?.
Los hombres dieron algunas respuestas pero ninguna de
ellas sastisfacía al anciano.
Finalmente él explico:
-Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se
alejan mucho. Para cubrir es distancia deben gritar, para
poder escucharse. Mientras más enojados estén más fuerte
tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de
esa gran distancia.
Luego el anciano preguntó:
-¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?.
Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, ¿por qué?. Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
El anciano continuó:
-Cuando se enamoran más así ¿qué suecede?
No hablan, solo susurran y se vuelven aun más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo.
Así es cuan cerca estan dos personas que se aman.

El anciano terminó diciendo:
-Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen,
no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta, que no encontrarán más el camino de regreso.

Lo mas importante...



Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño
en los brazos, pasando delante de una caverna
escucho una voz misteriosa que allá adentro

le decía:"Entra y toma todo lo que desees, pero
no te olvides de lo principal.
Recuerda algo, después que salgas, la
puerta se cerrara para siempre. Por lo tanto,
aprovecha la oportunidad, pero no
te olvides de lo principal."
La mujer entro en la caverna y encontró
muchas riquezas. Fascinada por el oro y
por las joyas, puso al niño en el piso y
empezó a juntar, ansiosamente, todo
lo que podía en su delantal.
La voz misteriosa hablo nuevamente.
"Tienes solo ocho minutos".
Agotados lo ocho minutos, la mujer
cargada de oro y piedras preciosas,
corrió hacia fuera de la caverna
y la puerta se cerro.....Recordó , entonces,
que el niño quedo allá y la puerta
estaba cerrada para siempre.
La riqueza duro poco.... .... y la desesperación
duró para siempre.
Lo mismo ocurre con la mayoría de nosotros.
Tenemos unos 80 años para vivir, en este
mundo, y casi siempre dejamos a un
lado lo principal!"
Y lo principal en esta vida son los valores
morales, la familia, lo espiritual, los amigos,
y nuestra propia vida en total armonía con los
que nos rodean.
No nos olvidemos que la vida en este mundo,
pasa y cuando la puerta de esta vida se cierra
para nosotros, de nada valdrán las lamentaciones. ....
Piensa por un momento que es lo principal
en tu vida ... y ... NUNCA LO OLVIDES!!Lo mas importante....

EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS...


Cierto día, caminando por la playa reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez.




Tan pronto como me aproximé me di cuenta de que lo que el hombre levantaba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.



Intrigado, lo interrogué sobre lo que estaba haciendo, a lo que me respondió:
Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano. Como ves, la marea es baja y estas estrellas han quedado en la orilla si no las arrojo al mar morirán aquí por falta de oxígeno.


Entiendo, le dije, pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa, No puedes lanzarlas a todas. Son demasiadas.........

..........Y quizás no te des cuenta de que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa...............



¿no estás haciendo algo que no tiene sentido?

El hombre sonrió, se inclinó y tomó una estrella marina y mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondió :

¡ para ésta si lo tuvo !


Reflexión: Nada puedo hacer para solucionar las penas del mundo pero mucho puedes hacer para ayudar.....
.......en el pedacito de mundo que te toca. ¡Tú eres una de esas estrellas que ha vuelto al mar a contarle a las otras que que en las pruebas mas dificiles aún existen seres que creen en los demás...y te tenderan las manos........ en el nombre de nuestro Señor.

El anillo....

Una vez un muchacho que estaba muy deprimido fue donde un hombre que tenía fama de sabio. Cuando llegó a la casa del hombre le dijo: - Señor, vengo a que me ayude. Me siento muy mal. Soy un fracasado. Nadie me tiene en cuenta, todo el mundo me rechaza, mis hermanos me dicen que yo no sirvo para nada, que soy un idiota. En el colegio, mis compañeros me desprecian, nadie me tiene en cuenta. En verdad que soy un fiasco. El maestro, mirando de soslayo al chico le dice:-Mira, muchacho, yo, igual que tú, también tengo problemas, así que no puedo ayudarte.De nuevo el joven sintió que una vez más era rechazado, pero cuando ya se iba a ir del lugar el maestro lo llamó y le dijo: -Ya que estás aquí hazme un favor. Toma este anillo -dijo el sabio quitándose el anillo de uno de sus dedos- ve al pueblo en el caballo que tengo allí amarrado y trata de vender la joya. Necesito urgentemente ese dinero. Pero escucha bien esto. ¡No vayas a dar ese anillo por menos de una moneda de oro está claro! El muchacho se puso feliz de ver que podía ser útil. Rápido se montó en el caballo y se fue al mercado del pueblo que estaba atiborrado de comerciantes. Estuvo todo el día ofreciendo el anillo, pero cuando mencionaba el precio, la gente se reía. "Se nota que no tienes idea de lo que vale una moneda de oro si pretendes cambiar esa joya", decían unos. Otros, tan pronto mencionaba el valor del anillo, se mofaban o miraban para otro lado. Cansado de tanto desprecio, resolvió volver donde su maestro. Una vez frente a él le contó, con la cabeza agachada, de su fracasado intento de vender la joya. El sabio le dijo de nuevo: -Mira, hagamos lo correcto. Lleva este anillo donde el joyero del pueblo, él si sabe de su verdadero valor. Dile que lo avalué, pero escucha bien, no lo vendas. No importa cuánto dinero te ofrezca.El chico, feliz, fue al pueblo y se presentó ante el joyero. Éste tomó el anillo en sus manos y cuidadosamente lo examinó con una lupa, luego le hizo una prueba con unos ácidos y finalmente exclamó: "¡Esto si que es una verdadera obra de arte¡". Se quitó los lentes y mirando al muchacho le dijo en tono muy emocionado. - Mira, muchacho. Dile al dueño de esta joya que le doy ya mismo ¡cincuenta y ocho monedas de oro por ella! Pero que si se espera unos ocho días más, le puedo subir el precio hasta ¡Setenta monedas de oro!El chico casi se desploma cuando escuchó la oferta del joyero. Montó el caballo y corrió a galope hasta donde el maestro. Cuando le relató el suceso al hombre, el anciano sabio le dijo: -Debes tener mucho cuidado con la opinión de los demás. No todos tienen la capacidad de valorarnos en lo que verdaderamente somos.
Así que no creas todo lo que te han dicho de ti.

" Yo quisiera "




Yo quisiera que encontraras en mis ojos
todas las respuestas que no se decir.
Yo quisiera no precisar de palabras
para que comprendieras todos mis pensamientos.

Yo quisiera que tengas la total seguridad
que siempre y como sea, a tu lado estaré.
Yo quisiera que buscaras dentro mío
todo lo que todavía no he podido encontrar

Yo quisiera que todo mi ser
no tuviera un solo secreto para ti.
Yo quisiera muchas cosas, pero resumiendo,
yo solo quiero...
Que tú me quieras.




Yyad Ben Ahmed

EL LAPIZ...



El niño miraba al abuelo escribir una carta. En un momento dado, le preguntó:
– ¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto:
– Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial.
– ¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!
–Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en él cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán de ti una persona por siempre en paz con el mundo:
Primera cualidad : puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos.
A esta mano nosotros la llamamos Dios, y Él siempre te conducirá en dirección a su voluntad.
Segunda : de vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas.
Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final está más afilado. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque te harán mejor persona.
Tercera : el lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal.
Entiende que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
Cuarta : lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro.
Por lo tanto, cuida siempre de lo que sucede en tu interior.
Finalmente, la quinta cualidad del lápiz: siempre deja una marca.
De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará trazos, e intenta ser consciente de cada acción.

Amor sin ataduras...


Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux, que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Azul, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu…
Nos amamos… empezó el joven
Y nos vamos a casar… dijo ella.
Y nos queremos tanto que tenemos miedo, queremos un hechizo, un conjuro, o un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte.
Por favor, repitieron, hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó al verlos tan jóvenes, tan enamorados y tan anhelantes esperando su palabra…
Hay algo,-dijo el viejo- pero no sé… es una tarea muy difícil y sacrificada.
Nube Azul…-dijo el brujo- ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena. ¿Comprendiste?
Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo- deberás escalar la montaña del trueno. Cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas, y solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Azul. ¡Salgan ahora!
Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte y él hacia el sur.
El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas.
Eran verdaderamente hermosos ejemplares.
Y ahora ¿qué haremos?, -preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
No, dijo el viejo.
¿Los cocinaremos y comeremos su carne?, propuso la joven.
No, repitió el viejo. Harán lo que les digo: tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero. Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres…
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse por el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.
Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón. Si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse el uno al otro.
Si quieren que el amor perdure… "vuelen juntos, pero jamás atados".

Desconozco el autor

jueves, 12 de abril de 2007

EL LADRILLAZO....



Un joven y exitoso empresario paseaba a toda velocidad en su auto ultimo modelo sin ningún tipo de precaución.

De repente sintió un estruendoso ruido en la puerta y se detuvo. Al bajarse vio que un ladrillo le había estropeado la pintura y carrocería de la puerta de su lujoso auto.

Se subió nuevamente, pero esta vez lleno de enojo, dio un giro de 180° y regresó a toda velocidad al lugar donde vió salir el ladrillo que le arruinó el auto.

Salió del auto de un brinco y agarró por los brazos a un chiquillo y empujándolo hasta el auto estacionado, le gritó a toda voz:

- ¿Qué rayos fue eso? ¿Quién eres tú y qué crees que haces con mi auto?

Y enfurecido continuó gritándole: ¡Es un auto nuevo y ese ladrillo que lanzaste va a costarte muy caro! ¿Por qué hiciste eso?

¡Por favor señor, por favor! Lo siento mucho….No sé que hacer, suplicó el chiquillo…Le lancé el ladrillo porque nadie se detenía…

Las lágrimas rodaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia el otro lado del auto estacionado.

¡Es mi hermano!, le dijo. Se descarriló su silla de ruedas y se cayó al suelo…y no puedo levantarlo. Sollozando, miró al ejecutivo y le dijo: ¿Puede usted, por favor, ayudarme a levantarlo? Está golpeado y pesa mucho para mi solito….

Impactado por las palabras del chiquillo, el ejecutivo tragó saliva y un nudo se formó en su garganta. Profundamente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo, lo sentó en la silla y sacó un pañuelo para limpiar un poco las cortaduras y el sucio de las heridas del hermano de aquel chiquito tan especial.

Luego de verificar que se encontraba bien, miró al chiquillo y éste le dio las gracias con una sonrisa difícil de describir…”Dios lo bendiga señor, y muchas gracias”

El hombre vio como se alejaba el chiquillo empujando la pesada silla de ruedas hasta llegar a una humilde casa.

Cuentan que el ejecutivo aun no ha reparado el auto manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo, para recordarle el no ir por la vida tan distraído y tan de prisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que le preste atención.

Dios normalmente nos susurra en el alma y en el corazón, pero hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención. Uno escoje: escuchar el susurro o sentir el ladrillazo….

lunes, 2 de abril de 2007

Dios es como el azúcar...

Cierto día, la profesora, queriendo saber si todos habían estudiado la lección solicitada, preguntó a los niños quién sabría explicar quién es Dios. Uno de los niños levantó el brazo y dijo: - Dios es nuestro padre. El hizo la tierra, el mar y todo que está en ella; nos hizo como hijos de Él.La profesora, queriendo buscar más respuestas fue más lejos: ¿Como saben que Dios existe, si nunca Lo han visto? La sala quedó toda en silencio...Pedro, un niño muy tímido, levantó la mano y dijo: - DIOS ES COMO EL AZÚCAR en mi leche. Yo no veo el azúcar que está dentro de la taza en medio de la leche, pero si la saco, queda sin sabor. Dios existe y está siempre en el medio de nosotros, solo que no lo vemos. Pero si Él no está, nuestra vida queda sin sabor.La profesora sonrió y dijo: - Muy bien, Pedro, yo les enseñé muchas cosas, pero tú me enseñaste algo más profundo que todo lo que yo ya sabía. Yo ahora sé que Dios es nuestro azúcar y que ESTÁ TODOS LOS DÍAS ENDULZANDO NUESTRA VIDA.Le dió un beso y salió sorprendida con la respuesta de aquel niño.La sabiduría no está en el conocimiento, pero sí en la vivencia de DIOS en nuestras vidas, pues teorías existen muchas, pero dulzura como la de DIOS no existe todavía, ni en los mejores azúcares...No te olvides de colocar "AZÚCAR" en tu vida.

La llave de la felicidad...





Cuenta la leyenda que antes de que la humanidad existiera,se reunieron varios duendes para hacer una travesura.

Uno de ellos dijo:
_Pronto serán creados los humanos. No es justo que tengan tantas virtudes y tantas posibilidades. Deberíamos hacer algo para que les sea más difícil seguir adelante. Llenémoslos de vicios y de defectos;eso los destruirá.
El más anciano de los duendes dijo:
_Está previsto que tengan defectos y dobleces, pero eso sólo servirá para hacerlos más completos. Creo que debemos privarlos de algo que, aunque sea, les haga vivir cada día un desafío.
_¡¡¡Qué divertido!!! _ dijeron todos.
Pero un joven y astuto duende, desde un rincón, comentó:
_Deberíamos quitarles algo que sea importante.. ¿pero qué?
Después de mucho pensar, el viejo duende exclamó:
_¡Ya sé! Vamos a quitarles la llave de la felicidad.
_¡Maravilloso. .. fantástico... excelente idea! _ gritaron los duendes mientras bailaban alrededor de un caldero.
El viejo duende siguió:
_El problema va a ser donde esconderla para que no puedan encontrarla.
El primero de ellos volvió a tomar la palabra:
_Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo.
A lo que otro miembro repuso:
_No ,recuerda que tienen fuerza y son tenaces, escalarían el monte y el desafío terminará.
El tercer duende dijo:
_Escondámosla en el fondo del mar, no dijo otro, recuerda que tienen curiosidad, alquien inventará una máquina para bajar y la encontraría.
El tercero dijo:
_ Elijamos algún planeta. A lo cual los otros dijeron: no, recuerda su inteligencia, algún día inventarán una nave que pueda viajar a otros planetas y la descubrirán.
Un duende viejo, que había estado escuchando en silencio se puso de pie y dijo:
_Creo saber dónde ponerla, debemos esconderla donde nunca la buscarían
Todos voltearon asombrados y preguntaron.
_¿Dónde?
_El duende respondió:
_La esconderemos DENTRO DE ELLOS MISMOS... muy cerca de su corazón.
La risa y los aplausos se multiplicaron. Todos los duendes reían:
_¡ Ja...Ja... Ja...! Estarán tan ocupados buscándola fuera, desesperados, sin saber que la traen consigo todo el tiempo.
El joven escéptico acotó:
_Los hombres tienen el deseo de ser felices, tarde o temprano alguien será suficientemente sabio para descubrirla y se lo dirá a todos.
_Quizás suceda así _ dijo el más anciano de los duendes_, pero los hombres también poseen una innata desconfianza de las cosas simples. Si ese hombre llegara a existir y revelara que el secreto está escondido en el interior de cada uno .... nadie le creerá.


Encontrar el sentido de tu vida es descubrir la llave de la felicidad.


Autor: Jorge Bucay.