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jueves, 18 de abril de 2013

EL CONTRABANDISTA

Nasrudin solía cruzar la frontera todos los días, con las cestas de sus asnos cargadas de paja. Como admitía ser un contrabandista cuando volvía a casa por las noches, los guardas de la frontera le registraban una y otra vez. Registraban su persona, cernían la paja, la sumergían en agua, e incluso la quemaban de vez en cuando. Mientras tanto, la prosperidad de Nasrudin aumentaba visiblemente. Un día se retiro y fue a vivir a otro país, donde, unos años mas tarde, le encontró uno de los aduaneros. - Ahora me lo puedes decir, Nasrudin, ¿Que pasabas de contrabando, que nunca pudimos descubrirlo? - Asnos - contesto Nasrudin.

Fábula del hombre con mala suerte

En aquellos días, un hombre desorientado se encontraba frente a dos caminos y no sabía cual lo llevaría al lugar que deseaba. Una anciana que llevaba una pesada canasta, con sus vestidos algo raídos y sandalias llenas de barro, le preguntó: -Buen hombre, parece algo perdido. ¿Puedo ayudarlo? El hombre, viendo el aspecto de la mujer, pensó que la pobre no era muy indicada para asesorarlo sobre su travesía. Sin darle demasiada importancia, le dijo: -No, gracias- y empezó a caminar por el sendero que parecía más transitado. La anciana agachó la cabeza, mientras el hombre siguió caminando sin mirar hacia atrás. Ya comenzaba a caer la noche y el hombre se encontró que el camino terminaba en un acantilado del que se veía colgar un pequeño puente. Mientras se acercaba, se dió cuenta que no podría cruzar porque los maderos que aún colgaban estaban demasiado deteriorados. Entonces decidió acampar cerca del lugar para pasar la noche, ya que estaba oscuro para volver. No podía sin embargo conciliar el sueño, estaba enojado por su mala suerte. Al amanecer se dispuso a regresar y probar por el otro camino. Tenía hambre y sed, pero no encontraba ningún fruto en los árboles que le dieran sustento, mas siguió caminando. llegar a la bifurcación de los caminos, volvió a encontrarse con la anciana e intrigado comentó: -Señora, no me diga que el otro camino tampoco conduce a ningún sitio. La mujer le contestó: -Sí, buen hombre, ese camino conduce al valle de la abundancia. El hombre volvió a decir: ¡Ah! ¿Usted ya está regresando de allí?. La anciana le contestó: -Hace mucho tiempo que he regresado de allí, sólo estoy aquí cada día para ayudar a los peregrinos. La mujer sacó una manzana de su canasta y la ofreció al caminante que agradecido sonrió y saludó cortésmente. Nadie puede elegir por ti el camino pero siempre encontraremos señales que nos ayuden a tomar la mejor decisión. Anda cauto y sin prejuzgar ya que nadie se cruza en tu vida por casualidad. Karina E. González (Kar-el)

viernes, 22 de febrero de 2013

El samurai y el gato del monje

Un samurai tenía en su casa un ratón del que no llegaba a desembarazarse. Entonces adquirió un magnifico gato, robusto y valiente. Pero el ratón, más rápido, se burlaba de el. Entonces el samurái tomo otro gato, malicioso y astuto. Pero el ratón desconfió de el y no daba señales de vida mas que cuando este dormía. Un monje Zen del templo vecino presto entonces al samurái su gato: este tenía un aspecto mediocre, dormía todo el tiempo, indiferente a lo que le rodeaba. El samurai encogió los hombros, pero el monje insistió para que lo dejara en su casa para solucionar su problema, confiando en la sabiduría del monje, así lo hizo. El gato se pasaba el día durmiendo, y muy pronto, el ratón se envalentono de nuevo: pasaba y volvía a pasar por delante del gato, visiblemente indiferente. Pero un día, súbitamente, de un solo zarpazo, el gato lo atrapo. ¡Poder del cuerpo, habilidad de la técnica no son nada sin la sabiduría y vigilancia del espíritu!

De Buda

Un día cuando caminaba por una región montañosa Gahutama Buda, bajo el sol del mediodía le dijo a su discípulo Ananda: cuando atravesamos las montañas pasamos un arroyo, puedes retroceder el camino y traerme un poco de agua. Ananda deshaciendo el camino llegó al agua pero cuando estuvo allí se dio cuenta de que unas carretas acababan de atravesarlo embarrándolo todo. Las hojas muertas que antes yacían en el fondo, ahora flotaban sobre el agua y no era bebible, no podía llevársela a Buda, así que regresó, además sabía que más adelante corría otro río de aguas cristalinas. Buda le dijo: Vuelve otra vez porque cuando pasamos ese agua era pura y cristalina. Ananda protesto: Entiéndelo, entre que llegamos aquí pasaron unas carretas por el riachuelo y el agua ya no es bebible. Buda le dijo: Lo sé, ve y siéntate en la orilla, lleve el tiempo que lleve. Siéntate y no te metas en la corriente porque si te metes en ella la ensuciaras de nuevo, solo observa y no hagas nada, el barro se asentará, entonces llena mi cuenco y regresa. Ananda se sentó a esperar y esperando vio que el barro y las hojas se iban asentando despacito dejando el agua clara y pura tal cual es su naturaleza, lleno el cuenco y comprendió lo que Buda intentaba decirle. "No te metas en el río, no sigas la corriente de tu mente, espera en la orilla y observa la naturaleza de tu mente; es esa claridad cristalina, ensuciada por pensamientos y emociones pasajeros".
"Cuando alguien se siente insatisfecho, desgraciado, tiende a atribuir este malestar a una carencia y espera que un ser, o un objeto, venga a colmarlo. Pero la solución no está ahí. La solución está en que él mismo se decida a dar algo a los demás, a ayudarlos, apoyarlos, consolarlos, o incluso participar en sus actividades. A partir de este momento, una nueva vida empieza a circular en él, ya no tiene necesidad de nada, está colmado. Ha comprendido que, cuando se intenta aportar algo de bueno ya se recibe. Mientras que aquél que no aporta nada, incluso si se le da alguna cosa, no recibe nada. La vida se basa en los intercambios: recibir y dar; dar para recibir. Si no hay intercambios, no hay vida." Omraam Mikhaël Aïvanhov

jueves, 7 de febrero de 2013

de (Ramana Maharshi)

La Felicidad no es algo que haya de ser obtenido. Por otra parte, usted es siempre Felicidad. Este deseo nace de la sensación de insatisfacción. En el sueño profundo usted era feliz, ahora no lo es. -¿Qué se ha interpuesto entre esa Felicidad y esta no-felicidad? Es el ego. Busque su fuente y encuentre que usted es la Felicidad. (Ramana Maharshi)

EL CANTO DE LA GRULLA !

Umana era un ser angelical, cantaba como los dioses santos, las plegarias todos los días. Ananda como ustedes saben, era el discípulo amado de Buda, sin embargo, aunque luchaba no podía eliminar los celos de su corazón, y cuanta vez podía, luchaba contra todo y contra todos, por lucirse ante el maestro. Un día que Umana cantaba las plegarias, Ananda que no precisamente cantaba muy bien, quiso acompañarle en su cántico, y se adelantaba a Umana, lo cual a los monjes les parecía que era el colmo de la competencia. Un dìa, queriendo MADSYA el maestro de turno, darle una lección, sin que Ananda lo notara, invitó a Buda a escuchar el canto de Umana, sabiendo que Ananda estaría también presente. Cuando Umana comenzó a cantar, Ananda comenzó a cantar como siempre, no atinando a las notas, y apresurado e inquieto. Madsya contemplaba en silencio el rostro del Buda, quien cerrando los ojos juntó devotamente sus manos, y guardó silencio. Al finalizar el canto y terminar las plegarias, tanto Madsya como Buda intercambiaron palabras: Maestro, què os ha parecido el canto de nuestro ángel Umana? Habéis oído cómo Ananda interrumpía el canto bello con sus berridos? A lo que Buda le contestó: No hay duda , querido hermano que el canto de Umana es ciertamente muy hermoso, pero más hermoso fue aún el canto de la lejana grulla que en su nido alimentaba a sus polluelos. Ese canto sí que envolvió mi corazón.... y que tu no pudiste escuchar porque estabas perdiendo el tiempo escuchando a Ananda......!

martes, 18 de septiembre de 2012

Mahatma ...

"No puede terminarse con la explotación del pobre por medio de la destrucción de unos cuantos millonarios, sino eliminando la ignorancia del pobre y enseñandole a no cooperar con sus explotadores" Mahatma Ghandi

domingo, 18 de diciembre de 2011

La Muerte


Un hombre enfermo se preparaba para salir del consultorio del médico que le estaba examinando y dijo:

"Doctor, me asusta la muerte...dígame que hay al otro lado"

Muy suavemente el doctor dijo: "No lo se."

Usted no sabe? Usted es cristiano y no sabe que hay del otro lado?!!!

El doctor tomó la perilla de la puerta.....

Del otro lado se sentían como rasguños y gemidos y...cuando se abrió la puerta, un perro entró en el cuarto, saltó sobre el médico y con gran alborozo le lamía lleno de contento

El médico se volvió hacia su paciente y dijo:

"Vió lo que hizo mi perro? ...Él nunca había estado en este cuarto antes. No sabía que había adentro.
Solo sabía que su dueño estaba allí y cuando se abrió la puerta, saltó sin ningun temor"

Yo poco se de lo que hay del otro lado de la muerte... pero si se una cosa:
Que mi Dueño estará allí y eso me basta!!!

Desconozco autor

sábado, 10 de diciembre de 2011

Osho - El Coraje de Vivir peligrosamente


Había dos templos rivales. Los dos maestros —probablemente sólo se trataba de supuestos maestros; en realidad, debían ser sacerdotes estaban tan en contra el uno del otro que le dijeron a sus seguidores que no debían mirar nunca hacia el otro templo.  Cada sacerdote tenía un niño a su servicio para traerle cosas o hacer los recados. El sacerdote del primer templo le dijo a su niño sirviente: —No hables nunca con el otro chico. Esa gente es peligrosa. Pero los niños son niños. Un día se encontraron en la carretera, y el niño del primer templo le preguntó al otro:

-¿Adónde vas? El otro le dijo:

—A donde me lleve el viento. —Una gran declaración. Pero el primer niño estaba muy avergonzado y ofendido porque no había encontrado ninguna respuesta a esto. Estaba triste y enfadado, y también le remordía la conciencia. Mi maestro me ha dicho que no debía hablar con esa gente. Esa gente es realmente peligrosa. Pero ¿qué clase de respuesta es ésa? Me ha humillado. Fue a su maestro y le dijo lo que había ocurrido:

—Siento haber hablado con él. Tenías razón, son raros. ¿Qué clase de respuesta es ésa? Yo le pregunté: «¿Adónde vas?» una pregunta sencilla, normal y sabía que estaba yendo al mercado igual que yo. Pero me contestó: «A donde me lleve el viento.» El maestro le dijo:

—Te había advertido, pero no me has hecho caso. Mira, mañana te vuelves a colocar en el mismo sitio. Cuando llegue él, le preguntas: -«¿Adónde vas?», y él dirá: «A donde me lleve el viento.>~ Entonces, tú también tienes que ser un poco más filosófico y decirle: «¿Y si no tienes piernas?» —porque el alma es incorpórea y el viento no se puede llevar al alma a ningún sitio, entonces, ¿qué harás?»  El niño quería estar absolutamente preparado; se pasó toda la noche repitiéndolo. A la mañana siguiente se marchó muy pronto hacia el lugar, se colocó en el mismo sitio, y a la misma hora volvió a aparecer el otro niño. Estaba muy contento, ahora le iba a enseñar qué es la verdadera filosofía. Así que le preguntó:

—¿Adónde vas? —Y se quedó esperando. El niño dijo:

—Voy al mercado a comprar verduras. Y ahora, ¿de qué le servía la filosofía que había aprendido?

La vida es así. No puedes prepararte, no puedes estar listo. Ésa es su belleza, ése es el misterio, que siempre te coge de sorpresa, siempre llega de sorpresa.Cada momento es una sorpresa y no se puede aplicar una respuesta premeditada.


Osho - El Coraje de Vivir peligrosamente