Visita también nuestro nuevo Blog:

viernes, 20 de febrero de 2009

Porque hay gente que...?

Por qué hay gente que nace y crece en condiciones pobres de vida—sin recursos económicos, sin educación, en un ambiente familiar disfuncional—y sin embargo logra superarse, salir adelante y alcanzar éxitos, mientras otras personas que lo tienen todo terminan viviendo vidas que son un desastre?

Esa fue la pregunta que inició la conversación de la otra noche. Lo que vino después fue un enriquecedor intercambio de opiniones sobre lo que hace la diferencia entre quienes rodeados de las peores circunstancias logran triunfar vs. aquellos que, teniéndolo todo, se enrumban hacia la mediocridad.

En otras palabras, lo que distingue al que desaprovecha sus oportunidades del que manifiesta posibilidades de donde pareciera no haber esperanza.

Algunos ejemplos:

La historia del niño que fue entregado por su madre en adopción, que luego abandonó la universidad, más tarde fue despedido de la propia empresa que había creado, fracasó con su próximo negocio… pero al final volvió a su empresa original para sacarla de una inminente ruina y convertirse, él, en uno de los hombres más influyentes de la informática, la música y la animación computarizada (Steve Jobs, CEO de Apple).

El niño que nació sin brazos en Nicaragua producto de la talidomina (una medicina) que le suministraron a su madre durante el embarazo, que luego decidió seguir su pasión, vencer sus limitaciones y alcanzar sus sueños a toda costa… y hoy es un famoso guitarrista que toca con los pies e inspira a multitudes a vencer sus barreras (Tony Melendez).

La niña negra que nació en medio del racismo y la pobreza norteamericana, que fue abusada sexualmente por un familiar a temprana edad y luego salió embarazada durante su adolescencia… que hoy es una de las mujeres más admiradas por millones de personas en todo el mundo por el impacto positivo que ha generado a través de su imperio mediático y su mega-fortuna de más de mil millones de dólares (Oprah Winfrey, conductora por 20 años del Oprah Winfrey Show y Editora de la revista “O”).

El niño que nació en la pobreza en una zona marginal a las afueras de Caracas, Venezuela, que peleó contra la tentación de las drogas y la delincuencia que le rodeaba a través de su compromiso con el estudio, que luego se graduó en la universidad de ingeniero aunque ello implicara emplear más de 7 horas al día trasladándose en transporte público y dormir un promedio de 4 horas por noche… que hoy es Vicepresidente de Tecnología de una prestigiosa firma financiera y vive con su familia en una estupenda casa en una de las mejores zonas de la capital (uno de mis clientes a quien resguardo su anonimato).

Los ejemplos son miles. Y los hay por todos lados. Seguramente alguna vez has tenido contacto o te has enterado de alguien que ha conquistado triunfos contra todo pronóstico.

Quizá tú eres una de esas personas.

Y también puedes conocer a quienes están del otro lado de la historia: quienes teniéndolo “todo”, han desperdiciado su vida.

La diferencia surge de una decisión. La decisión de adueñarte de tu vida. La elección de conectarte con la certeza de que, en última instancia, tu destino depende de ti.

Tu éxito no lo determina las circunstancias. Es tu respuesta ante las circunstancias—la actitud que asumes, las decisiones que tomas, los acciones que emprendes—lo que conforma tu futuro.

No es que las circunstancias no puedan afectarte. Claro que sí. Tú y yo somos humanos. Hay cosas que nos duelen, que nos roban energía, que nos hacen llorar y hasta sangrar. Pero luego del luto, de la caída, de llorar para descargar la rabia, la tristeza o el miedo ¿qué decides hacer? ¿Qué actitudes escoges asumir? ¿A qué te comprometes?

Tus actitudes, decisiones y acciones son lo que al final del día van a marcar la dirección de tu vida.

Tu vida, tu éxito, tu progreso, tu superación, tu próximo nivel de calidad de vida, depende de ti. Está en ti. Está en tu capacidad para escoger una mejor respuesta—una respuesta diferente a la del pasado, una respuesta que te permita sentir que te adueñas de tu destino.

¿Por qué hay gente que teniéndolo “todo” desaprovecha su potencial? Porque sea desde la arrogancia o desde la carencia de auto-estima, no se da cuenta de que la vida está como un regalo del cual adueñarte.

¿Por qué hay quien parecía que tenía todo en su contra y aun así se superó y triunfó? Porque en algún momento de su existir hubo un momento, un instante crucial, en que decidió que su vida estaba en sus manos.

En la conversación de la otra noche también exploramos el tema de la influencia de los padres sobre los hijos en relación a este asunto. No importa si tú eres un padre o una madre que le da “todo” a tus hijos o uno que pueda juzgarse con limitaciones económicas, sociales o culturales—parte de tu misión está en ayudar a germinar en tus hijos ese sentido de pertenencia y de responsabilidad por sus propias vidas.

La responsabilidad que libera.

La responsabilidad que potencia.

La responsabilidad que dice “mi vida, depende de mí”.

La responsabilidad que hace la diferencia.

La responsabilidad que te hace aprender a no buscar culpables.

La responsabilidad que te impide verte como una víctima.

La responsabilidad que te permite buscar una mejor respuesta a tus actuales circunstancias.

La responsabilidad que enciende el poder y libera el potencial más allá de cualquier circunstancia.

Como padres, tenemos el reto de modelar esto a nuestros hijos.

Responsabilízate por tu vida. No te veas ni te sientas como una víctima. Aduéñate de tu destino.

No porque eres un súper héroe indestructible y todo poderoso, sino justamente porque eres humano. Y con tu humanidad viene el poder para elegir algo diferente—una mejor respuesta, una nueva decisión, una acción decisiva que te permita acercarte hacia lo que quieres.

“Nuestras plegarias no son respondidas cuando se nos da lo que hemos pedido, sino cuando somos retados a ser lo que podemos ser”.
—Morris Adler

Quizá las circunstancias que en este momento te rodean—esas condiciones de vida o situaciones en las que te encuentras inmerso—no son las más deseables. Pero ¿será que en ellas está el regalo de la oportunidad que tienes para adueñarte de tu grandeza?

Vivir al efecto o ser causa generadora de un mejor futuro. Ser víctima o ser dueño de tu vida.

La diferencia… está en ti.

lunes, 16 de febrero de 2009

Trabajo?

Un hombre andrajoso, que parecía no poseer nada en un sentido material, se acercó a un capatáz y dijo:

-¿Puede ayudarme? Necesito trabajo.

-Muy bien -dijo el capatáz - tome esa piedra grande y hágala rodar por la cuesta arriba y abajo. Si lo que necesita es trabajo, ahí lo tiene.

-No me entiende -dijo el hombre- lo que necesito en realidad es dinero.

-Ah -contestó el capatáz- si se trata de dinero, aquí tiene cincuenta dólares. Pero no puede gastarlos. El hombre quedó de nuevo perplejo.

-No me entiende, lo que necesito en realidad es comida y ropa, no solo dinero.

-Si está seguro de que eso es todo lo que necesita -contestó de nuevo el capatáz- puede gastar el dinero en comida y ropa, pero no podrá comer la comida ni usar la ropa.

El hombre se vio obligado a ver que lo que realmente necesitaba era una sensación de seguridad, paz y satisfacción interior. Todo ello es invisible y todo está dentro de su pensamiento; allí está todo el sustento divino. Nos han hecho creer que las cosas materiales constituyen la realidad y son las que nos proporcionan lo que necesitamos cuando, de hecho, son simplemente más materia, hecha de más espacio invisible. Lo que necesitas lo tienes ya, y cuando sabes esto y entras en tu interior y lo creas en tu mente, el sustento divino que buscas en forma de cosas materiales o de dinero se manifestará en cualquier cantidad que necesites.

Debes crear en ti este nuevo sentimiento interior y confiar en la magia del creer.
Tus creencias son tuyas, tienen su origen en ti y son lo que utilizas (y lo único que puedes utilizar) para crear las circunstancias de tu realidad física.

CONFIA en el poder de tu mente, en esa guía divina que está fácilmente a tu disposición,
y habrás alcanzado el primer paso hacia la manifestación del milagro de la prosperidad en tu vida.


Wayne W. Dyer - Tus zonas Mágicas

sábado, 7 de febrero de 2009

Sin percepción correcta no hay juicio correcto...

Un jinete vio que un escorpión venenoso se introducía por la garganta de un hombre que dormía tumbado en el camino. El jinete bajó de su cabalgadura y con el látigo despertó al hombre dormido a la vez que le obligaba a comer unos excrementos que había en el suelo. Mientras, el hombre chillaba de dolor y asco:



-¿Por qué me haces esto? ¿Qué te he hecho yo?.



El jinete continuaba azotándolo y obligándole a comer los excrementos.



Instantes después, aquel hombre vomitó arrojando el contenido del estómago con el escorpión incluido. Comprendiendo lo ocurrido, agradeció al jinete el haberle salvado la vida, y después de besarle la mano insistió en entregarle una humilde sortija como muestra de gratitud. Al despedirse le preguntó:



-Pero ¿por qué sencillamente no me despertaste? ¿Por qué razón tuviste que usar el látigo?



-Había que actuar rápidamente -respondió el jinete-. Si sólo te hubiera despertado, no me habrías creído, te habrías paralizado con el miedo o habrías escapado. Además, de modo alguno hubieses tomado los excrementos, y el dolor de los azotes provocaba que te convulsionases, evitando que el escorpión te picara.



Dicho lo cual, partió al galope hacia su destino.



No lejos de allí, dos hombres de una aldea vecina habían sido testigos del episodio. Cuando regresaron junto a sus paisanos, narraron lo siguiente:



-Amigos, hemos sido testigos de unos hechos muy tristes que revelan la maldad de algunos hombres. Un pobre labrador dormía plácidamente la siesta a la vera de un camino, cuando un orgulloso jinete entendió que obstaculizaba su paso. Se bajó de su caballo y con el látigo comenzó a azotarlo por tan mínima falta. No contento con eso, le obligó a comer excrementos hasta vomitar, le exigió que le besara la mano y además le robó una sortija. Pero no os preocupéis, a la vuelta de un recodo hemos esperado al arrogante jinete y le hemos propinado una buena paliza por su deplorable acción.



LOS 120 MEJORES CUENTOS

DE LAS TRADICIONES ESPIRITUALES

DE ORIENTE

jueves, 5 de febrero de 2009

No te merece...

Cuentan que había una vez un rey muy apuesto que estaba buscando esposa.

Por su palacio pasaron todas las mujeres más hermosas del reino y de otros más lejanos; muchas le ofrecían además de su belleza y encantos muchas riquezas, pero ninguna lo satisfacía tanto como para convertirse en su reina.





Cierto día llegó una mendiga al palacio de este rey y con mucha lucha consiguió una audiencia.

“No tengo nada material que ofrecerte; solo puedo darte el gran amor que siento por ti” le dijo al rey: “si me permites puedo hacer algo para demostrarte ese amor”.

Esto despertó la curiosidad del rey, quien le pidió que dijera que sería eso que podía hacer.





“Pasaré 100 días en tu balcón, sin comer ni beber nada, expuesta a la lluvia, al sereno, al sol y al frío de la noche. Si puedo soportar estos 100 días, entonces me convertirás en tu esposa”.

El rey, sorprendido más que conmovido, aceptó el reto. Le dijo: “Acepto. Si una mujer puede hacer todo esto por mí, es digna de ser mi esposa.

Dicho esto la mujer empezó su sacrificio.







Empezaron a pasar los días y la mujer valientemente soportaba las peores tempestades... Muchas veces sentía que desfallecía del hambre y el frío, pero la alentaba imaginarse finalmente al lado de su gran amor.

De vez en cuando el rey asomaba la cara desde la comodidad de su habitación para verla y le hacía señas de aliento con el pulgar.





Así fue pasando el tiempo... 20 días... 50... la gente del reino estaba feliz, pues pensaban “por fin tendremos reina!!”… 90 días... y el rey continuaba asomando su cabeza de vez en cuando para ver los progresos de la mujer. “Esta mujer es increíble” pensaba para si mismo y volvía a darle alientos con señas.





Al fin llegó el día 99 y todo el pueblo empezó a reunirse en las afueras del palacio para ver el momento en que aquella mendiga se convertiría en esposa del rey. Fueron contando las horas... a las 12 de la noche de ese día tendrían reina!!... La pobre mujer estaba muy desmejorada; había enflaquecido mucho y contraído enfermedades. Entonces sucedió. A las 11:00 del día 100, la valiente mujer se rindió... Y decidió retirarse de aquel palacio. Dio una triste mirada al sorprendido rey y sin decir ni media palabra se marchó.





La gente estaba conmocionada!! Nadie podía entender por qué aquella valiente mujer se había rendido faltando tan solo 1 hora para ver sus sueños convertirse en realidad!! Había soportado tanto!!

Al llegar a su casa, su padre se había enterado ya de lo sucedido. Le preguntó: “por qué te rendiste a tan solo instantes de ser la reina?

Y ante su asombro

ella respondió:





“Estuve 99 días y 23 horas en su balcón, soportando todo tipo de calamidades y no fue capaz de liberarme de ese sacrificio. Me veía padecer y solo me alentaba a continuar, sin mostrar siquiera un poco de piedad ante mi sufrimiento. Esperé todo este tiempo un atisbo de bondad y consideración que nunca llegaron. Entonces entendí: una persona tan egoísta, desconsiderada y ciega, que solo piensa en sí misma, no merece mi amor.





MORALEJA: Cuando ames a alguien y sientas que para mantener a esa persona a tu lado tienes que sufrir, sacrificar tu esencia y hasta rogar... aunque te duela retírate. Y no tanto porque las cosas se tornen difíciles, sino porque quien no te haga sentir valorado, quien no sea capaz de dar lo mismo que tú, quien no pueda establecer el mismo compromiso, la misma entrega... Simplemente NO TE MERECE.

viernes, 16 de enero de 2009

Comparte el dolor ...

De la forma en que los amigos de Job trataron de consolarlo aprendemos un principio básico sobre lo que es consolar a los demás cuando sufren: la capacidad de ayudar de un consolador no está tanto en su talento para usar las palabras, sino en su capacidad de ser solidario. Esa es la comprensión que Job anhelaba cuando sus amigos trataron de corregirlo.

El Dr. Paul Brand ha expresado esta verdad hermosamente en su libro La obra maestra de Dios. Él escribe: Cuando pregunto a mis pacientes "¿quién le ayudó en su sufrimiento?", escucho una respuesta extraña e imprecisa. La persona descrita raras veces tiene respuestas suaves y una personalidad alegre y efervescente. Es una persona callada, comprensiva, que escucha más de lo que habla, que no juzga y ni siquiera ofrece mucho consejo. "La sensación de paciencia." "Alguien que estaba presente cuando lo necesité." Una mano que tomar. Un abrazo comprensivo y perplejo. Un nudo en la garganta compartido."

A veces, al esforzarnos tanto para decir lo correcto olvidamos que el lenguaje de los sentimientos habla mucho más alto que nuestras palabras. Hay momentos en que lo mejor que podemos hacer es «llorar con los que lloran»

Necesito de alguien… Charles Chaplin

Que me mire a los ojos cuando hablo.
Que escuche mis tristezas y neurosis con
paciencia y aún cuando no comprenda,

respete mis sentimientos.





Necesito de alguien que venga

a luchar a mi lado sin ser llamado.
Alguien lo suficientemente amigo para
decirme las verdades que no quiero oír,

aun sabiendo que puedo irritarme.





Por eso,en este mundo de indiferentes,

necesito de alguien que crea
en esa cosa misteriosa, desacreditada,

casi imposible:: la amistad





Que se obstine en ser leal, simple y justo.
Que no se vaya si algún día pierdo

mi oro y no pueda ser más

la sensación de la fiesta.





Necesito de un amigo

que reciba con gratitud mi auxilio,

mi mano extendida,

aún cuando eso sea muy poco para sus necesidades.







No pude elegir a quienes me trajeron al mundo,
pero puedo elegir a mi amigo.
En esta búsqueda empeño mi propia alma,

pues con una amistad verdadera,

la vida se torna mas simple,

más rica y más bella...

El León enamorado de la hija del Labrador...

Se había enamorado un león de la hija de un labrador y la pidió en matrimonio.

Y no podía el labrador decidirse a dar su hija a tan feroz animal, ni negársela por el temor que le inspiraba.

Entonces ideó lo siguiente. Como el león no dejaba de insistirle, le dijo que le parecía digno para ser esposo de su hija, pero que al menos debería cumplir con la siguiente condición: que se arrancara los dientes y se cortara sus uñas, porque eso era lo que atemorizaba a su hija.

El león aceptó los sacrificios porque en verdad la amaba.

Una vez que el león cumplió lo solicitado, cuando volvió a presentarse ya sin sus poderes, el labrador lleno de desprecio por él, lo despidió sin piedad a golpes.

Nunca te fíes demasiado como para despojarte de tus propias defensas, pues fácilmente serás vencido por los que antes te respetaban.

Fábula de Esopo

Cuando somos un milagro...

Conducía de vuelta a casa alrededor de las cinco, tras de una reunión, atascado en el tráfico del Bulevar Colorado, cuando el auto comenzó a fallar y se apagó a duras penas pude empujarlo, maldiciendo, a una estación de gasolina, contento solamente de no estar obstruyendo el tráfico y que tendría un lugar más tranquilo para esperar la grúa. Ni siquiera se podía enderezar. Antes de que pudiera hacer la llamada, vi a una mujer saliendo de la tienda de conveniencia que pareció resbalarse sobre el hielo y cayó sobre un dispensador de combustible, por lo que me levanté y fui a ver cómo estaba.

Cuando llegué donde estaba, parecía más bien que había sido más sobrecogida por el llanto que por la caída; era una joven mujer que se veía bastante desaliñada con ojeras alrededor de sus ojos. Dejó caer algo cuando la ayudaba a levantarse y lo recogí para dárselo. Era una moneda de cinco centavos.

En ese momento, todo quedó claro para mí: la mujer llorando, la antiquísima camioneta repleta de cosas con tres muchachos en la parte de atrás (uno en un asiento del auto), y el dispensador de combustible leyendo $4.95. Le pregunté si todo estaba bien y si necesitaba ayuda, a lo que ella seguía diciendo: "No quiero que mis hijos me vean llorando", así que nos paramos al lado opuesto del dispensador a su auto. Ella dijo que conducía hacia California y que las cosas estaban muy duras para ella en ese momento. Así que le pregunté: "¿Y está orando?" Eso la hizo alejarse de mí un poco, pero le aseguré que no era un loco y le dije: "Él la oyó y me envió".

Saqué mi tarjeta de crédito y la pasé por el lector de tarjetas para que pudiese llenar el tanque de su auto, y mientras cargaba el combustible, me dirigí al McDonald's de al lado y compré dos grandes bolsas de comida, algunos certificados de regalo por más, y una gran taza de café.

Ella le dio la comida a los muchachos en el auto, quienes le cayeron como lobos, y nos quedamos parados junto al dispensador comiendo papitas fritas y conversando un poco.

Me dio su nombre y compartió que vivía en Kansas City. Su novio la había abandonado hacía dos meses y no había podido arreglárselas sola. Sabía que no tendría dinero para pagar la renta el 1 de enero por lo que, finalmente, había llamado a sus padres, con quienes no se había comunicado en cinco años. Ellos vivían en California y le dijeron que podía mudarse con ellos y comenzar de nuevo allá. Así que empacó todo lo que poseía en el auto. Le dijo a los muchachos que se iban a California para Navidad, pero no que se mudaban para allá.

Le di mis guantes, un breve abrazo y dije una rápida oración a su favor por seguridad en el viaje. Al dirigirme a mi auto, ella dijo: "Así que, es Ud. un ángel o algo parecido?" Eso, definitivamente, me hizo llorar. Le dije: "Querida, para esta época, los ángeles están muy ocupados, así que a veces, Dios utiliza a gente normal".

Fue tan increíble ser parte del milagro de alguien. Y, por supuesto, como pueden imaginarlo, cuando me subí a mi auto, encendió de una vez y me llevó a casa sin problema alguno.

Lo meteré al taller mañana para revisarlo, pero sospecho que el mecánico no hallará problema alguno con él. Algunas veces los ángeles vuelan tan cerca de uno que podemos escuchar el batir de sus alas...

Escrito por un interno de medicina de Denver Metropolitana
Enviado por Tony Irigoyen

MIENTRAS HAY TIEMPO...



Una existencia es un soplo en la eternidad, sin embargo, una
existencia para los que vivimos en un mundo material, puede llegar a ser una tortura, un infierno o una agonía. Para otros puede ser una existencia con dificultades, algunas pruebas difíciles, pero sin desesperación. Y para otros, la minoría, puede ser una existencia de luchas a ser combatidas, problemas que necesitan una solución determinada con serenidad, dolores llevados con conformidad.

Obviamente, para todos hay compromisos y deberes para ser cumplidos, pero sufriremos mucho más, si nos visita la pena, la ansiedad, la falta de fe, el desanimo, etc.

Se nos ha programa una existencia con un determinado tiempo. Algunos vivirán más años, y otros menos, pero desde el momento en que salimos del vientre de nuestra madre, ya estamos abocados a una serie de acontecimientos. Es más, el hecho de nacer en sí, ya es traumático. ¡Se acabo la paz de la gestación! Y desde ese momento, ya estamos empezando una existencia. En ella habrá de casi todo, pero si somos perspicaces, nos daremos cuenta que hay existencias
muy parecidas, pero nunca iguales. Somos seres espiritualmente
individualizados.

Desde el primer llanto de bebé, hasta el último de joven o maduro, pueden transcurrir muchas circunstancias desfavorables para los que venimos a un mundo lleno de espinas y piedras en el camino.

Unos saben como sortear esos obstáculos, con paciencia y atención; sin prisas y pensando en las consecuencias del paso que va a dar.
Esos son los prudente, los pacíficos. Los que no tienen prisa,
porque saben que al final del camino, llegara la recompensa de estar en la Vida Mayor.

Otros viven con desespero, con angustias, sin encontrar soluciones a sus problemas, porque no ven nada más que el árbol que cubre el bosque. Actúan por impulsos; maquinalmente, con imprudencia. Sin paciencia, sin calma, y con egoísmo, se producirán muchos problemas.


Problemas que nos seguirán toda la existencia. Viviremos
justificando cada error cometido. Una vida cómoda, será más un
castigo, que una bendición, porque hay mucho que hacer mientras hay tiempo.

También existen seres rebeldes, delincuentes por cientos de años,
que no nacieron con la predisposición para la renovación. Que,
posiblemente, reencarnaron sin desearlo, o sin aprobar
su "programación". A esos hermanos los identificaremos rápido,
porque jamás están conforme con lo que les ocurre – pruebas,
expiaciones, etc. Buscarán mil maneras de no cumplir con los
compromisos que el futuro les va presentando: huyen de las leyes
Divinas, por eso jamás conocen la felicidad de la conciencia
tranquila. Son expoliadores de sentimientos y de hechos materiales.
No encontrarán la paz, mientras no se encuentren a sí mismos:
mirándose por dentro, y sacando todo lo negativo que hay en ellos.

Otros, por fin, que no están de los primeros, ni de los últimos. Que
viven una existencia, sin pensar que hay que trabajar mientras haya
tiempo. Que no reflexionan si hay vida después de la muerte o no.
Viven entre la pereza y el trabajo. Se caracterizan por no ser malas
personas, pero tampoco útiles a la sociedad. Prefieren muchas veces
esconder la cabeza bajo el ala, y no enfrentar determinados
problemas que, no son más que pruebas para evolucionar.

No olvidemos el grupo más peligroso: los que actúan conscientemente
con maldad; sin importarles el daño que hagan. Que disfrutan
provocando dolor y, que posiblemente, están bajo el dominio de los
que fuera de la carne, son como ellos. Para estos una existencia
puede estar poblada de deudas contraídas a propósito, más las que
traen del pasado. Son personas crueles; de espíritu muy endurecido.
En este grupo no hay paz, ni deseo de tenerla. El orgullo y la
ambición campean en sus almas, hasta que un día agotados de ejercer tanto mal, se agoten y pidan caminar en el camino de espinos y piedras, con todo el dolor del peso de la Ley de Causa y Efecto.

Ojalá nuestra existencia se destaque por el trabajo, el esfuerzo por
salir adelante y el deseo de ser buenos y rectificar mientras hay
tiempo. No somos perfectos, por eso Dios no espera de nosotros, más de lo que podamos dar, pero si nos quedamos cortos en nuestras acciones, Dios nos dará doble trabajo en la siguiente existencia, pero siempre por Amor; ¡el Amor que reeduca y nos hace progresar!

Reflexionemos seriamente: ¿Qué estamos haciendo con nuestras
existencias? ¿Cómo vivimos el día a día, delante de las
dificultades? ¿Cuál es nuestro grado de fe y confianza? ¿Haré todo
lo que debo, mientras haya tiempo? ¿Seré un rebelde a las leyes
Divinas?

Sea cual fuera la contestación, debe ser honesta y sincera, porque a
quien nos creó, no Le podemos mentir. Necesitaremos de mucha fe y confianza en El, mientras hay tiempo; no dejemos para después, lo
que hoy se presenta como una oportunidad de trabajo y
arrepentimiento.

Alguien una noche recibió una llamada de un amigo que tenía
problemas y estaba deprimido; la llamada se hizo a las 23.00 horas
y, éste hombre consideró que ya era tarde, que se iría a dormir, y
le dijo al amigo angustiado: mañana nos vemos y hablamos. A la
mañana siguiente, le notificaron que la noche anterior, sobre la
media noche, se había suicidado.

Reflexionemos mientras hay tiempo.

Por Zona Espírita

lunes, 12 de enero de 2009

Los semejantes se atraen. Limítate a ser quien eres: un ser sereno, tranquilo, transparente y brillante. Cuando irradiamos lo que somos, cuando sólo hacemos lo que deseamos hacer, esto aparta automáticamente a quienes no tienen nada que aportarnos y atrae a los que tienen algo que aprender y también algo que enseñarnos. Bach