Visita también nuestro nuevo Blog:

viernes, 12 de octubre de 2007

EL LIBRO DEL TESORO


Hace muchísimos años, en una pequeña ciudad de Damasco vivía una viuda con solo un hijo. Cuando creyó que estaba cerca de su final llamo a su hijo y le dijo: hemos vivido en dificultades por que somos pobres, pero te entrego esta riqueza. Este libro me lo regalo un poderoso mago y dentro de sus páginas están todas las indicaciones necesarias para hallar un gran tesoro. Yo no he tenido ni fuerza ni tiempo para leerlo, pero ahora te lo doy a ti. Sigue las instrucciones Y llegaras a ser rico. El hijo después de haber superado la tristeza por la pérdida de su madre, empezó a leer aquel grueso libro, antiguo y precioso que comenzaba así: para llegar al tesoro debes leer pagina por pagina. Si saltas y lees el final el libro desaparecerá por arte de magia y no podrás encontrar el tesoro. Y prosiguió describiendo las riquezas. Pero después de la primera pagina, el texto recontinuaba en lengua árabe. El joven que ya se imaginaba rico, pero no corre el riesgo de que otro se entere se puso a estudiar árabe, hasta que pudo leer sin problema. Pero con sorpresa advirtió que el libro continuaba en chino y en otro idioma. El joven con paciencia estudio cada idioma. Mientras tanto para poder sentarse, aprovecho el conocimiento de varias lenguas y comenzó a ser conocido en la ciudad como mejor intérprete, de tal modo que ya su situación económica ya no era tan difícil.

El libro continuaba con las instrucciones para administrar el tesoro. El joven estudio con mucha voluntad comercio, economía. Se capacito sobre los bienes muebles e inmuebles, para que no lo engañaran cuando tuviera el tesoro. A su vez aprovecho para adquirir nuevos conocimientos a tal punto que su fama se extendía hasta la corte, donde lo nombraron administrador general. El libro por fin se adentraba en lo único en cuestión, indicando la forma de como construir un puente como usar los instrumentos para llegar al lugar, como abrir las puertas de piedra apartando la tierra. Enseñaba como aplanar una calle. Siempre son la idea de que nadie lo ayudase para no confiar su secreto. El hijo de la viuda, quien había llega a ser un hombre muy culto y respetado, estudio ingeniería y urbanismo, al ver el rey su valor y cultura lo nombra ministro y arquitecto de la corte. Finalmente primer ministro. No existía en el reino un hombre tan culto e inteligente, quien había llegado al final de la lectura. El día a que se casaba con la hija del rey llego a la última frase y isa pudo leer: la más grande riqueza es el conocimiento.

DESEO: tener metas y luchar por alcanzar con dedición y ganas sin miedo al fracaso ¡querer es poder!

DETERMINACIÓN: perseverar no obstante. Insistir con paciencia sin un modo de falla ¡probar otros!

DISCIPLINA: dedicarle a esa meta tiempo e interés ser fiel a unos principios y a un proceso ordenado. Igual que el atleta en su entrenamiento al artista en su ensayo.

Tomado de la Red

ARENA Y ESPUMA



VOY POR SIEMPRE VAGANDO EN ESTA PLAYA, ENTRE LA ARENA Y LA ESPUMA.

LA MAREA BORRARÁ LA HUELLA DE MIS PIES

Y EL VIENTO ESPARCIRÁ LA ESPUMA,PERO EL MAR Y LA PLAYA CONTINUARÁN POR SIEMPRE.

UN DÍA ENCERRÉ EN MI MANO UN POCO DE NIEBLA.

Y AL ABRIR EL PUÑO, ¡AY! LA NIEBLA SE HABÍA CONVERTIDO EN GUSANO.

VOLVÍ A CERRAR Y ABRIR EL PUÑO, Y ¡ALBRICIAS!

EN MI PALMA VI UN PÁJARO.

NUEVAMENTE CERRÉ Y ABRÍ EL PUÑO, Y VI QUE EN MI PALMA ESTABA UN HOMBRE, EN PIE, DE ROSTRO TRISTE, QUE ME MIRABA.

Y VOLVÍ A CERRAR EL PUÑO; AL ABRIRLO, NO HABÍA MÁS QUE NIEBLA.

PERO ESCUCHÉ UN CANTO DE INENARRABLE DULZURA.

APENAS AYER ME SENTÍA UNA PARTÍCULA OSCILANDO SIN RITMO EN LA ESPERA DE LA VIDA.

AHORA SÉ QUE SOY LA ESPERA, Y TODA LA VIDA PALPITA EN RÍTMICOS FRAGMENTOS EN MI INTERIOR.

ME DICEN, EN SU VIGILIA :

" TÚ Y EL MUNDO EN QUE VIVES NO SOIS MÁS QUE UN GRANO DE ARENA EN LA INFINITA PLAYA DE UN MAR INFINITO".

Y YO LES DIGO, EN MI SUEÑO : " SOY EL MAR INFINITO, Y TODAS LAS PALABRAS NO SON MÁS QUE GRANOS DE ARENA EN MI PLAYA."

Khalil Gibran

EL ELEFANTE ENCADENADO...


Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales.

También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.

Durante la función, la enrome bestia hacia despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas clavada a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra.

Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía 5 o 6 años yo todavía en la sabiduría de los grandes.

Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante.

Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia: -Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.

Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo.

La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía... Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE.

Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...

DESCONOZCO EL AUTOR

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir...


Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste.

El pobre tenía un problema: No sabía quién era.

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, "si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ves qué fácil es?". "No lo escuches", exigía el rosal, "es más sencillo tener rosas" y "¿Ves qué bellas son?".

Y el árbol desesperado intentaba todo lo que le sugerían y, como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó: "No te preocupes, tu problema no es tan grave. Es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: no dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas... sé tú mismo, conócete y, para lograrlo, escucha tu voz interior".

Y dicho esto, el búho desapareció.

"¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...?" , se preguntaba el árbol desesperado, cuando, de pronto, comprendió...

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:

"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble y tu destino es crecer grande y majestuoso, dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión: cúmplela."

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.

Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Yo me pregunto al ver a mi alrededor, ¿cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer? ¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas? ¿Cuántos, naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar...

"No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser. Démonos ese regalo a nosotros mismos y también a quienes queremos".

Autor desconocido

lunes, 8 de octubre de 2007

Cuento: El círculo de la alegria


Cuenta Bruno Ferrero que cierto día un campesino golpeó con fuerza la puerta de un convento. Cuando el hermano portero abrió, él le extendió un magnífico racimo de uvas.

-Querido hermano portero, estas son las más bonitas producidas por mi viñedo. Y vengo aquí para regalarlas.

-¡Gracias! Las llevaré inmediatamente al abad, que se alegrará con este ofrecimiento.

-¡No! Yo las he traído para ti.

-¿Para mí?-. El hermano se sonrojó porque consideraba que no merecía tan bello presente de la naturaleza.

-¡Sí! - insistió el campesino. - Porque siempre que golpeé esta puerta tú me abriste. Cuando necesité ayuda porque la sequía había destruido mi cosecha, tú me dabas todos los días un pedazo de pan y un vaso de vino. Yo quiero que este racimo de uvas te traiga un poco del amor del sol, de la belleza de la lluvia y del milagro de Dios, que lo hizo nacer tan hermoso.

El hermano portero colocó el racimo frente a él y pasó la mañana entera admirándolo: era realmente precioso y por eso resolvió entregar el regalo al Abad, que siempre lo había estimulado con palabras de sabiduría.

El Abad se puso muy contento con las uvas, pero se acordó de que había en el convento un hermano enfermo y pensó:

"Le daré el racimo. Quizá puede aportar alguna alegría a su vida".

Y así lo hizo. Pero las uvas no permanecieron mucho tiempo en la habitación del hermano enfermo, porque éste reflexionó:

"El hermano cocinero ha cuidado de mí durante tanto tiempo, alimentándome con lo mejor que tenía. Estoy seguro de que se alegrará con esto".

Cuando el hermano cocinero apareció a la hora del almuerzo, trayendo su comida, él le entregó las uvas.

-Son para ti- dijo el hermano enfermo. - Como siempre estás en contacto con los productos que la naturaleza nos ofrece, sabrás qué hacer con esta obra de Dios.

El hermano cocinero quedó deslumbrado con la belleza del racimo, e hizo que su ayudante observase la perfección de las uvas. Tan perfectas - pensó él - que nadie mejor que el hermano sacristán para apreciarlas; como él era el responsable de la custodia del Santísimo Sacramento, y muchos monasterios lo consideraban un hombre santo, sería capaz de valorar mejor aquella maravilla de la naturaleza.

El sacristán, a su vez, obsequió las uvas al novicio más joven, para que éste pudiera entender que la obra de Dios está en los menores detalles de la Creación. Cuando el novicio las recibió, su corazón se inundó de la Gloria del Señor, porque nunca había visto un racimo tan lindo. En ese momento se acordó de la primera vez que había llegado al monasterio y de la persona que le había abierto la puerta: había sido ese gesto el que le había permitido estar hoy en aquella comunidad de personas que sabían valorar los milagros.

Así, poco antes de caer la noche, llevó el racimo de uvas al hermano portero.

Come y aprovecha - le dijo. Porque pasas la mayor parte del tiempo aquí solo y estas uvas te harán muy feliz.

El hermano portero comprendió que aquel presente le había sido realmente destinado, saboreó cada una de las uvas de aquel racimo y durmió feliz.

De esta manera, quedó cerrado el círculo: el círculo de felicidad y alegría que siempre se extiende en torno a las personas generosas. Paulo Coelho

LA IMPORTANCIA DE DECIR “NO”... Maytte



“Un mono muy bondadoso abría su corazón a todos los animales. Era cordial,

amable y compasivo. Un día conoció a una tortuga macho. Tortuga y mono pasaban

horas conversando sobre temas muy diversos, compartían sobre filosofía, arte y

espiritualidad. Pasaban muchas horas juntos. Pero la tortuga estaba casada…

La tortuga hembra pidió explicaciones a su marido por pasar tantas horas fuera

de casa y este, le contó sobre su amigo el mono. Se sintió molesta, celosa e

ideo un plan perverso que puso en acción.

Una noche le dijo a su esposo: “He adquirido una rara enfermedad y el medico me

dijo que puedo morir si no me alimento con hígado de mono. Habla con ese

compasivo amigo tuyo, no dudara en darnos su hígado para que la esposa de su

amigo viva”. La tortuga fue hablar con su amigo y le mintió diciendo: Mono, mi

esposa quiere conocerte, ven a comer a nuestra casa.

Pero, la tortuga no pudo resistir su conciencia y le contó la verdadera

intención de despojarlo de su hígado.

El mono le dijo: Te compadezco amigo, tu mujer es perversa y eres un tonto al

vivir con ella. Hasta aquí llego nuestra amistad, mientras ella te manipule y no

aprendas a decir “NO” vive tu pesadilla y no vuelvas por aquí.”

Cuando hemos vivido gran parte de nuestra vida, consintiendo y complaciendo a

los demás… nos es más difícil cambiar de actitud y lograr que “ellos” estén de

acuerdo con nuestra transformación. Pero, si en verdad aprecian lo que hemos

hecho por ellos y nos quieren realmente, pronto comprenderán y aceptaran nuestra

necesidad de poner algunos limites, para salvaguardar nuestra autonomía,

identidad, estima y derecho a la libertad esencial.

Decir siempre que “SI” a lo que nos piden o quieren los demás, sobre todo a

nuestros seres queridos, pareciera que nos libera de tener que tomar decisiones

y nos gana en algunos casos cierta aprobación y compañía. Pero, pagando un costo

altísimo en perdida de independencia, estima, energía y balance emocional.

Todos sabemos decir la palabra “NO” pero, ¿Cuántas veces? después de analizar la

invitación o la petición que nos hicieron, decidimos que no aceptaremos y al

momento de expresarlo, nos escuchamos decir: “Esta bien, no te preocupes, lo

haré”, … para unos minutos después sentirnos frustrados y victimas del abuso de

la otra persona, que una vez mas ignora nuestro cansancio, los compromisos que

tenemos o nuestro derecho a usar libremente nuestro tiempo… Pero, ¿serán ellos

realmente los causantes de nuestro malestar?

Muchas veces, detrás de la incapacidad a decir “No”, se esconde una gran

inseguridad, temor a los conflictos, la búsqueda de aprobación y cariño, la

necesidad de ser aceptados en el grupo o una valoración de los demás por encima

de nosotros mismos.

En gran parte, este conflicto viene de la infancia, la falta de reconocimiento y

cariño, la competencia entre hermanos, el ejemplo de una madre complaciente o

sacrificada por otros, pudieran ser algunas de las causas de esta actitud

aprendida. De aquí, surge el empeño por caer bien, el miedo a no cumplir con

las expectativas de los demás, a no dar la talla, y la idea errónea de que sólo

sacrificando nuestras necesidades conseguiremos la valoración por parte de los

demás.

A muchas personas les cuesta reconocer sus propias necesidades y establecer

ciertos límites en relación con otros. Quedando en algunos casos, atrapados en

el afán de complacer y adaptarse a los demás, lo que los aleja de sí mismos,

dificulta sus relaciones sociales, y los deja más vulnerables al abuso.

Podemos cambiar esta actitud por otra que nos permita abrir y cerrar las puertas

de nuestra vida afectiva a voluntad.

HERRAMIENTAS PARA PODER DECIR “NO”

Se conciente de lo que haces. Aprende a no dejarte llevar por los demás a la

hora de tomar decisiones, entiende que tus puntos de vista y opiniones, son tan

valiosas como las de los demás. Atrévete a defender tus ideas y siéntete capaz

de poner límites a quienes pretenden abusar de ti. ¡El esfuerzo merece la pena!

Conócete a ti mismo.

Es importante hacerte algunas preguntas que puedan ayudarte a comprender porque

te cuesta tanto decir que “No”. ¿Qué es lo que más temo al dar una negativa?

¿Con qué personas o en que situaciones me resulta más difícil decirlo? Estoy

segura que al responderlas descubrirás algún recuerdo que te permita resolverlo

y superarlo.

Exprésate con claridad.

Al hacerlo, reconoce la necesidad y los sentimientos de la otra persona. Explica

la razón por la que das una negativa. No tienes que ser agresivo al momento de

expresarte, usa palabras amables pero se firme al mismo tiempo. Si es importante

para ti, ofrécele alternativas teniendo en cuenta su necesidad.

Vivir de apariencias... Maytte


"Seamos auténticos, aun con el riesgo de no gustar

o de no ser aprobados por los demás.

Conocer nuestras capacidades

y limitaciones nos permitirá aceptarnos"

'Había una vez un rey que no tenía hijos, pero deseaba tener un heredero que le sucediese en el trono. Un día puso un anuncio en el que invitaba a todos los jóvenes a llenar la solicitud para convertirse en hijo adoptivo de la familia real y en futuro heredero de la corona. El único requisito que debían cumplir los pretendientes era mostrar amor a Dios y al prójimo.

Un joven campesino vio el anuncio y pensó en que no tenía posibilidad de aplicar debido a los harapos que vestía. Entonces trabajó día y noche con el fin de tener el dinero suficiente para comprarse ropa nueva. Metido en su traje nuevo se dirigió al palacio, dispuesto a convertirse en el próximo heredero. En su camino se topó con un pobre mendigo que estaba titiritando de frío. El joven decidió darle su ropa y quedarse con sus viejos harapos, aunque esto significara perder su oportunidad frente al rey. Sin embargo, como ya había llegado allí, se acercó para echar un vistazo.

Al llegar al palacio, algunos cortesanos que esperaban en la entrada comenzaron a reírse de él, haciendo muestras de desprecio por su presencia. A pesar de la indumentaria lo hicieron pasar a ver al rey.

Nada más verlo, pensó que había algo que le resultaba muy familiar. No sabía lo que era, pero después de unos minutos se dio cuenta de que el rey llevaba la ropa que él le había regalado al viejo mendigo.

El rey bajo del trono y lo abrazó fuertemente diciéndole: '¡Bienvenido seas, hijo mío, tú serás mi heredero!"'.

Esta pequeña historia, me hace pensar que, a pesar de los trajes, las tarjetas de presentación, los títulos y todos los tesoros que hayamos guardado… el tiempo dejará al descubierto nuestros verdaderos valores, creencias, ideas y sentimientos. Es cierto que cuidar nuestra imagen es importante, pero ser auténticos y coherentes con quienes somos realmente, nos permitirá proyectar nuestra verdadera imagen hacia el mundo y los demás.

Hay personas que han usado tantos disfraces a lo largo de sus vidas, tratando de ganar la aprobación o el cariño de otros, que ya no pueden definir quiénes son en realidad.

¿Sabías que tenemos la responsabilidad y la posibilidad de hacer un inventario esencial de vida para poder conocernos y saber si queremos seguir actuando y viviendo como lo hemos hecho hasta ahora o si, por el contrario, queremos encontrar nuestro verdadero yo, cambiando el aspecto negativo para incorporar algunos hábitos y creencias mas positivas a nuestra vida?

Podemos descansar de la pesada armadura que usamos cada día para protegernos de los comentarios, las actitudes y las acciones negativas de otras personas; de la misma que vestimos para defendernos de cualquier peligro que suponemos se nos pueda presentar en el futuro, o la que cargamos para prevenir que nos vuelvan a traicionar, a abandonar o a maltratar como en el pasado. Tomemos la decisión de superar todo aquello que emocionalmente nos sigue afectando negativamente para ser, ¡por fin!, nosotros mismos.

Aprendamos a vivir el presente sin la carga del resentimiento por los recuerdos dolorosos y negativos, sin el temor por los comentarios pesimistas de otros frente al futuro.

Seamos auténticos, aun con el riesgo de no gustar o de no ser aprobados por los demás. Conocer nuestras capacidades y limitaciones nos permitirá aceptarnos y trabajar en nosotros mismos para fortalecer las primeras y superar las segundas; sólo así podremos sentirnos a gusto con nosotros mismos.

Para ser auténticos

Deja de Aparentar. Sé tu mismo, evita actuar o expresarte como lo hacen otras personas. Acéptate tal cual eres, encuentra tu propio estilo y siéntete confiado de mostrarte a los demás con naturalidad.

Sé el mismo en todo lugar. Hay personas que cambian su comportamiento de acuerdo a las situaciones o los lugares donde se encuentran. Procura actuar de la misma manera, impulsado por los mismos valores en todo momento.

Hazte mejor persona. Cambia aquellas cosas que no te gustan de ti. Mejora tu imagen cuidando un poco más de tu cuerpo y tu salud. Llena tu mente de pensamientos más positivos y optimistas. Recupera y alimenta el entusiasmo por la vida.

Amistad, Exprésala..!

Cierto día una maestra pidió a sus alumnos que pusieran los nombres de sus compañeros de clase en una hoja de papel, dejando un espacio entre nombres. Después les pidió que pensaran en la cosa más linda que pudieran decir de cada uno de sus compañeros y que lo escribieran debajo de su nombre.

Tomó el resto del período de la clase la tarea encomendada para poder terminar lo pedido. A medida que los alumnos dejaban el aula, entregaban a la maestra la hoja de papel.

Durante el fin de semana la maestra escribió el nombre de cada uno de sus alumnos en hojas separadas de papel y copió en ella todas las cosas lindas que cada uno de sus compañeros había escrito acerca de él.

El lunes ella entregó a cada alumno su lista. Casi inmediatamente toda la clase estaba sonriendo. "¿Es verdad?”, escuchó a alguien diciendo casi como en un susurro. "Yo nunca supe que podía significar algo para alguien”. "Yo no sabía que mis compañeros me querían tanto”, eran los comentarios.

Nadie volvió a mencionar aquellos papeles en clase. La maestra nunca supo si ellos comentaron su contenido con alguno de sus compañeros o con sus padres, pero eso no era lo importante. El ejercicio había cumplido su propósito. Los alumnos estaban felices consigo mismos y con sus compañeros.

Aquel grupo de alumnos siguió adelante y progresó. Varios años más tarde uno de los estudiantes fue muerto en Vietnam y la maestra asistió a su funeral. Ella nunca antes había visto a un soldado en su ataúd militar. Él se veía tan hermoso y tan maduro. La iglesia estaba llena con sus amigos. Uno a uno de aquellos que tanto lo apreciaban caminaron silenciosamente para darle una última mirada. La maestra fue la última en acercarse al ataúd. Mientras estaba allí, uno de los soldados que actuaba como guardia de honor se acercó a ella y le preguntó: "¿Era usted la profesora de matemáticas de Marcos?” Ella balbuceó: "Sí”. Entonces él dijo: "Marcos hablaba mucho acerca de usted”.

Después del funeral la mayoría de lo ex compañeros de Marcos fueron juntos a una merienda. Allí estaban también los padres de Marcos, obviamente deseando hablar con su profesora. "Queríamos mostrarle algo”, dijo el padre, sacando del bolsillo una billetera. "Lo encontraron en la ropa de Marcos cuando fue muerto. Pensamos que tal vez usted lo reconocería”, dijo.

Abriendo la billetera, sacó cuidadosamente dos pedazos de papel gastados que él había arreglado con cinta y que se veía que había sido abierto y cerrado muchas veces. La maestra se dio cuenta aún sin mirar mucho que era la hoja en la que ella había registrado todas las cosas lindas que los compañeros de Marcos habían escrito acerca de él.

"Gracias por haber hecho lo que hizo” dijo la madre de Marcos. "Como usted ve Marcos lo guardaba como un tesoro”.

Todos los ex compañeros de Marcos comenzaron a juntarse alrededor. Carlos sonrió y dijo tímidamente: "Yo todavía tengo mi lista. La tengo en el cajón de encima, de un armario que tengo en mi escritorio”. La esposa de Felipe dijo: "Felipe me pidió que pusiera el suyo en el álbum de casamiento”. "Yo tengo el mío también”, dijo Marilyn. "Está en mi diario”. Entonces Victoria, otra de sus compañeras, metió la mano en su cartera, sacó una billetera y mostró al grupo su gastada y arrugada lista. "Yo la llevo conmigo todo el tiempo” y sin siquiera pestañar dijo: "Yo creo que todos hemos conservado nuestras listas.

Fue entonces cuando la maestra se sentó y lloró. Lloró por Marcos y por todos sus compañeros que no lo volverían a ver.

La densidad de la población de nuestra sociedad es tan pesada que olvidamos que la vida va a terminar un día. Y no sabemos cuando será ese día.

Así que, por favor, dile a la gente que quieres que ellos son especiales e importantes… Si no lo haces habrás perdido una magnífica oportunidad de hacer algo realmente hermoso… Desconozco el autor...

Etapas... Paulo Coelho

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, O cerrando puertas, O cerrando capítulos.

Como quiera llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó con su trabajo?, ¿Se acabó la relación?, ¿Ya no vive más en esa casa?, ¿Debe irse de viaje?, ¿La amistad se acabó ?....

Puede pasarse mucho tiempo de su presente "revolcándose" en los porqués, en devolver el casette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.

El desgaste va a ser infinito porque en la vida, usted, yo, su amigo, sus hijos, sus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

No. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir ! Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar. Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.

El pasado ya pasó. No esperen que le devuelvan, no espere que le reconozcan, no espere que alguna vez se den cuenta de quién es usted. Suelte el resentimiento, el prender "su televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo.

La vida está para adelante, nunca para atrás. Porque si usted anda por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrá desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción. Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de "regresar" (a qué…? ), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron.. ¡Si puede enfrentarlos ya..¡ y ahora, hágalo..!, si no, déjelo ir, cierre capítulos.

Dígase a usted mismo que no, que no vuelve.

Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio. Usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver.

Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo. Ni usted será el mismo, ni el entorno al que regresa será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por usted mismo desprender lo que ya no está en su vida. Recuerde que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque: cuando usted vino a este mundo 'llegó' sin ese adhesivo, por lo tanto es "costumbre" vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el

adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr porque, le repito, nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad.

Pero .... cierre, clausure, limpie, tire, oxigene, despréndase, sacuda, suelte. Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.

¡Esa es la vida!

Paulo Coelho.

Cambio Y Renovaciòn... Paulo Coelho

Cuando llega el invierno, los árboles deben de suspirar de tristeza al ver como caen sus hojas.

Dicen: "Jamás volveremos a ser como antes".

Claro que no. De otro modo, ¿Cual sería el sentido de la renovación?. Las siguientes hojas tendrán su propia personalidad, pertenecen a un nuevo verano que se acerca. Vivir es cambiar, y las estaciones nos repiten esta lección todos los años. Si tenemos un poco de paciencia, la primavera siempre llega y olvidamos el invierno de nuestra desesperación.

Cambio y renovación son leyes de vida. Es bueno acostumbrarse a ellas, y no sufrir por cosas que solo existen para traernos alegrías.

Paulo Coelho.